El negocio taurino se va a tener que reinventar. Los número no terminan de cuadrar a casi nadie, si se quitan las plazas emblemáticas de Madrid, Sevilla, Pamplona y Bilbao, que se sostienen por el peso de sus abonos, que les facilita un colchón económico importante.
Después de que la Casa Chopera, allá a comienzos de este año, renunciara a gestionar la plaza de Tudela, se han sucedido las deserciones: Martín Lorca decidido dejar la plaza de Burgos, Serolo no quiere seguir en Albacete y los Martínez Uranga hacen lo propio en Zaragoza. Y esto es sólo el comienzo.
Pero es que resulta que las cuentas no cuadran. Zaragoza fue este año verdaderamente ruinosa, y eso que contrató a cuenta gotas a las figuras; Logroño no ha sido mejor; en San Sebastián bajo la asistencia una barbaridad. Así podríamos seguir con una gran mayoría de ferias.
De hecho, no deja de resultar muy preocupante que en la última temporada el número de espectáculos taurinos se haya reducido en más de un 20%, afectando en especial a las plazas de inferior categoría. No puede sorprender, además, que de cara a la temporada de 2012 ya se esté hablando de la reducción del número de festejos en muchas ferias, incluso entre las tradicionales.
Por eso no es casualidad que la agrupación de los empresarios en Castilla León hayan decidido reorganizarse, con objeto de luchar por una serie de reivindicaciones que afectan de manera directa a la organización de todos los festejos en esa Comunidad. La primera de tales reivindicaciones no podía ser otra que alcanzar una reducción de costes importantes que permitan llevar a cabo los festejos de una manera más sencilla y sin menos cargas económicas. Y en este punto hay que concederles la razón: no tiene mucho sentido que en plazas de tercera los gastos generales y administrativos supongan como poco el 30% de los presupuestos, fruto de una desmesurada burocracia, en la que entre permisos y retribuciones de profesionales extrataurinos conforman una partida cada vez menos soportable.
Pero menos casualidad es que las ciudades taurinas de Francia hayan alcanzado un acuerdo de reducción de honorarios, porque la economía de sus plazas se resienten con la crisis y consideran que el precio de las localidades se han disparado tanto que resultan inasequibles para sectores sociales importantes.
Si miramos hacia el campo ganadero, el panorama no es menos desolador. Se han dado casos, y no pocos, de ganaderos que han mandado al Matadero camadas enteras o casi enteras, porque no tienen mercado para darle salida y ya no podían mantener más al ganado en la dehesa.
Y si se hacen las cuentas, a la altura que se han puesto los honorarios, fruto de la mucha oferta y la poca demanda, desde no más allá de mediados del escalafón cuando ahora hagan las cuentas de fin de temporada no les va a quedar ni 30.000 euros limpios, antes de impuestos.
Para completar el cuadro se ha puesto en marcha un movimiento para replantear los derechos de imagen de la televisión taurina, que a su vez tampoco parece que sea demasiado rentable, por más que constituía un salvavidas, o al menos una compensación suplementarias, para muchas plazas y muchos profesionales. Si se abre ahora este melón –y las realidades económicas van a dejar poco margen para que no se abra–, el cuadro final subirá de grados.
Estamos ante la realidad ineludible que nos plantea la actual crisis económico, que como dicen los expertos no ha tocado suelo todavía; o sea, que aún va a empeorar. Por eso, si sus efectos se han nota en plazas y ferias de niveles altos y no altos, que han visto recortadas sus programaciones, en el lado más modesto los efectos están siendo mucho más demoledores.
Se trata de un fenómeno que por ahora no tiene visos de ser precisamente circunstanciales: con las actuales exigencias de austeridad en el dinero público, este fenómeno no es cosa de un día, sino que tenemos para varios años. Como mucho se podrán bajar algunos cánones de plaza, pero hay elementos para pensar que esa partida no va a ser suficiente para enderezar el negocio.
Por eso, los profesionales sobre los que realmente pivota la Fiesta vienen obligados a llevar a cabo una cooperación efectiva, que resulta indispensable para que la Fiesta perviva en todos los puntos del país, no sólo en el circuito de ese escaso número de plazas rentables. O entre todos reinventan el negocio taurino, o se va a entrar en una etapa aún más grave que la actual.
Por si hicieran falta mas comprobaciones, en la plaza de la Malagueta vamos a tener la prueba del nueve: por más que la Diputación haya reducido el canon, plantea la contrapartida de reconvertirla en plaza de temporada, con unas exigencias superiores a años anteriores fuera de la feria de agosto. Hasta tres empresas se han disputan la plaza; habrá que analizar que fórmulas encuentran para hacer rentable la inversión.
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