El momento cumbre en la historia del toreo a caballo
por Taurología | 20 Ago 2010 | Informes
Sin remontarnos hasta las corridas caballerescas del siglo XII, todos los estudiosos adjudican a don Antonio Cañero la recuperación y depuración del toreo a caballo en España, que entronca así con el rejoneo portugués, que había ido evolucionando con anterioridad.
Eran los años veinte cuando Cañero traslada hasta los ruedos lo que hasta ese momento era una tradición campera. Pero en sus orígenes Cañero no procede de su relación previa con la tauromaquia, sino que procede del mundo de la equitación. Sin embargo, traslada al rejoneo los conceptos básicos de la lidia e incorpora el traje campero como indumentaria.
Siguiendo su estela, a los ruedos llegan una serie de nombres ilustres muy ligados a la fiesta. Es el caso de Álvaro Domecq y Diez o el duque de Pinohermoso, todos ellos influenciados por la escuela portuguesa que encabezaban Simao Da Veiga, João Nuncio. Aparece luego la figura excepcional de Conchita Cintrón y la aportación juvenil la realiza Ángel Peralta.
En toda esta nueva época, el caballero rejoneador –que en los carteles se anuncia con el don por delante— habitualmente encabeza los carteles de tres lidiadores a pie. No fue sino hasta la década los años 60 cuando comienzan los festejos exclusivamente de rejoneadores, iniciativa que materializa con gran éxito Ángel Peralta, José Manuel Lupi, Rafael Peralta, y Álvaro Domecq Romero. El cuarteto, que dio la vuelta a toda la geografía taurina con gran éxito de taquilla, entre otras cosas institucionaliza la lidia por colleras, prácticamente desaparecida en la actualidad. Al calor de este resurgir aparecen nuevos nombres, como los de Fermín Bohórquez, Josechu Pérez de Mendoza, Joao Moura (padre) o Moreno Pidal, el extremeño que con frecuencia lidiaba sus toros en punta y sorteaba con los toreros de a pie.
Con el intermedio de dos toreros importantes –Manuel Vidrié y Ginés Cartagena–, el momento culminante del rejoneo moderno llega con Pablo Hermoso de Mendoza, un caso poco frecuente: nacido en tierra de escasa tradición por este arte, la técnica, la plasticidad y el temple que imprime a la ejecución de las suertes, pero también la perfección de la doma de sus caballos, le abren un camino que condujo al toreo a caballo a su época de máximo esplendor. Al navarro seguirán Leonardo Hernández, de los jerezanos Fermín Bohórquez (hijo) y Luis y Antonio Domecq, así como los más modernos Andy Cartagena, Diego Ventura, Sergio Galán, Leonardo Hernández (hijo) o Joao Moura (hijo), entre otros.
Este auge del rejoneo en España permitió dar nuevos impulsos al toreo a caballo en Portugal, entre otras cosas porque abría los carteles españoles a los toreros del país vecino. Pero también ha provocado un apreciable resurgimiento en países latinoamericanos con tradición taurina, caso de México o de Colombia.
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