SEVILLA. Tres cuartos de entrada, en tarde fria. Cinco novillos de Núñez del Cuvillo y uno con el hierro de Fuente Rey (3º), desiguales de presentación, con nobleza pero que se acabaron muy pronto. Juan Ortega, ovación con saludos y ovación con saludos. Román, ovación con saludos y silencio tras aviso. Lama de Góngora, palmas y silencio tras aviso.
Con eso que estaba incluida en el abono, la segunda novillada de la Maestranza registro una buena entrada, pese a que la tarde no acompañaba precisamente. En principio, las cosas parecían que iban a discurrir con interés. Luego la escasa duración de los novillos no permitió con su nobleza quedara patente y la novillada se viniera arriba.
Aprovechando el novillo más noble, el valenciano Román, que hacía su presentación en la Maestranza, pudo cortarle con cierta fuerza la oreja al 2º de la tarde, si no llega a ponerse pesado con los aceros. Lucido y variado con el capote, con la muleta se centró ante el buen “cuvillo”. Con el 5º, en cambio, no consiguió hilvanar sus muletazos –algunos estimables– para darle unidad al trasteo
Abría terna Juan Ortega, que tuvo sus mejores momentos toreando al natural al novillo que abrió plaza. A lo mejor por el molesto viento que se levantó, no terminó de redondear la faena. Con el 4º, el más deslucido del conjunto, pocas posibilidades había de lucimiento.
Volvía de nuevo al ruedo sevillano Lama de Góngora. Una actuación de poca relevancia ante dos novillos que llegaron con poco recorrido al último tercio.
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