Valencia. Quinta del abono de Fallas. Rozando la media plaza. Toros de Fuente Ymbro, correctos de presentación aunque de desiguales hechuras, con mucha movilidad pero de poco juego para el torero; el 6º, protestado por su escaso trapío, fue el único de mejor juego. Juan Bautista (de marino y oro), silencio tras un aviso y silencio, Daniel Luque (de azul tornasol y oro), ovación y silencio. José Garrido (de verde botella y oro), silencio tras un aviso) y un oreja tras un aviso.
Ni se sabe cuantos físicos, sobre todo amateurs, han intentado descubrir el misterio del movimiento continuo. Incluso algunos, más osados, llegaron a anunciar su invento. Todos intentos fallidos a día de hoy. Pues mire usted por donde don Ricardo Gallardo descubrió en Valencia en poco más de dos horas los toros del movimiento continuo. A los seis de su hierro todo se les fue movilidad permanente; pero para el Arte del toreo, tan inútiles como aquellos inventos.
Ya la cosa comenzó muy trabajosa. El que atendía por “Jurista” fue capaz de escaparse de la jaula y bajarse del camión a la carretera, hasta que lo devolvieron a la dehesa. De los que más tranquilamente hicieron todo el viaje desde las tierras gaditanas, tres no pasaron el fielato veterinario. Hubo que traer otros tres más, para completar el lote. Tanta trabajera para tan poco resultado. Ni una embestida entregada, ni un galope de bravo, todo fueron carreras con las caras por las nubes y sin clase alguna. Apuntó cosas nobles el 1º, pero solo apuntó; tuvo clase el 6º, aunque claudicara de vez en cuando.
Con semejante material se hacía imposible soñar con la trilogía del parar, mandar y templar que vertebra este Arte en las tardes gloriosas. Hubo, eso sí, buena técnica en los tres espadas para resolver cada problema. Pero la técnica, que se sepa, no emociona, Por eso la tarde fue tan cuesta abajo.
Sin embargo en esta lotería de los ruedos no todo queda en el premio gordo; también le puede alcanzar a uno la padrea. En esta ocasión, vino con el protestado fuenteymbro que cerró plaza. Sin ser como para tirar cohetes, si tomaba los engaños con mayor calidad y largura, incluso con presteza. Lo entendió desde el primer momento José Garrido, que a base de darle distancias y aprovechar la inercia del viaje, construyó una faena muy estimable. Un trasteo que fue continuadamente a más, hasta culminar con tres series sobre la mano izquierda que tuvieron muchísima usía. Magnífico el momento que atraviesa el torero extremeño, como ya había dejado apuntado con su desclasado y corretón primero.
Juan Bautista trató de exprimir la distraída nobleza que llevaba dentro el que abrió la tarde, un toro con muchas desigualdades en su comportamiento, que impedían redondear una actuación. Volvió a mostrarse técnicamente solvente con el 4º.
En Valencia no pudo verse la senda recuperación que viene recorriendo Daniel Luque. Una pena, ahora que vuelve al circuito de las grandes ferias. Sobrado de capacidad, lo que los de Fuente Ymbro no admitían era el toreo largo y por abajo, que es en lo que ahora anda metido el torero de Gerena. Por eso todos sus esfuerzos rindieron tan poco rédito.
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