El G-5: «El último en irse que apague la luz»

por | 9 Ago 2014 | La opinión

En la historia reciente de las naciones iberoamericanas se cuenta un sucedido, cuando en uno de esos países se produjo un brusco giro político, que llevó a una parte importante de la ciudadanía a salir por la frontera con la maleta de sus dineros a cuesta. Se cuenta, y está escrito en la prensa de la época, que en su principal aeropuerto apareció una gran e irónica pintada que decía: “El último en irse que apague la luz”. Pues algo de eso está ocurriendo en estos días con aquella ocurrencia del comienzo de la temporada que se ha dado en llamar G-5, la pretendida rebelión de cinco de los toreros imprescindibles contra la empresa de Sevilla.

Conforme avanza el año taurino aquella unión se va debilitando paso a paso. El primero en arrepentirse de aquel plante fue José María Manzanares. Ahora ha irrumpido con inusitada beligerancia contra propios y extraños Alejandro Talavante, que salvando a Miguel A. Perera, ha abjurado de todos los demás compañeros de viaje. Ya sólo quedan 3. Ya se cruzan apuestas acerca de quien protagonizará la nueva baja en este envite.

Se formalice o no la nueva baja, tampoco resulta necesaria para comprobar que el G-5 ha entrado en su etapa de derribo. Basta con anotar la crisis El Juli-Roberto Domínguez, construida con la cuña interpuesta por la empresa mexicana Casa de Toreros, para cerciorarse que la desaparición del grupo ya no queda más que la formalidad de su disolución.

La realidad es que la aventura ha resultado un fiasco completo. Algunos de los interesados ya ha dicho que todo ha sido un problema de la mala comunicación que se hizo de su postura. Es lo que suele hacerse en casos parecidos, ya sea en el toreo, ya en la política, ya en cualquier otra actividad. Frente a un fracaso, mejor colgarle el mochuelo a un tercero, a ser posible innominado, para que nadie pueda darse por aludido y salir respondón. La realidad dista muchísimos kilómetros de esas explicaciones tan tópicas.

Y así, la realidad es que la temporada no le está saliendo a “El Juli” como  pretendía el torero y mediada la campaña, como los equipos en zona de descenso, ha optado por cambiar de “entrenador”, como si los preparadores fueran los que marcan los goles. La realidad es que Talavante anda de tumbo en tumbo, sin terminar de encontrar su nuevo norte como torero independiente; Curro Vázquez le ha aportado sus cosas, pero luego el torero no viene respondiendo en la medida necesaria. La realidad es que Manzanares no ha alcanzado a resolver su momento a la baja, que viene ya de atrás y que, probablemente, el acomodo en la Casa Matilla no le fuerza a autodefinir un cambio.  Con eso que llamaríamos “sus cosas” se salva a su aire Morante, que todo lo resuelve en la nostalgia de un gran quite, cuando no hay ocasión para mayores. Pero, sobre todo, se ha salvado Miguel Ángel Perera a base de quedarse muy quieto y muy torero una tarde tras otra; de hecho, de todo ellos, es el único que ha avanzado realmente posiciones en la estima de los aficionados.

¿Qué queda ya del G-5? Bien podría decirse que prácticamente lo único que sobrevive es la “anécdota” –que para los aficionados fue mucho más que una anécdota– de la ausencia voluntaria de los carteles de Sevilla. Lo demás se ha diluido en la nada. Pasó ya con aquel primo hermano que hace unos pocos años  tuvo esta iniciativa con el entonces denominado G-10 y su cruzada por los derechos de imagen. Ahora, ni siquiera el conato de veto a Manolo Molés ha sido cosa duradera; también eso se ha diluido como un azucarillo.  De esta forma, lo que pretendía ser una demostración del viejo dicho de “estos son nuestros poderes” y la nada ha pasado a ser la misma cosa.

Algunos dirán, con su punto de razón, que eran demasiados gallos para tan poco corral y por ello cada cual acabaría cacareando pro su cuenta más pronto que tarde. Y es cierto. Cinco, por más que se arroguen la condición de figuras, no son suficientes para arramplar desde su propia desunión con las actuales estructuras de la Fiesta, que serán incluso perniciosas, pero son las que implacablemente imperan. Sobre todo cuando, al final, todo lo quieren dilucidar comiendo en mesa aparte de la realidad taurina y siempre con un menú en el que resulta plato fijo un escasísimo número de ganaderías, todas ellas hermanadas entre sí, y sin invitar a tal banquete a compañeros de viaje que puedan salirse del guión predefinido.   Si para colmo cuando se anuncian bajo ese concepto, hoy tan devaluado, de un “gesto”  –¡manda narices que hoy se considere un gesto matar una corrida santacolomeña!–, resulta que no terminan de dar la talla, cualquier genero de novedad salta por los aires.

En esta dinámica parece como si lo importante sea ahora encontrar la formula para desandar lo andado. Talavante lo ha hecho tirando por la calle de en medio a través de las redes sociales, aunque ya es mala suerte que el mismo día de su ruptura violenta luego no diera la talla en el ruedo. Perera, sin dar ningún cuarto al pregonero, lo ha contado por la vía de los hechos, caminando a lo suyo puerta grande tras puerta grande. Manzanares, en cambio, ha optado por una salida de diseño comunicacional: palabras medidas, casi melifluas,  como para dejar contento a todos, aunque en realidad nos deje a todos fríos.

El que lo tiene más difícil, también, porque ha ido más allá que los demás será El Juli. Desdecirse de tanto como ha dicho no resulta fácil, ni aunque trate de colocarle semejante “marrón” a su todavía apoderado, cuando es público y notorio que se ha ido por las interferencias externas en su trabajo. ¿Cómo va a justificar, así que llegue el invierno, que para 2015 la Casa Pagés ya no es tan mala como decía? Complicado lo tiene. Pero si se quiere mantener en la primera línea, algo tendrá que hacer, aunque ello conlleve su cuota de aceite de ricino.

En suma, cada cual tendrá que buscar su propio camino para resolver la papeleta que comenzó siendo solidaria y hoy les resulta una rémora para todos. En el fondo, porque nadie querrá ser ese último en irse al que le toque apagar la luz antes de bajar definitivamente la persiana del grupo.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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