SEVILLA. Novena de feria. Menos de dos tercios de plaza. Cuatro toros de Jandilla y dos con el hierro de Vegahermosa (2º y 4º), de correcta presentación, con tres toros de mejor nota y otros tanto que bajaron. Juan José Padilla (de marino y oro, con cabos negros), vuelta al ruedo y vuelta al ruedo. David Fandila “El Fandi (de marino y oro), silencio y vuelta al ruedo. Manuel Escribano (de azul Bilbao y oro), silencio y silencio.
Casi desde que llegó al toreo, allá por 1998, a David Fandila “El Fandi” se le etiquetó con el sambenito del “baja mucho con la muleta”. Y así continua en nuestros días, casi 20 años después. En función de tal conceptuaci
Con las condiciones que hoy ha demostrado en Sevilla, casi se llega a la conclusión de que a este torero le ha hecho mucho daño, profesional que no económico, su inclusión en el cartel de los mediáticos, por más que le resultara apetecible para liderar los escalafones. Pero tampoco ese sumar por sumar conduce a nada con fundamento.
Pero se va avanzado. Se comenzó con el elogio a sus segundos tercios, con esa mezcla entre torería y condición atlética. Se pasó luego al buen manejo del capote, que lo tiene desde hace años. Ahora poco a poco se abren paso sus valores muleta en mano. Habrá tenido sus razones, por ejemplo: que la espada cayó baja al realizar la suerte de recibir –probablemente, al volapié no habría ocurrido–, pero que la Presidenta de esta tarde en Sevilla le negara la oreja del 5º, resulta un contratiempo para confirmar estos valores de “El Fandi”. Pero la espada….
Con todo, y a costa de una cornada, la Maestranza ha podido ver una nueva versión de “El Fandi”. Lo lanceó al 5º con formas excelentes y se lució luego en el quite. Cuajó el mejor tercio de banderillas, en una tarde abundantísima en carreras y palitroques de variado pelaje. Y su faena de muleta tuvo clase y profundidad. Series muy despaciosas, de mano bajo y templada, toreando siempre hacia detrás de la cadera, ligando los muletazos y airoso en los remates. De las faenas más sólidas en lo que va de feria.
También la corrida que envió Borja Domecq ha elevado el nivel ganadero de esta feria, tan ramplón como viene siendo hasta la fecha, victorinos excluidos. Hubo tres toros a tener en cuenta. El principal, el 5º; un gran toro aunque en el trance final de la faena se viniera algo a menos. Pese a sus peplas, muy a tener en cuenta el 4º, éste con el hierro de Vegahermosa, que tuvo mucha clase, sobre todo cuando se le toreaba en los medios. Y se podía sacar partido, con la limitación de su menor empuje, al que abrió plaza. Bajaron mucho de nivel los tres restantes: sin clase alguna el que hizo 2º, muy engañoso el 3º y sin el empuje necesario el que cerró la tarde. 3 de 6. Para como va la feria casi un record.
A lo mejor muy presionado por la Puerta del Príncipe de la pasada feria, Juan José Padilla quiso intentarlo todo, pero el que mucho abarca…. Sus momento con mayor fuste nacieron con el buen 4º, un toro que exigía una mano suave y toda ausencia de tirones. Cuando mediada la faena le bajó la mano y suavizó los toques, las cosas tomaron un mayor vuelo. A este toro lo había recibido con cinco largas de rodilla, rematadas con una media igualmente rodilla en tierra. Y calentó la plaza, en el tercio, no el toriles. Lo mató con facilidad y se pidió con insistencia la oreja, que no le fue concedida. Frente al que abrió plaza, que en la muleta acabó humillando, cumplió adecuadamente, a satisfacción de su público.
Es cierto que ninguno de los buenos cayó en su lote, pero Manuel Escribano ha pasado por esta feria por debajo de las expectativas que creó con “Cobradiezmos”. Y tampoco es eso: aquello fue un caso excepcional que no debiera servir de baremo. El de Gerena no se ha quedado con nada dentro, ha sacado a pasear todo lo que sabe y puede hacer, con firmeza y sin desmayos.
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