Tampoco en Madrid. Julián López “El Juli” no estará el la feria de San Isidro, donde principio iba a estar anunciado dos tardes. Es la cuarta de las ferias en las que el madrileño queda fuera. Primero fue Valencia, luego Castellón y en tercer lugar Sevilla.
A partir de ahí surge la polémica entre las partes, con un cruce de responsabilidades, que a la postre resultan de poca relevancia para los aficionados, que eran –o al menos debía ser– los que podían estar más interesados en la presencia del torero madrileño en la feria. Lo demás queda en los despachos taurinos, tan cambiantes como son por las motivaciones más diversas.
La realidad es que no se entiende muy bien la estrategia que siguen unos y otros. Si en el caso de Taurodelta, ésta había decidido primero hacer la feria y luego entrar a resolver la cuestión de los derechos audiovisuales, no parecía fuera haber mayores dificultades. Y en lo que hace al torero, ausente como estaba de las primeras ferias –sobre todo, Sevilla–, para una figura resulta una estrategia incomprensible quedarse también fuera de Madrid.
Luego resultará, como en tantas ocasiones, que las responsabilidades estarán muy repartidas: ninguna de las partes tendrá la razón al 100 por 100. Pero mientras toda esa marea se sedimenta, lo cierto es que ya son dos las figuras ausentes de Las Ventas: Ponce y El Juli.
El comunicado de Roberto Domínguez
Si nos atenemos a lo que afirma Roberto Domínguez, apoderado del torero, “la contratación de El Juli de Madrid de este año no había tenido en principio mayor problema que otros años. El acuerdo se cerró en una sola reunión que duró una hora escasa. Julián torearía la corrida de Victoriano del Río como ofrecimiento único de la empresa y los honorarios fijados por El Juli, en consecuencia con la situación económica actual, serían los mismos que los de los últimos 10 años”.
Y su explicación continúa en estos términos: ”Posteriormente y a petición de El Juli, se incrementó en una corrida de toros más el acuerdo, cerrando su presencia en la de Núñez del Cuvillo con Castella y la confirmación alternativa de Diego Silveti. Al parecer todos estaban de acuerdo tras finalizar esa reunión un viernes, pero el lunes siguiente el ofrecimiento de la empresa era contratar esta segunda tarde muy a la baja. Julián, vuelvo a repetir, para no mantenerse ajeno a las circunstancias económicas de los últimos años, no ha subido sus honorarios en San Isidro en los últimos 10 años y las únicas tres actuaciones que se han cerrado fuera de éstos fueron la sustitución de José Tomás hace dos años, la Beneficencia del año pasado y la tarde de la Prensa del 2003 en la que se encerró gratis con 6 toros”.
En base a los datos anteriores y en referencia a las primeras manifestaciones que había hecho Taurodelta, Domínguez añadió: “el «mal entendido» final, a mi entender, es invención para anular la contratación de El Juli”.
Concluye el apoderando en su comunicación que “hasta aquí los motivos aparentes, los reales los tendrá que explicar José Antonio Chopera a los aficionados de Madrid y a la Comunidad, y si me pide que lo explique yo, también lo haré”.
La respuesta de la empresa
Con toda lógica, frente a las anteriores declaraciones, José A. Martínez Uranga, como primer responsable de Taurodelta, ha salido a darle la réplica.
En este sentido, el empresario afirma que “El Juli fue el segundo torero al que se llamó para ser contratado. Eso es un hecho innegable. La empresa le ofreció las dos corridas que él quiso, que son las de Victoriano del Río y Núñez del Cuvillo y con el cartel que él quiso, y las mismas condiciones económicas del año pasado”.
En la versión de Taurodelta, hace dos días en una nueva reunión el apoderado manifestó el deseo del torero de incrementar sus honorarios. “Nosotros le contestamos que considerábamos que en un año de crisis y en las circunstancias actuales, el dinero, las corridas y el cartel ofrecido eran muy buenas condiciones”.
Fue ante esta contraoferta cuando Roberto Domínguez les manifestó que en ese caso El Juli este año no torearía en Madrid. Para corroborar su posición, Taurodelta cita hasta tres testigos de la conversación: José Luis Blanco, Toño Matilla y Manuel Martínez Erice.
En base a todo lo anterior, Martínez Uranga manifiesta que “el que decide no ir a Madrid ha sido él y no la empresa”.
Algo no encaja
No hace falta entrar ni salir en las opiniones de las partes. Las cocinas del taurinismo han sido históricamente propicias a dar sorpresas insospechadas, como para de entrada dar como definitivo cuanto se dice o se hace. Ya hay que estar curados de espanto ante estos desacuerdos. Por ejemplo: nada resultaba más insospechado que un pacto de Taurodelta con Simón Casas, con asuntos en los Tribunales de por medio; pues, ahí está la triple alianza actual de Las Ventas.
Pero lo cierto es que desde ya varias semanas circula un rum-rum por el mundo taurino que habla de que las relaciones de torero y apoderado ya no son las que eran. A lo que parece, uno de los desacuerdos vino del tema digital, que el torero ha llevado personalmente.
Desconociendo cuales son realmente las relaciones mutuas, que esa es una cuestión que tan sólo afecta a los interesados, la verdad es que, con el apoderamiento de Roberto Domínguez, El Juli adquirió una madurez y una consolidación importantes. Puede ser pura coincidencia cronológica, pero ha sido en esta etapa cuando el torero madrileño se ha acrecentado como primera figura.
Pero los hechos inducen a pensar que algo sí debe ocurrir. Basta seguir el blog “La hora de la verdad”, de una pluma tan reconocida como Zabala de la Serna en elmundo.es. Sobre todo, tres de sus últimos artículos: “Juli es un triunfador del toreo”, “Roberto a secas” y “El Juli medita su retirada”.
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