En su estampa, un corridón de Adolfo Martín; en su juego, es difícil imaginarse una peor

por | 13 Jul 2014 | Temporada 2014

PAMPLONA. Octava de feria. Lleno. Toros de Adolfo Martín, con trapío pero muy deslucidos, sin casta y de  mal juego. Diego Urdiales (de azul cielo y oro), silencio y silencio. Manuel Escribano (de añil y oro), silencio y silencio.  Alberto Aguilar (de blanco y plata), silencio y silencio.

Ha sido como si toda la dosis de nobleza y de recorrido lo hubieran gastado en el encierro matinal. Por la tarde, ni uno sólo se medio “tapó “. Lo de Adolfo Martín ha salido en Pamplona muy descastado y manso, sin humillar ni ante el caballo, distraído y sin fijeza alguna, sin el menor recorrido, en fin, que a la primera de cambio  se quedaban no en medio sino al comienzo del propio muletazo. Eso sí, salió muy pareja: todos igualmente malos para la lidia y nada digamos el toreo. Parecía que el 5º iba a romper la racha, pero ni por esas, se puso rápido igual que sus hermanos de camada.

Por la mañana decía el ganadero que el bueno sería el número 72, luego sorteado como 6º en el orden del lidia; pues ni ese salvó la honrilla de la divisa, como dejó claro desde el minuto 1 de estar en el ruedo. Si el anterior trastazo le costó al criador 11 años de ausencia de la capital navarra, ya puede acumular paciencia después de lo de esta penúltima de feria. Desde luego, los de hoy no han hecho merecimiento alguno para otra cosa.

Cómo sería la cosa que ni Diego Urdiales, que se conoce bien este encaste, pudo sacar un solo muletazo limpio. Y por  el riojano no quedó, que es hombre que no se arredra ante las dificultades. Y es que su primero cuando medio iba, que era las menos de las veces, lo hacía sin clase alguna, pasaba por allí como podría pasar por el kiosco de los helados. Y de seguido, acortó aún más sus embestidas y se fue complicando. Hasta a la hora de matar la cosa no era fácil, por eso se demoró. Nada cambió en el panorama frente al 4º, que  ya de salida dejó claro que lo suyo era rehuir los engaños. Urdiales lo liquidó con profesionalidad, después de múltiples intentos baldíos por uno y otro pitón.

Sabido es que Manuel Escribano ya se ha hecho torero de lidia única: primero, puerta de toriles; luego las banderillas, incluido el arriesgado par en las tablas; y luego a intentar los derechazos. Una técnica que aporta demasiado monotonía, por más que el torero sea bullidor. Y ese es un riesgo grande, cuando, como en esta temporada, está anunciado en todas las ferias. Pero entre lo repetitivo de su fórmula única y que tampoco su toreo se caracteriza por una clase excepcional, ahí vamos tirando. No puede decirse que no tenga mérito, que delante de los toros, como ocurrió esta tarde con los “adolfos”, se pone ahí, firme y decidido, pero su misterio es escaso. Todo lo intenta y en ocasiones incluso le salen bien, pero… En Pamplona, al menos, tiene lo que es mucho más que una excusa: sus dos toros, como el resto, eran de todo punto imposibles. A menos, el puso todo lo que pudo.

Tan bregado como está Alberto Aguilar, hecho torero de forma invariable con reses a contraestilo, tampoco pudo aportar nada para que la tarde no se hundiera del todo en el sopor y el aburrimiento. El 3º ya anunció con el capote las muchas complicaciones que llevaba dentro y que luego fue desarrollando en todas las suertes. A estos efectos, el tal número72, el que iba a ser bueno, resultó hermano gemelo del anterior. Ni en plan trapasero era posible dejar sobre el redondel dos muletazos dignos. Aguilar se encargó de demostrarlo, que por su voluntad no fue.

Para toreros como Urdiales o Aguilar, que tienen que pelear cada contrato que llega, debe resultar desesperante verse anunciado en una feria de postín, con lo que eso cuesta, para luego estrellarse con unos lotes imposibles. Pero al menos pueden tener la tranquilidad de haber dejado a salvo su dignidad profesional.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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