Enrique Ponce, un año de excelencia

por | 26 Oct 2016 | Reportajes

Festejos: 43      
Orejas: 74
Rabos: 9

 

Si dejamos al margen su forzada polémica con José Tomás como referente –una anecdótica e impropia nube de verano–, la temporada de Enrique Ponce debe reconocerse que durante 2016 ha rayado en la excelencia, culminada con una faena grandiosa en Zaragoza, que se recordará por mucho tiempo.  Pero antes se le había visto soberbio en Salamanca, Logroño, Bilbao, Santander, Toledo, Madrid, Sevilla…, y todo ello sin contar Istres (Francia) con los seis toros, la tarde del smoking.

Ha sido su temporada un modelo de regularidad, dentro de una carrera en la que parece que no pesan los años que van pasando. De hecho, consigue que la frescura de su toreo, ahora pleno de las elementos que aporta la veteranía y el buen oficio, no se marchite ni se adocene.

Como a sus compañeros en la elite, le ha faltado ese gesto de salirse en algunas ocasiones del grupo de los elegidos entre los ganaderos. Pero se trata de un elemento que, por más que lo lamenten los aficionados, ya se ha convertido en usual.

Tuvo un paso muy aceptable por Sevilla, brilló en Madrid –aunque algo tapado por la tarde cumbre de Manzanares–, a buen nivel en Bilbao, tras sus triunfos en Toledo o Salamanca, por citar dos ejemplos, como luego confirmó en Logroño o en Albacete, hasta llegar a esa faena excelsa en Zaragoza con un buen toro de Cuvillo, todo un ejemplo de lo que es la cadencia en el toreo. En su haber tan sólo una ausencia continuada en los últimos tiempos: Pamplona.

Hoy figura entre los más veteranos del escalafón, que su alternativa data de hace ya 26 años, sin haberse tomado un descanso entremedias. Y todo este tiempo ha mantenido viva la llama de “su temple, su mimo, esa forma tan sugerente de atacar con las muñecas de poder con la sutilidad del alma”, como escribió Zabala de la Serna a propósito de su última actuación en la capital de la Rioja.

Y es cierto. En el fondo, ha sabido aunar desde sus principios esos dos elementos que resultan consustanciales el temple como base de la emoción, construidos ambos sobre una técnica muy asentada, que le permite resolver aquello que de improviso surge en el ruedo.

Cuando ha transcurrido un cuarto de siglo, no puede constituir un dato marginal que a día de hoy siga interesando y que su nombre mantenga un tirón en la taquilla. El aficionado no se ha acostumbrado tanto como para convertirlo en un elemento más de los que componen el paisaje taurino. Será por eso por lo que no tiene prisas por dosificarse y menos por dejar el toreo activo.

Pero hay que reconocer que en la temporada de 2016 ha acudido más veces de lo habitual a circuitos secundarios. Unos dicen que conviene que los primeros espadas se prodiguen también por esas plazas; otros, en cambio, estiman que esos lugares siempre estuvieron destinados a los toreros en proceso de rodarse en el oficio. Probablemente también en esto resulte de aplicación el viejo acerto de Aristóteles: "in medio virtus". 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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