La Unión de Toreros ha celebrado este jueves en Madrid una Asamblea General, para estudiar entre otros puntos el tratamiento que debe darse a los derechos de imagen de los toreros, sin que finalmente se alcanzara ningún tipo de acuerdo en firme.
Como informó un portavoz de los reunidos la gestión de los derechos de imagen "es una opción que está estudiándose, de hecho un representante de una empresa estuvo presente en la reunión, pero nadie ha firmado nada al respecto y, en estos momentos, los derechos de imagen de los toreros no se han transferido a nadie".
Que se tenga constancia, a la reunión han asistido José María Manzanares –presidente de la Unión–, El Juli, El Cid, Miguel A. Perera, Alberto Aguilar, Juan Diego, Angel Gómez Escorial, El Fandi, David Mora, Fernando Robleño, Alberto Aguilar, Sergio Aguilar, Sergio Marín, Frascuelo, Miguel Ángel Sánchez, Juan Andrés González, Diego Urdiales y Alberto López Simón. También estuvo presente el l abogado de la Unión, Iñigo Fraile, así como el también abogado Joaquín Moeckel, que habitualmente lleva temas jurídicos de distintos toreros. En la reunión se encontraba, asimismo, el periodista del diario “El Mundo” Rubén Amón, que suele llevar los temas de comunicación del denominado G-10.
En esta reunión ha intervenido el representante de la empresa All Sports Management, como expertos, entre otras materias, en la gestión de derechos de imagen.
No hay ningún compromiso
Desmintiendo las primeras versiones que circularon por los medios, la Unión mediante un comunicado ha puntualizado que en el curso de la Asamblea no se ha alcanzado ningún acuerdo en materia de los derechos de imagen, aunque el tema si se abordó y los presentes pudieron conocer las opiniones de los expertos de la empresa ASM. El comunicado dice textualmente:
"En relación a la información aparecida en algún medio de comunicación referente al contenido de la Asamblea de la Unión de Toreros celebrada en la mañana de hoy, entendemos necesario realizar las siguientes aclaraciones:
PRIMERA.- La Asamblea celebrada esta mañana era de carácter ordinario, y en ella se ha tratado el asunto de la televisión, entre otras muchas cuestiones. por ejemplo, la respuesta al reciente planteamiento en materia de honorarios realizado por las principales plazas francesas.
SEGUNDA.- En cuestión referente a derechos de imagen, no es cierto que los toreros hayan cedido sus derechos de imagen a la Unión, ni que por ésta se haya contratado en tal sentido por empresa alguna. Sí es cierto que se ha recibido a una empresa especializada en el sector audiovisual, de marketing y publicidad, pero en modo alguno se han suscrito los acuerdos a que hacen referencia las informaciones publicadas".
Dudas sobe la representatividad de la Asamblea
Hasta aquí los datos conocidos. Y lo primero que llama la atención es la escasa asistencia de toreros a la Asamblea; en concreto del activo grupo del G-10 tan sólo asistieron 4. Pero son muchos más los nombres conocidos que no figuran en la relación de asistentes. Con todo, sería necesario contar con los datos de afiliación –dato que no conocemos– para poder evaluar el grado de representatividad de esta Asamblea.
El dato de la representatividad resulta de especial importancia. Desde luego lo es para comprobar en la práctica el grado de integración profesional que se da entre los toreros. Pero, sobre todo, porque la materia central de la reunión es de una gran importancia y complejidad, por lo que, si se quiere efectivo, no puede decidirse por una minoría.
Un acuerdo de difícil consecución
Como se sabe, desde que hace unos días el cronista Zabala de la Serna, en su pagina web, destapó las gestiones que el abogado del “G-10” cerca de la sociedad titular en la actualidad de Canal + Toros, el tema de los derechos de imagen había saltado a la palestra de la actualidad.
Resumiendo la documentación que en su momento aportó taurologia.com, se trata de un derecho fundamental, que como tal compete ejercer a cada persona con carácter individual. Está prevista la cesión de su gestión económica a terceros, pero siempre a título individual.
En ocasiones se ha tratado de asemejar el caso de los toreros al de los deportistas. Sin embargo, esta traslación induce al error porque se trata de situaciones muy diferenciadas.
Un futbolista, por ejemplo, cede su imagen, mediante contrato, a su club, para que sea luego utilizada por la entidad deportiva. Sin embargo, se reserva la gestión patrimonial de su imagen para otros usos diferentes de la competición deportiva. Pero es que, además, el deportista hasta en su propio vestuario es sujeto de publicidad pasiva y/o de patrocinio, actividad que incide directamente en sus derechos de imagen. En consecuencia, en lo que se refiere a la gestión de su imagen estrictamente deportiva es el club quien negocia los derechos de imagen de la globalidad de la entidad con las televisiones.
Pero obsérvese que cuando un deportista cede parte de sus derechos de imagen aun club, lo hace mediante contrato mercantil, en el que se estipulan las condiciones de distinto orden que regirán en esta relación. No es la asociación profesional la que colectivamente cede derechos: se trata de un acto individual, en el que además no todos perciben ni las mismas cantidades ni adquieren las mismas obligaciones.
En cambio, el torero es un profesional sustantivamente individual, que cuanto se refiere a su gestión profesional la realiza no sólo con cada empresa, sino además cada tarde para la que es contratado. Eran las empresas las que luego negociaban con las televisiones, destinando parte de esos ingresos a retribuir a todos los profesionales que intervienen en el espectáculo. De hecho, como ocurre en el caso de José Tomás, el torero no tiene opción a decidir acerca de si la corrida se televisa; su única vía es no contratarse para dicha corrida.
Tampoco se ha contemplado hasta ahora la cesión de los derechos de imagen en el caso de las redifusiones de espectáculos, que en su día se difundieron en directo. Sin embargo, de acuerdo con la normativa que rige con carácter general, al igual que un cantante o un actor de cine, al torero también le asiste el derecho de percibir una remuneración cada vez que esa filmación sea redifundida, tanto por el medio que la grabó originalmente, como por otro que adquiera los derechos.
Por otro lado, en el ámbito deportivo el organizador/empresario es el responsable de la gestión global de los acuerdos de televisión, una vez que tiene la aquiescencia de los participantes. Por entendernos, es la Liga profesional de Futbol la que acuerda o desacuerda con las cadenas, liquidando luego a cada club según las formulas establecidas internamente.
Esta opción difícilmente es trasladable a la actividad taurina, salvo que se siga un proceso tan extremadamente complejo que casi lo haga inviable. Con independencia de que a Messi o a Cristiano Ronaldo le guste o no le guste, en el futbol resulta inevitable que el Barcelona y el R. Madrid se enfrenten dos veces en cada Liga; en cambio, la presencia de un torero en una feria por más tradicional que sea ni es obligatoria, ni siquiera resulta predecible: dependerá del acuerdo de las partes. Por tanto, tanto el empresario como el torero deben negociar corrida a corrida y entre las materias a pactar figuran los derechos de imagen.
En todo caso, el caso del deporte podría ser trasladable a la relación de un matador con los integrantes de su cuadrilla y equipo de colaboradores, con los que media una fórmula de contratación laboral.
Con estos antecedentes se entiende que la Asamblea no haya querido entrar a adoptar acuerdos que iban a ser de imposible aplicación.
Nota al margen
Si la empresa especializada en cuestión tiene como denominación exacta la de All Sports Management –con ASM hay varias sociedades registradas— se trata de una empresa radicada en Mónaco [según su pagina web en la dirección postal: 11 avenue Saint Michel], dedicada especialmente al patrocinio y la organización de eventos deportivos relacionados con el motor. Tiene como manager general a Daniel Elena, conocido en el mundo deportivo por los títulos obtenidos en el mundo de los rallys, y su coordinador es Nicolas Klinger, también procedente del mundo del motor.
0 comentarios