Ya van un plazo reglamentario y cinco prórrogas. Y la tramitación parlamentaria del proyecto de ley declarando a la Fiesta Bien de Interés Cultural sigue aparcado en el Congreso de los Diputados, dentro del propósito gubernamental de no meter por ahora en jardines que le compliquen aún más la vida.
El martes día 16 concluye el nuevo plazo dado para la presentación de enmiendas, pero poco faltará para que no haya una nueva prórroga. El propósito gubernamental es comprensible: dotar a esta futura ley de un sólido fundamento jurídico, tanto para que surta todos los efectos deseados, como para que cortar posibles recursos que paralicen la iniciativa.
Pero tales propósito, por plausibles que sean, no necesitan de tantas meditaciones y de tantos prolegómenos. Si los expertos de los grupos parlamentarios y del propio Gobierno no terminan de dar con la tecla necesaria, en España se cuenta con expertos muy de fiar que pueden resolver todas esas dudas jurídico-taurinas.
Sin ir más lejos, como han hecho en otras ocasiones, podrían convocar a tres o cuatro expertos que le ofrecerían soluciones jurídicas sólidas y bien fundadas. Estamos pensando, a título de ejemplo, en profesores universitarios como Tomás Ramón Fernández, Luis Hurtado González, José Antonio López Rodríguez y Dionisio Fernández. de Gatta. Reunidos en una comisión asesora, o cada cual por separado, pueden ofrecer al dubitativo Ministerio de Educación, Cultura y Deportes soluciones seguras a todas sus dudas.
Cuando de lo que se trata es de buscar respuestas técnico-jurídicas, siempre ha sido lo más prudente no andar con improvisaciones y menos con soluciones circunstanciales en razón de pretendidos apoyos parlamentarios. Resulta mucho más recomendable acudir a expertos que realmente conozcan en toda su profundidad la materia sobre la que se legisla.
No sería en este caso ninguna novedad. Lo mismo que José I. Wert acudió a su Comisión de Expertos, puede acudir ahora a la consulta de reconocidos juristas. El propio Gobierno lo está haciendo en estos días, cuando trata de encontrar la salida más viable y oportuna, por ejemplo, para ese gran rompecabezas que son las pensiones. Nada impide hacer lo mismo con los contenidos de la propia ILP taurina.
A los políticos, como en general a todas las profesionales no se les puede exigir que tengan conocimientos enciclopédicos sobre todo cuanto ocurre en este universo mundo. Pero no es ningún desdoro que en caso de dudas acudan al consejo de los que saben de tal o cual materia. Por el contrario, resulta ser la actitud más responsable.
Pero de lo que tienen que ser conscientes, políticos del Gobierno y de la Oposición, es que la Fiesta necesita soluciones con un margen de tiempo muy limitado. No están los tiempos para dejar para mañana lo que debió hacer antes de ayer. Y para eso sólo se necesita la suficiente voluntad política de hacerlo.
0 comentarios