“Lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta”. Bien podría aplicarse este aserto a la decisión del Rector de la Unidad de Salamanca de rechazar la propuesta de la Junta de Castilla y León de crear una Cátedra de Tauromaquia. Y es un aserto de doble lectura. Cuando se parte de los prejuicios banales, el dirigir la primera institución docente salmantina, con 8 siglos de historia a sus espaldas, no resulta suficiente para advertir la tradición y el peso social que el mundo del toro tiene en la capital del Tormes. Pero también se podría leer al revés: frente a la cerrazón sin sentido alguno, sectores importantes de la sociedad salmantina se alejará de esa institución, que forma parte de su historia.
Pero resulta que quienes ganaron las elección para regir los destinos de la Universidad, accedieron al cargo con eslóganes como “Somos la candidatura del cambio”, una expresión que en la España de hoy constituye toda una seña de identifdad de quienes desde sus comienzos han enfilado al mundo del toro como uno de los que hay que quitar del mapa.
La decisión, como es habitual en este mundo, responde a todo un modo de actuar. No se atreven a decir abiertamente “Tauromaquia. No”; lo hacen a través de circunloquios, que no por eso disimulan las intenciones. A preguntas de un representante estudiantil de CEA —Colectivo Estudiantil Alternativo, es su significativa marca–, el Rector del cambio, Ricardo Rivero, contestó: “en el formato en el que se planteó desde la Junta de Castilla y León, esa Cátedra de Tauromaquia no se va a impartir en la Universidad de Salamanca”. Y por lo que pueda pasar, de inmediato añadió que se iniciará el procedimiento administrativo para devolver al Gobierno castellano-leonés los 75.000 euros que había aportado a tal iniciativa.
¿Pero en que consistía ese “formato” que tanto rechazo provoca en el Rector Rivero? Pues según la información oficial, el objetivo de esta Cátedra no era otro que “el análisis de la Tauromaquia en la sociedad del siglo XXI y en la apertura de la Universidad a esta manifestación cultural a fin de lograr una aplicación práctica de las conclusiones de los estudios y reforzar el vínculo con el resto de disciplinas artísticas y universitarias”. Como se ve, unos "peligrosísimos" objetivos sociales.
Como el Rector Rivero no fue más explícito –que por no serlo no informó ni de si su negativa contaba con el respaldo de la Junta rectora–, no se sabe cuales de tales propuestas de la Junta es la que exige semejante ejercicio de objeción de conciencia, sobre todo en quien con toda solemnidad declara que “cualquier profesor o profesora de esta institución puede desarrollar proyectos de investigación sobre los temas que considere culturalmente oportunos o científicamente oportunos”, porque no es competencia del equipo rectoral “intervenir en las decisiones o líneas de investigación de los profesores o profesoras del estudio”.
Seguro que la objeción no de la subvención de los 75.000 euros –que ha devuelto a las arcas públicas, solo faltaba lo contrario–, porque en el programa electoral que le llevó al Rectorado Ricardo Rivero ya insistía en su propósito de solicitar mayores dineros públicos a la Junta, de la que depende. Pero tampoco casa que quien defiende la libertad de iniciativa de los componentes de su Universidad, ser tan liberal y tan respetuoso con todos los temas. Menos con la Tauromaquia.
Por lo visto, pesa más un escrito prohibicionista firmado por 8.000 personas [el 6.1% del censo estudiantil] o una manifestación de 200 persona, que los intereses de los más de 130.000 hombres y mujeres que cursan sus estudios en esta Universidad y de amplísimos sectores de la sociedad salmantina.
Y todo ello en una tierra en la que por su tradición en la cabaña de bravo la actividad ganadera resulta un 16 puntos superior a la media de la región y 26 puntos superior a la media nacional, aporta 438 millones de euros al año a la economía de Castilla y León. Otro dato: 40.000 hectáreas de bravo, valoradas en 266 millones de euros, con un censo de 98 ganaderías –una de cada cinco que hay en España–, lo que supone el 14,1 del total nacional.
Por fortuna, el caso de la Universidad pública salmantina se separa de lo que ocurre en otras muchas universidades españolas. De hecho, en la actualidad en los trabajo de investigación y divulgación de profesores universitarios –y en Salamanca ha ejemplos notabilísimos— la Tauromaquia tiene uno de los pilares fundamentales para el estudio y la defensa de sus valores sociales y culturales. Ocasionalmente, los dirigentes del cambio salmantino, ha decidido por el “No”; tiempos habrá en el que sus sucesores mantengan el criterio opuesto.
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