SEVILLA. 1ª del abono. Lleno de no hay billetes. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández, bien presentados, mansos y con poca raza; el tercio de varas, un trámite. Morante de la Puebla (de celeste y azabache) silencio y división de opiniones al saludar tras tres avisos. José Mari Manzanares (de rioja y oro) silencio en ambos. Alejandro Talavante (de azul electrico y oro) oreja y ovación.
PARTE MÉDICO DE ANTONIO JIMÉNEZ "LILI": "Herida por asta de toro en cara interna de muslo izquierdo que provoca desgarro de unos 15 cm. de músculo vasto interno diseccionando y lesionando vena safena interna. Se practica ligadura de safena, reparación muscular. Fue traslado al Hospital Viamed Sta. Ángela de la Cruz. Pronóstico: Grave".
Llegó el día grande del toreo en Sevilla y, mientras unos esperaban la vuelta del hijo pródigo y otros la del “consentido” de la afición sevillana, aunque se anunciara ya el año pasado, la tarde se la llevó de calle el temple de Talavante.
En realidad, el temple y muchas más cosas, porque le sobró valor, inteligencia, variedad, improvisación. Tanto como le faltó respuesta en los tendidos, hasta muy entrada su segunda faena, y toros, en una decepcionante corrida de Garcigrande.
Talavante, que ya había aparecido en un quite por gaoneras al toro de Manzanares, empezó la faena a su primero, un sobrero de la ganadería titular, sin probaturas, con un “cartucho de pescao” que se transformó en un natural por abajo, toreando templado como ya no dejaría de hacer en toda su actuación. Cambiando casi a cada tanda entre derecha e izquierda y manteniendo un nivel sensacional en todas, muletazos largos, llevando al toro hasta el final, hondos, con el compás abierto o a pies juntos en una última tanda. Intercalando remates y adornos, una “arruzina” limpia ahora, un trincherazo después. Y si temple tuvo toda la faena, temple tuvo la estocada, echándose arriba. Una oreja de mucho peso.
Ha cuajado el extremeño en torerazo y lo demostró en el que cerraba la tarde, un toro reservado, mirón, soso y brusco al que aguantó de principio a fin desde un valor callado y a base de torear. Por fin entró la gente en calor, tanto que puso la plaza en pie varias veces. Muy pocos son capaces de estar tan por encima de ese toro, pero Alejandro Talavante, ahora mismo, le hace faena a lo que salga por toriles. Un pinchazo hondo le privó de redondear la tarde con una segunda oreja, pero no del reconocimiento de la ovación en el tercio.
El toro de la vuelta le dio pocas oportunidades a Morante, muy parado. Ni tan siquiera con el capote, con el que no pudo lucirse en toda la tarde. A pesar del brindis al público, acogido con cariño pero expectante, surgieron pocos muletazos limpios, con el toro acostándose desde el segundo muletazo. Silencio fue lo que recibió tras una entera que quedó contraria.
Tampoco apuntaba mucho el cuarto de la tarde, a pesar de los dos lances de Carretero, y menos después de la fea cornada al salir de un par a Lili. Pero así es Morante. Cualquier otro día hubieran sido pases de oreja a oreja y ayer fue compromiso y entrega para estar muy por encima del toro, que no terminaba de estar metido en el engaño nunca. Para acabar dejando pases de mucho mérito y calidad. Tan entregado estaba Morante que se pasó de faena, y mucho. Después de una estocada atravesada saliéndose de la suerte y una docena de intentos fallidos con el descabello, sonaron los tres avisos que emborronaron una gran faena, no brillante porque no se pudo, pero sí muy torera. Quiso salir a saludar, a pesar de todo, y recibió división de opiniones.
Manzanares, que sí tuvo durante toda la tarde el apoyo del público no apretó ni se apretó con ninguno de los dos toros que le tocaron en suerte. Ninguno fue de triunfo tampoco, ni mucho menos. Toreó componiendo pero con poco ajuste y en línea recta, dejando detalles, como un cambio de mano en su primero. Hubo muchos enganchones en el quinto, que embestía soltando derrotes. Dos espadazos y dos silencios.
Además del ya citado Carretero, que también había expuesto mucho en banderillas, destacaron Rafa Rosa en un par con el toro apretando hacia dentro, Juan José Trujillo y Barroso a caballo.
0 comentarios