El paso de Roberto Domínguez por Bilbao

por | 10 Ene 2017 | Informes

Vicente Zabala
Se presentaba en Bilbao el vallisoletano Roberto Domínguez. Sorprendió, como en todas las partes, por su sabe estar en la plaza, la excelente colocación y la torería que en todo momento luce el joven torero, impropias, desde luego de su bisoñez”.
ABC, 19 de agosto de 1975.

Antonio Petit Caro
Antes de adentrarme en las cuartillas, el cronista quiere dejar escrita una afirmación: nunca hasta el presente creyó en un torero nacido en Valladolid, estudiante de Arquitectura, de facha espigada y figura torera que se llama Roberto Domínguez. Sí, detallitos toreros le había visto muchas tardes. Pero, ¡es tan poca cosa eso para justificar a un torero!
Ayer, pasadas las siete de la tarde, se le borraron a uno por completo semejantes ideas. El torero vestía impecablemente un terno grana y oro. Cuando con sus 597 kilos a los lomos salió al ruedo “Capechero” –cárdeno, largo y miureño-, le echó las dos rodillas en tierra, le embarcó en su capote y dibujo una larga cambiada perfecta. Aquello tan solo era el comienzo. Vinieron detrás tres lances, rodilla en tierra, magistrales, bellísimos. Y luego…qué lentitud, que majestad, que hondura…Y es que erguida la figura, recreándose el torero, moviendo los brazos al son inigualable del cante mas puro, cimbreando la cintura, ganándole terreno a su enemigo, llegaron seis lances señoriales, asombrosos. ¡Que lances! Y que recorte, luego, tan torero”.
“La plaza, llegado este momento, se había hecho clamor, como en ningún momento de esta feria y de otras muchas ferias. Los aficionados, de pie, tributaban una ovación estruendosa al torero, que como para no darse por aludido estaba en esos momentos llevando con un galleo perfecto al de Miura ante el caballo”.
“No quiero acordarme de nada más. De esta ni de las demas corridas de la Semana Grande. Prefiero guardar en el recuerdo la emoción de seis lances perfectos, de seis monumentos consecutivos del Arte del Toreo”.
Sí ya sé – no me olvido- que Manzanares cuajó un toro de manera perfecta. Pero hay que admitir que aquel lunes de feria faltó en Vista Alegre esa emoción que ayer trajeron a este ruedo los toros de Miura.
-Entonces, ¿usted cree que lo de Roberto Domínguez ha sido lo mejor de esta feria?
-Mire, sí Vista Alegre hubiera estado vacía por completo las mismas piedras habría batido palmas en homenaje a aquellos seis lances.
– Así que a partir da ahora…
– Ni sé, ni me interesa, ni me he parado a pensar sí con este triunfo Roberto Domínguez va a despegar definitivamente. Solo sé ¿fue un sueño nada más?, que seis lances como esos no se olvidaran jamás”.
La Hoja del Lunes de Bilbao, 23 de agosto de 1976

Vicente Zabala
El diestro de Valladolid ha tenido agallas para hincarse de rodillas y recibir a su primer miura con una impresionante larga de rodillas. Una vez en pie, enjaretó un serie de apretadísimas verónicas, una de las cuales tuvo el ritmo y el sello inconfundible del toreo de siempre, ese que dio fama a aquel flamenco castellano, que lo mismo se dejaba caer lánguido y majestuoso en el toreo a la verónica que levantaba los brazo para bailar por lo fino. Roberto se metió en el bolsillo a los bilbaínos desde ese preciso instante. Le aplaudieron todo y le dieron una oreja. Tres verónicas habían hecho el milagro. Roberto ha caído en gracias a los vascos. La verdad es que tuvo una muy torera actuación”.
ABC, 24 de agosto de 1976.

Alfonso Carlos Saiz de Valdivielso
Toros de Eduardo Miura tremendos. Los más tremendos en presencia que se han lidiado en esta feria, y seguramente los más tremendos que el ganadero ha lidiado en España. Altos, largos, zancudos, de ofensivas cabezas y abundante romana (586 kilos de promedio). Todos como aquellos que pintaba en Zahariche, Francisco Iturrino: Hacía años que una corrida de Miura no transmitía tanta emoción a los tendidos, ni se aplaudía tanto su aparición en la plaza”.
A Roberto Domínguez le cosquilleó la inspiración en bastantes momentos. Al toro mas grande de la ferie, el tercero, lo recibió con una larga de rodillas espeluznante, rubricada con cuatro verónicas monumentales que hubiera firmado sin dudarlo su mismísimo tío Fernando. Con la muleta estuvo torero, compuesto y valiente, construyendo  una breve faena sobre la línea maestra del buen gusto ”.
El País, 24 de agosto de 1976.

Javier de Bengoechea, Tabaco y Oro
Roberto Domínguez (de escarlata y oro). El tercero es una mole cárdena que arranca aplausos a la concurrencia. Larga cambiada de Domínguez, de hinojos. Después metiendo la rodilla contraria recoge lucida y eficazmente al toro para, ya tieso, pegar seis verónicas majestuosas, largas, hondas, cargando la suerte para poder el brioso viaje del animal. Ha sido una estampa antigua con todo el arte de hoy. Derriba el toro en la primera vara y está bravo en las otras dos. El toro fijo y pronto en banderillas. Brindis de Roberto a la plaza”.
“Un tanteo de dominio, preciso, metiendo la pierna contraria en los doblones, y templando al toros en unos trincherazos de cartel. Dos redondos y un alto, buenos. El toro va, pero se queda corto. Un alto. Tres redondos sin mucho recorrido. Tres naturales exquisitos, y el de pecho muy bien. Tres redondos reposados. Un farol de rodillas, y unos adornos. Y entrando bien, un espadazo fatal, porque el estoque asoma con estrepito. La mayoría no silenciosa pide la oreja y se la dan”.
La Gaceta del Norte, 24 de agosto de 1976.

Vicente Zabala
El de Valladolid parece ilusionado. Muletea sobre la mano derecha con reposo. Roberto se confía. Se relaja. Se le ve con moral, muy crecido, menos tenso que otras veces. Ofrece la muleta plana. Se ajusta de verdad. Prescinde del pico de la muleta. Magníficos los pases de pecho y fenomenales lo ayudados por alto, que abrochan la bonita faena. Estocada baja. Fuerte petición de oreja. El presidente no la concede. Dos vueltas al ruedo. En este toro ya se parece más al joven torero artista y prometedor que me sorprendió en una feria vallisoletana de hace varias temporadas”.
ABC, 21 de agosto de 1977.

Javier de Bengoechea, Tabaco y Oro
Roberto Domínguez (De penitencia y oro). Tres verónicas preciosistas y revolera a su primer enemigo. Una vara apretando el toro, otra de mentira, y el picador marra a la tercera. El toro tiene su pizca de casta sin picar, y coge a Carriles al poner el primer par”.
“Ya está Roberto tanteando al toro con la muleta primorosamente. Tres redondos suspirosos y el de pecho. Cuatro redondos plásticos, largos, elegantísimos, un alto y uno de pecho inolvidable. Cuatro naturales, o cuatro primores, y el de pecho. El toro es un gran toro. Tres redondos más preciosísimos, y adornos finales de mucha clase. Dos pinchazos y una entera. Petición de oreja y vuelta al ruedo”.
Larga cambiada de rodillas al sexto. Luego, recoge al toro con el capote, con gran estampa, y seis verónicas como los antiguos. El toro está tres veces en el caballo con la cara alta y sin celo. Y descelado llega a la muleta de Roberto, que nos recrea con un tanteo inicial, ligado y florido, que es una delicia: que arte, que tiento, que dominio. Y ahí queda lo importante, porque el manso toro que se va, hay que obligarle y cuando se le hace un pase, el bicho ni se entera. Con todo, Roberto está en pavo-real con ambas manos, narcisista casi, por la soledad en que el toro le deja para se autorecree. Roberto sigue sin ser partidario de la pena de muerte: cuarto pinchazo y un descabello”.
La apostura torera de Domínguez es singular: Su sentido del toreo emocionante. La belleza que crea cuando acierta, impar. Pero  no quiere matar a los toros, no empuja el acero, no busca la muerte. Y asi…”.
¿Y usted que le diría a este hombre?
     Le diría: excelso Roberto Domínguez, elija usted: o abolicionista a torero.
La Gaceta del Norte, 20 de agosto de 1978.

Joaquín Vidal
El quinto mostró nobleza de la buena. Había sido éste un toro desconcertante que primero saltó el callejón, con lo cual hacía gala de bravura, y, por si fuera poco, en la tercera derribo. A pesar de su bondad manifiesta repetía poco las embestidas, puesto que también acabo agotado. Sí, Domínguez supo entenderlo muy bien, a lo largo de una faena reposada, suave, torera, medida, que contó con algunos redondos exquisitos -algo afeados por el dichoso pico-. Pases de pecho de pintón a rabo, adornos, y notables aditamentos de arte. El torero vallisoletano tuvo a mano un triunfo que estropeó, con la espada, pero toreó bien, y ahí queda su faena”.
El País, 22 de agosto de 1982.

Joaquín Vidal
Roberto Domínguez tiene ritmo, que no es el del chachachá, ni el de la samba, aunque algo de musicalidad hay allí. No sería de extrañar que el señor Domínguez cantara mientras torea. De otros toreros se dice que tienen música y a lo mejor solo está en la imaginación interpretativa de los poetas. El señor Domínguez tiene un ritmo exclusivo que no necesita imaginaciones interpretativas, y lo aplica para torear todos los toros, cualquier toro… “.
El País, 23 de agosto de 1989.

José Luis Suarez Guanes
La tarde ha sido para Roberto Domínguez (de tabaco blanco y oro) sin lugar a dudas. El vallisoletano ha conquistado el Norte como antes había hecho con Madrid, Castilla y diversas plazas del Sur, entre las que se encuentran las de Sevilla, Huelva –de cuya faena realizada allí cuentan y no acaban- y la reciente de Almería. El sobrino de Fernando ha vuelto a demostrar que está en un momento de seguridad, poder, oficio y técnica que es muy difícil que se le resista ningún toro: está en esa plenitud que tienen todos los toreros alguna vez que pueden con todo lo que salga por lo chiqueros. Roberto conjuga, además de la ciencia y el magisterio, con el instante inspirado que convierte en arte muchos de los pasajes de su toreo que es, a la vez, mágico y alado,  pero también firme y consistente”.
“Hay que reconocer que –desde su gesta con los victorinos en Madrid- se le ve al diestro con mayor moral que nunca. Por eso no se le resiste nada de lo que ve a su paso ”.
ABC, 23 de agosto de 1989.

Andrés Duque
¡Vámonos…!
Sin embargo, la faena de Roberto Domínguez adquirió enjundia por su labor ante el toro portugués (Vasconcellos), al que supo doblegar y someter sus muchas y difíciles embestidas. Domínguez desafió al toro con valor y torera gallardía por lo que la ovación que recibió tuvo mas merito que la oreja”.
El País, 11 de junio de 1990.

José Luis Suarez Guanes
La séptima de las Corridas Generales de Bilbao representó un éxito importante para Roberto Domínguez (de grana y oro) y Joselito. El de Valladolid realizó una magnifica faena al cuarto de la tarde, al que podría haber cortado las dos orejas de haber matado en primera instancia”.
ABC, 25 de agosto de 1990.

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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