Entradas low cost, para carteles first class

por | 4 Sep 2012 | La opinión

En las últimas semanas asistimos al boom a las entradas de bajo coste para la juventud. Por 18 euros los menores de 25 años pueden adquirir una buena entrada para un cartel de figuras y en Albacete por  48 euros importantes colectivos sociales –no sólo la juventud–  consiguen un abono completo para la feria.

La primera experiencia se vivió en Huelva, a iniciativa de “El Juli”, que se hacía cargo del 50% del importe de las entradas adquiridas por jóvenes. Luego le han seguido otras figuras. Y últimamente se suman algunas empresas. Sólo en la última experiencia en San Sebastián de los Reyes con esta fórmula se vendieron del orden de 300 localidades.

El objetivo, plausible él, es facilitar que los jóvenes puedan ir a los toros a precios asequibles a su economía. Y como tal, bueno será que se prolongue e incluso amplíen estas ofertas.

[Un inciso marginal. Dado que hablamos de acercar a la juventud, ¿qué gravísimo inconveniente hay para no dejar que los  jóvenes se echen al ruedo para sacar a hombros al triunfador? Hay que ver que son tristes  esas salidas solitarias a hombros de los “capitalistas”; dan ganas de decirle al torero que no haga el ridículo y salga por su pie. Pues nada, siempre hay un guardia o un empleado celosísimo de no se sabe qué ley o qué mandato. Sin embargo, ese echarse al ruedo también es acercarles a la Fiesta.]

Pero por más que sea digno de alabar que, con cargo a sus dineros, sean los toreros los que se ofrezcan a facilitar este acercamiento, no se puede pensar que los problemas están resueltos. El elevado precio de las localidades constituye hoy el escollo principal con el que se tropieza para llenar una plaza de toros. Con jóvenes y con menos jóvenes.

Resulta evidente que a 70 euros un tendido de sombra, se establece una barrera insalvable para muchos, para demasiados. Ahí están los abonos no renovados en Madrid o Sevilla, sin ir más lejos, con lo cotizados que estaban hace tan sólo un año.

Pero al margen del interés objetivo que tiene poner al alcance de la gente joven los toros como alternativa de ocio y/o afición, una lectura dura de este fenómeno no estaría lejos de afirmar que la fórmula actual de las entradas low cost no arreglan los problemas, sino que constituyen un parche circunstancial: mejor pequeños ingresos en taquilla, que mucho cemento al aire, dirá el empresario, sobre todo cuando la diferencia corre por cuenta del torero.

Lo que se está haciendo en la práctica es reducir costes: el torero abarata a su coste el precio de las entradas y el empresario es dinero de menos que tiene que pagarle en cumplimiento del contrato. Si es así, por qué no plantearse en serio que los número hay que modificarlos, que esta vaca no da tanta leche como en otros tiempos.

En el fondo se está reconociendo por esta vía que la economía de la Fiesta, de cada uno de sus espectáculos, anda anquilosada en un pasado que ya no volverá. O lo que es lo mismo: Se está reconociendo que hay que entrar a fondo en la modificación de los costes y de los ingresos con los que se haga frente a ellos.

Hasta ahora el único que en este tema ha hablado claro y por derecho ha sido Pablo Chopera, sin que haya tenido seguidores. Es más: da toda la impresión que la solución que maneja una mayoría de promotores se basa casi exclusivamente en reducir su oferta de festejos: donde daba 5 corridas de toros ahora las deja en 3, con el sano propósito de alcanzar igual recaudación, pero prescindiendo de los costes de dos espectáculos. No sé por qué, pero me parece una solución demasiado bonita para ser cierta.

Aquí la cuestión de fondo no deja de ser otra que las bases irreales en la que se fundamenta hoy la Fiesta. No hace mucho un torero, figurón además en su momento, hacía una observación llena de realismo: los nietos de las figuras de hace más de 50 años han alcanzado a disfrutar de la fortuna que ganaran su abuelos en los ruedos; hoy en día, como mucho les quedan cuatro recuerdos, si es que no heredan además deudas. Y eso tratándose de figuras, nada digamos de quienes se mueven en un circuito menor.

Pero otro tanto cabe decir de los ganaderos. El criador de los años 30, además de no tener tantísimos controles y tramites administrativos –que a la postre valen un dinero–, se basaba en las habas y en el pienso común del campo. Y además, completaban una oferta limitada. Tan limitada que por eso a finales de temporada se daban tantos festejos de “limpieza de corrales”, porque ya en el campo no encontraban los toros de necesarios.

Y todo esto, como otros ejemplos similares que podrían ponerse, no se arregla con las entradas low cost. Exige de más imaginación y más esfuerzo –sacrificios, también– por parte de todos los que participan en la Fiesta.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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