Manuel Martínez Erice es el hombre que está al frente de la plaza de toros de Las Ventas. Aprendió el oficio junto al mejor en el negocio, su padre, José Antonio Martínez Uranga. Hoy le toca afrontar días difíciles para todas las plazas del país.
–¿Cuáles son las principales dificultades a la hora de organizar una feria como San Isidro?
–Montar un abono de 31 festejos siempre es complicado, ya no sólo por la extensión, sino que al tratarse de Madrid los toreros ponen más condiciones porque saben el poder de la plaza. Se trata de calibrar costes, y no hablamos sólo de coste económico, sino de todas las condiciones que pone un torero para venir, como una ganadería determinada y no otra. Este año estamos contentos, porque hemos conseguido siete u ocho carteles de relumbrón, con días muy especiales.
–Hablemos un poco de las cifras de Las Ventas. ¿De qué volumen de negocio estamos hablando?
–Está en torno a los 25 millones de euros. Por otro lado, el presupuesto de la feria de San Isidro, entre toros y toreros, ronda los cinco o seis millones de euros.
–¿Afecta a la venta de localidades en Madrid la corriente antitaurina que se vive desde hace años?
–Concretamente a Madrid no. Está haciendo daño al sector, desde luego, pero no creo que sea algo palpable en taquilla. Al menos por el momento. Quizás estén sembrando una semilla que haga que las generaciones venideras se vayan apartando de la Fiesta, pero también es responsabilidad nuestra mantenerlas. Pero no, no creo que haya afectado. En Madrid, la razón principal de la caída en la venta de entradas ha sido la crisis, está claro.
–¿Sólo la crisis, o han influido también otras circunstancias?
–Yo creo que sí, que fundamentalmente se ha debido a la crisis. La gente dejó de gastarse dinero en entretenimientos, y los empresarios se defendieron reduciendo festejos, con lo que ferias que daban ocho o diez corridas ofrecen ahora tres. Aunque yo creo que es un error, porque todo lo que sea reducir el número de corridas siempre es peor para todos. Pero el empresario que tuvo pérdidas en 2011, 2012 y en 2013, no ha podido hacer otra cosa. Esto es una tendencia histórica, el número de festejos ha evolucionado con la economía del país.
–¿Y cómo van los abonos? El año pasado la cosa fue algo floja.
–Por la fecha, aún no podemos sacar conclusiones finales. Hemos estado un poco asustados al principio al comparar con años anteriores el número de renovaciones, eso es inevitable. Estamos ahora mismo en pleno proceso, seguimos un poco por debajo del año pasado, pero yo confío en que en estas semanas se recupere. Cuando nosotros llegamos a la plaza en 2005, no quedaban abonos disponible; tener uno en Madrid era un tesoro. Por ley, teníamos un límite de 17.500 y se vendían todos. A partir del año 2011 eso cambió. La crisis empezó en 2008, hasta 2010 aguantamos con todos los abonados y ya en 2011 empezaron a caer. Llegamos a perder hasta casi 3.500. Y el año pasado, por fin, en la Feria de Otoño, fue la primera vez que se renovaron más abonos que el año anterior. Y confíamos que en este San Isidro ocurra igual.
–El pasado otoño, en aquella rueda de prensa de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET), el mensaje que se transmitió fue un poco desesperado. ¿Tan mal están las cosas para el sector taurino español?
–Quizás el mensaje fue demasiado catastrofista, de hecho ha sido muy criticado. Algunos nos han dicho que aunque la cosa esté mal, no debemos decirlo, que debemos ser más positivos. Puede ser. Yo creo que fue un grito de los empresarios para que el resto del sector nos escuchara y nos creyera. Históricamente el empresario taurino ha ganado dinero. Como decíamos, hasta el año 2006 o así se ganaba muy bien. Pero de un tiempo para acá, los lloros de los empresarios eran muy reales, aunque el sector respondía con desconfianza, como diciendo que no sería para tanto; no se lo acababan de creer. Pero las cosas están cambiando. Ahora se sacan las plazas a concurso y se presenta sólo un empresario, o a veces incluso se acaba quedando desierto. En la actualidad, el noventa y tanto por ciento de las plazas de toros son deficitarias, por no decir ruinosas.
–Entonces, parece que hoy ya no es tan rentable ser empresario taurino.
–Ahora mismo es muy delicado, y eso te lo digo por experiencia. Plazas que eran muy rentables ya no lo son. Nosotros acabamos de quedarnos con la plaza de Valladolid. Hace unos años hubiera habido tortas. Ahora nos presentamos dos o tres empresarios asociados para poder hacer frente al riesgo. En estos momentos, el objetivo es no perder.
–¿Qué papel juega para las cuentas de Las Ventas su alquiler para eventos varios?
–En estos momentos, capital. Aunque en eso sí que hemos notado un descenso importante. Si yo hiciera una contabilidad pura y dura de la gestión taurina en Madrid, sería deficitaria. Pero lo solventamos a base de imaginación para todo tipo de iniciativas y espectáculos, y con eso conseguimos que el edificio de Las Ventas sea rentable.
©Javier Márquez Sánchez/Forbes
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