Madrileño de nacimiento, padre de familia numerosa, licenciado en Derecho como título académico, miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y con una amplia experiencia en la gestión de los asuntos públicos. Se trata de Fernando Benzo Sainz, subsecretario de Educación, Cultura y Deportes desde diciembre de 2011. Hay que reconocer que al mundo taurino llegó como por sorpresa, cuando una mañana se levantó y en el BOE estaba la orden ministerial ECD/841/2012, por la que pasaba a ser responsable de las competencias taurinas, que hasta entonces se ubicaban en la Secretaría de Estado de Cultura.
Y llegó sin formar ruido. No puede decirse, con la frase popular, que lo hiciera “como quien oye llover”; pero desde luego sí lo hizo sin hacer ruido. Luego poco a poco, con paciencia y dispuesto a escuchar a todo el mundo, se fue haciendo con las riendas del asunto, hasta convertirse en un interlocutor aceptado por todas las partes. Basta hablar con él para advertir que se ha enterado de la copla más de lo que alguno se cree, porque en la cabeza tiene un retrato atinado de ese variopinto quién es quién de este planeta.
Así, en un escaso año se ha convertido en uno de los impulsores de la nueva Ley sobre la Tauromaquia que ya ha visto la luz. Como se espera de un buen Subsecretario, lo suyo ha sido más que nada el silencio de la cocina en la que se prepara todo, aunque luego no sea tan partidario de convertirse en el protagonista. Hay que reconocer que ha cocinado con buen tino el texto de la nueva ley, haciendo todos los encajes de bolillos necesarios, los mismos que ahora deberá realizar para terminar de dar forma a un Plan Nacional de Tauromaquia, que nace con vocación de ser compartido, en su gestación y en su puesta en práctica.
Y todo ello con un detalle nada marginal: no ha necesitado pasearse de burladero en burladero por las plazas de toros. Lo suyo vive entre las cuatro paredes de un despacho, luminoso pero nada ostentoso, por el que ha pasado medio mundo del toreo. Y en ese marco vino al mundo esta entrevista.
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“Hay que felicitar muy sinceramente a los promotores de la iniciativa y a todos cuantos la han hecho posible con su apoyo” |
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“No ha habido cambios sustanciales”
–En la primera semana de noviembre, dentro del calendario previsto, acaba de quedar aprobada definitivamente la nueva ley sobre la Tauromaquia. ¿Qué balance general hace de todo el proceso vivido desde la validación de la ILP a hoy?
–Yo creo que ha sido un hito en un doble sentido. En primer lugar, porque es la primera vez en la historia de la democracia que prospera una iniciativa legislativa popular en el ámbito cultural. Y, en segundo lugar, porque se ha conseguido un respaldo parlamentario a la Tauromaquia sin precedentes. Por todo ello, hay que felicitar muy sinceramente a los promotores de la iniciativa y a todos cuantos la han hecho posible con su apoyo.
–Supongo que es conscientes de la crítica que desde la Oposición se ha hecho a los cambios sustanciales que la ILP ha incorporado en todo este proceso. ¿Era indispensable modificar el texto original?, ¿qué ventajas entiende que incorpora al nuevo texto?
–No ha habido tales cambios sustanciales. Fundamentalmente, se ha tratado más de llevar a cabo una serie de ajustes jurídicos que garantizasen la constitucionalidad de la norma y su encaje en el reparto constitucional de competencias entre Estado y Comunidades Autónomas. Pero también ha habido algunos cambios de fondo que han querido, precisamente, potenciar su contenido, como concretar la obligación para el Gobierno de elaborar un Plan Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia o reforzar la naturaleza de la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos, otorgándole un mayor contenido decisorio y ejecutivo. En todo caso, el espíritu y el objetivo de la iniciativa no se ha visto alterado en absoluto sino todo lo contrario.
La armonización de las normas taurinas
–En sus comparecencias tanto en el Congreso como el Senado, se ha referido a esta Ley como un primer paso de futuros cambios legislativos. ¿Puede avanzar por donde irán esas nuevas disposiciones?, ¿podrían alcanzar incluso al actual Reglamento Taurino?
–En este momento, la prioridad inmediata es cerrar los trabajos del Plan Nacional, que queremos presentar antes de final de año. Dentro del mismo, se contemplarán medidas de carácter normativo, que desarrollaremos en la medida en que las competencias autonómicas y estatales nos lo permitan.
–En este mismo tema del Reglamento, ¿considera posible que se produzca un proceso de armonización entre el Reglamento nacional y los distintos que rigen en algunas Comunidades Autónomas?
–Eso sería, precisamente, lo deseable. No se trata de que haya legislación estatal y autonómica que vayan cada una en direcciones diferentes sino de avanzar en una misma dirección. Hay muchas cuestiones que, en beneficio de los profesionales y del sector en su conjunto, deberíamos tratar de armonizar. Todo lo que sea cooperación entre Estado y Comunidades Autónomas y simplificación normativa redundará siempre en beneficio del sector. Y creo que, para ello, existe una magnífica predisposición por parte tanto de la Administración General del Estado como de muchas Comunidades Autónomas con las que estamos trabajando mano a mano en el proceso de elaboración del Plan.
La compatibilidad de los niveles competenciales
–Volviendo a las reacciones de otros grupos parlamentarios, tanto Ud. como el Grupo parlamentario popular han defendido la compatibilidad de la convivencia competencial entre el Estado y las Comunidades Autónomas en esta materia. ¿En qué fundamenta esta ausencia de problema o de confrontación en materia taurina entre Administraciones?
–Si entendemos que la Tauromaquia es Cultura y que el Estado tiene la competencia concurrente con las Comunidades Autónomas para adoptar medidas en defensa del derecho de acceso de los ciudadanos a la cultura y en materia de promoción y protección de la misma, hay un campo competencial perfectamente reconocible al Estado en la protección de ese patrimonio cultural común a todos los españoles, sin perjuicio de las competencias de las Comunidades Autónomas.
En todo caso, para entender los diferentes niveles competenciales, es necesario distinguir tres grandes tipos de materias: en primer lugar, aquellas sobre las que en la futura normativa taurina estatal podrían y deberían regularse en principio como normativa básica del Estado (incluyendo las medidas de fomento y protección del núcleo esencial de lo que se puede denominar como “lex artis” o reglas tradicionales de cómo se desarrolla la corrida, que es lo que hace que sea identificable como el patrimonio cultural y la tradición que es, y no otra cosa); en segundo lugar, las materias que son de mera regulación de aquella parte de la tauromaquia que constituye el espectáculo en sí (pero no el núcleo esencial del que acabo de hablar), es decir, las normas comunes sobre espectáculos públicos (aplicables por igual a la organización de una corrida de toros, de un concierto o de un evento deportivo) cuyas competencias y regulación, salvo en el caso de Ceuta y Melilla, corresponden a las Comunidades Autónomas y no al Estado, y en tercer y último lugar, el resto de preceptos distintos a los anteriores, que en este caso son de aplicación directa en Ceuta y Melilla y también en aquellas comunidades autónomas que no hayan entrado en su regulación y se remitan a la normativa estatal.
Por tanto, entiendo que desde un punto de vista jurídico hay claridad de ideas, voluntad de respeto al ámbito competencial de las distintas Administraciones y una disposición clara a cooperar.
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“Queremos que la Comisión Taurina sea el instrumento esencial donde los representantes del sector y las Administraciones tomemos conjuntamente decisiones” |
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El futuro de la Comisión Taurina
–Uno de los punto capitales de la nueva Ley pasa por la reforma de la actual Comisión Consultiva. ¿Tienen ya fecha para su reforma?, ¿puede adelantarnos en qué consistirá?
–La Comisión Consultiva ha estado demasiados años sin reunirse. Y ello, al margen del desinterés de algunos políticos por reunirla, se debe también a dos razones fundamentales: su compleja composición, con un número excesivo de miembros, y ese carácter meramente consultivo que le resta efectividad como instrumento de impulso y diseño de políticas taurinas. Nosotros queremos simplificar su composición y otorgarle mayores funciones decisorias y ejecutivas. Queremos que sea el instrumento esencial donde los representantes del sector y las Administraciones tomemos conjuntamente decisiones sobre cómo y hacia dónde queremos que vaya la Tauromaquia. Ya hemos creado una Comisión Ejecutiva de la Comisión Consultiva que nos permite ser más ágiles en la toma de algunas decisiones. Pero eso no es más que un paso previo a la reforma de la propia Comisión, que estará concluída el próximo año.
–Siguiendo con la Comisión Consultiva. La reforma legal va a permitir que tenga algunas facultades ejecutivas, además de las consultivas, sin embargo no sabemos con una cierta exactitud en qué consistirán esas facultades ejecutivas. ¿Cuál es el proyecto que manejan al respecto?
–Estamos estudiando opciones en el marco de los grupos de trabajo que están elaborando el Plan Nacional. Aún es pronto para presentarlas. Pero, en todo caso, como digo, el objetivo es involucrar más y dar más protagonismo y capacidad de decisión a los representantes del sector. Si queremos que todo lo que estamos poniendo en marcha se transforme en realidades positivas, va a ser necesario el compromiso y la involucración de todos. Lo que no cabe es pensar que la Administración, ya sea estatal o autonómica, puede por sí sola solucionar todas las cuestiones que rodean al mundo del toro. Para ello, es necesario también que se involucren todos aquellos que forman parte de él.
–¿Esta reforma implica que la nueva Comisión tendrá un primer ejecutivo al frente de sus actividades?
–La Comisión seguirá estando presidida por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte. Y el Subsecretario es quien preside la Comisión Ejecutiva.
Ahora, a por el Plan
–Aprobada la Ley, ¿podría adelantarnos cuales serán los pasos inmediatos de la Administración del Estado en materia de Tauromaquia?
–Como digo, en Diciembre presentaremos el Plan Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia a la Comisión Nacional. Es un paso, a nuestro juicio, trascendental. Nunca antes ha existido una iniciativa semejante por parte de la Administración. Y, a partir de ahí, iniciaremos el impulso de todas las medidas contenidas en el mismo.
–Viene haciendo gran énfasis en el Plan Nacional de fomento y protección, que ya fue anunciado desde su primera comparecencia parlamentaria por el Ministro. ¿Puede avanzar cuáles son las líneas maestras que definirán a ese Plan?
–Hemos trabajado en cinco líneas fundamentales: modificaciones normativas, regulación de Escuelas Taurinas, comunicación, economía de la Tauromaquia y recomendaciones de mejora de pliegos contractuales para la gestión de plazas públicas. De cada uno de estos pilares han surgido una serie de medidas concretas. En algunos casos, son medidas que deberá llevar a cabo la Administración. En otros, será del propio sector de quien dependerá que se conviertan o no en una realidad. Básicamente, el objetivo que inspira todo es modernizar y actualizar la legislación y ofrecer instrumentos que garanticen el futuro de la Tauromaquia. Nos gustaría que el Plan fuese el principio del futuro de la Tauromaquia.
–Si no hemos entendido mal de sus comparecencias parlamentarias puede deducirse que la materialización de este Plan Nacional debiera pasar por lo que podría definirse como la colaboración público-privada; en otras palabras, por una implicación directa de los sectores taurinos. ¿Será así?, ¿en qué términos espera esta colaboración?
–Mire, el Plan se ha hecho, como digo, estructurando los trabajos en cinco grupos. Y en ellos ha estado presente todo el sector: matadores, subalternos, ganaderos, empresarios, periodistas, presidentes de Plazas… en fin, todos y cada uno de los actores del sector. Ése es su mayor valor: que es un trabajo de todos, no un Plan diseñado sólo por las Administraciones. Y lo mismo hará falta para transformar en realidad las medidas que en él propongamos. Si no se involucra por igual lo público y lo privado, no lograremos los frutos esperados. Hay que superar la inercia de creer que uno sólo tiene que sentarse y esperar que los responsables políticos arreglen las cosas. Lo que se necesita es una suma de esfuerzos y una involucración por igual de lo público y lo privado.
–En los últimos meses, cinco Grupos de trabajado han venido estudiando distintas parcelas de las actuales urgencias taurinas, precisamente de cara a ese Plan. ¿Podríamos conocer las principales conclusiones a las que han llegado cada uno de esos Grupos, que ahora se estudian en la Comisión Consultiva?
–Como ya digo, el Plan incluye medidas normativas, económicas, de comunicación… Pero prefiero no anticipar sus conclusiones por respeto a la Comisión Consultiva, que es donde nos corresponde presentarlo en primer lugar.
–Un detalle. Dentro de lo que son las posibilidades de actuar la Administración del Estado, ¿qué rango o qué naturaleza administrativa tendrá este Plan?, ¿será puramente orientativo o conllevará algún tipo de compromiso para su puesta en práctica?, ¿quién se responsabilizará de su desarrollo práctico, de su día a día?
–El Plan, como tal, no es una norma y, por tanto, no requiere un instrumento normativo. En principio, quedaría asumido por la Administración una vez se presente en la Comisión Nacional. Pero estamos valorando la posibilidad de convertirlo en un Acuerdo del Consejo de Ministros, para reforzar formalmente nuestro compromiso.
Colaboración público-privada
–A la vista de la experiencia, ¿ve viable alcanzar la colaboración con las Comunidades Autónomas?, ¿qué ambiente a este respecto ha podido detectar?
–El espíritu de colaboración de buena parte de las Comunidades Autónomas es total. En la Comisión Ejecutiva están presentes Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Valencia y Madrid, además de la Federación Española de Municipios y Provincias. Todos ellos son tan protagonistas de lo que estamos haciendo como la Administración del Estado. Aquí no queremos protagonistas de primera y de segunda. Al revés. Lo que queremos es sumar esfuerzos.
–Y en esa misma línea, ¿los sectores taurinos le han manifestado su decisión y su voluntad de implicarse realmente en el desarrollo del Plan?
–Le digo lo mismo. Todo el sector forma parte de nuestros trabajos. Hay ganas de hacer cosas y eso es lo más importante. Pero el trabajo y el compromiso de todos no termina sino que empieza con la presentación del Plan.
–En el fondo, la Comisión Angulo ha venido a ser como la prehistoria de todo lo que ahora se desarrolla. ¿Se han atendido las recomendaciones que en su Informe se hacían?, ¿podría detallar cuales?
–La Comisión Angulo hizo un trabajo excelente. Por supuesto, hemos tomado en consideración sus trabajos. Quizás, la única diferencia sea que, una vez traducidas algunas reflexiones en medidas, a nosotros nos toca ser más pragmáticos y posibilistas. Queremos fijarnos objetivos que tengamos la posibilidad de cumplir. Eso no significa no ser ambiciosos sino combinar ambición y realismo.
–Un último detalle. ¿El Plan Nacional tiene una fecha de comienzo y desarrollo? Por decirlo de otra forma: ¿se trata de un Plan de carácter anual que en sucesivos Ejercicios dará paso a otros nuevos Planes?
–Las diferentes medidas del Plan tienen diferentes plazos de ejecución. Cada medida incluida en el Plan tendrá fijado un plazo y el principal responsable de su ejecución, ya sea una Administración pública o responsables privados. Todo ello estará expresamente fijado.
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