En Valencia se hizo realidad: una entrada, un pañuelo; la mitad más uno, una oreja

por | 11 Mar 2012 | Temporada 2012

VALENCIA. 11 de marzo de 2012. Segunda de la feria de Fallas. Casi lleno, en tarde soleada. Cuatro toros de Vegahermosa y dos de Jandilla (3º y 5º), de muy desigual presentación pero manejables, salvo el cuarto. Manuel Díaz “El Cordobés” (de azul cobalto y oro), una oreja y silencio. Rivera Ordoñez “Paquirri” (de berenjena y oro), una oreja y una oreja. David Fandila “El Fandi (de grosella y oro), dos orejas y una oreja. Paquirri y El Fandi salieron por la Puerta Grande. La corrida duró tres horas menos 10 minutos.

Dirán lo que quiera, que si mediáticos, que si es terna para los pueblos… La realidad es que cuando queda una semana para que lleguen los días grandes de Fallas, han llevado mucha, pero mucha, gente a la Plaza. Y han dado diversión, pero también momentos muy solventes toreramente hablando. A partir de esta realidad,  a unos les gustará más esto o aquello; pero lo evidente no se puede negar. Y el mejor termómetro de la evidencia es la taquilla. Esta tarde fue un buen ejemplo de todo ello.

Pero admitido eso, que resulta imposible no asumirlo, hay que aceptar a continuación que en esto de la Fiesta si que es verdad lo de “un hombre, un voto”. Por eso, esta tarde el pañuelo de las señoras vestidas de naranja, entusiastas donde las haya y que se lo pasaron divinamente, vale tanto como el del más sesudo aficionado. Carece de sentido ir contra esta realidad.

Vaya por delante que Borja Domecq echó en Valencia una corrida muy al gusto de los taurinos: salvo el cuarto, los otros cinco ni asomo de molestar con sus embestidas. La corrida estuvo mal presentada, pasando del regordío segundo a los anovillados que le siguieron y ninguno ofensivo de pitones. Cumplió a secas con el caballo –quizás el mejor, el quinto– y derrocharon docilidad, que no es lo mismo que bravura. Pero como el ambiente de la tarde iba por  la diversión, a lo que se ve estos “detalles” acaban siendo minucias para cuatro entendidos. Es una pena que la casta y la raza coticen a la baja, salvo en contados sitios.

Dentro de una tarde de éxito en exceso generalizado por la bondad de la Presidencia, el peor parado fue Manuel Díaz, porque le tocó el único toro de la tarde que no iba y venía, que fue el cuarto. Pero  a su primeros le hizo sus cosas, con todo el repertorio. En ocasiones con mucho temple, en otras más de trallazos. Pero siempre con mucha cabeza para plantear las faenas. Son las servidumbres de la imagen: de él se espera una cosa bien concreta y a ello se ajusta, aunque sepa torear mucho mejor de lo que en la mayoría de las ocasiones podemos ver.

Da mucho coraje que este “Paquirri” sea tan conformista, o al menos lo parezca, porque cuanto se centra con un toro y lo lleva por abajo, hace muy bien el toreo. Ocurrió con el buen quinto, en el que tuvo momentos de verdadera excelencia. Pero también en su primero. Más apagado hoy con el capote y cumplidor con las banderillas, Rivera Ordoñez supo aprovechar su lote. Todo lo cuál nos lleva a reafirmarnos en la creencia acerca del daño que a este torero le ha hecho todo ese lío mediático, porque ha lastrado una trayectoria que, por los mimbres de origen que tiene, podría haber sido más sólida.

Desde las largas de rodilla a los espadazos, a El Fandi  se le vio sobrado toda la tarde. Aunque va perdiendo pureza en beneficio de la espectacularidad en su forma de banderillear, sigue cortando las orejas con los rehiletes. Pero también hubo momentos de muy buen trazo con la muleta. Y sobre todo, abundancia de recursos para en ningún momento quedar desairado en la cara del toro. Si no fuera porque es una cursilada y la mayoría de las veces se utiliza en su acepción más despectiva, se diría que el granadino está cuajado como un gran profesional. Arrastra el sambenito que le colgaron en su día, ese que dice que “El Fandi baja mucho con la muleta”. En realidad, cuando cuaja un toro con la mano izquierda, tiene su aquel. Pero eso en los toreros que dan espectáculo siempre puntúa menos.

La gente salió encantada de la plaza, con muchas cosas que contar a sus amistades; tan encatada como que hasta podríar volver otra vez a pasar por la taquilla. Los aficionados, en cambio, un poco atorados de tanto espectáculo, que para colmo duró casi tres horas. Entramos con calor y salimos con frio.

 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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