Cuando se analizan los hábitos y estadísticas culturales, contenidos en el Anuario 2016 que ha editado el ministerio de Educación Cultura y Deportes, el aficionado a los toros se encuentra al menos con dos datos positivos y esperanzadores: la edad media de quienes se han acercado a alguna de las manifestaciones de la Tauromaquia reglada se ha rejuvenecido con respecto a cuatro años y, además, se ha hecho más culta, tanto que en todos los parámetros que se analizan –museos, artes escénicas, música, etc.– quien se acerca a una plaza de toros supera de forma clara a la media nacional.
Se trata de una tendencia que se viene marcando en los últimos cuatro años; esto es, a partir el punto más bajo de la crisis. Y aunque no sea cifras que puedan entenderse como sorprendentes, si son continuadas en el tiempo.
De acuerdo con estas estadísticas, a lo largo de 2015, a los espectáculos taurinos de pago se acercaron en torno a 3,7 millones de personas. Pero lo más interesante radica en el incremento de espectadores que se registra en las franjas de 15 a 25 y de 25 a 35 años, que han crecido de manera apreciable con respecto a lo que ocurría en el periodo 2006-2007. Aunque en todos los grupos de edad, la asistencia a los toros mejora con respecto a hace 4 años, estos tramos más jóvenes lo hacen en mayor medida.
Por otro lado, la gran mayoría de quienes fueron a una plaza acudió a la taquilla par adquirir sus localidades, en tanto sigue siendo relativamente bajo el número de abonados.
La encuesta refleja también un apreciable grado de satisfacción en el espectador de toros: en un torno a un 38% puntuaron con un sobresaliente entre 10 y 9 y más de un 45% lo hicieron con un notable alto: 8 y 7.
Pero a su vez, a través de la televisión y de las nuevas tecnologías la temática taurina, se acercaron a la Fiesta un número muy apreciable de espectadores. Hasta un 35% de las audiencia atendieron a las transmisiones taurinas de la TV y más de un 2,5% lo hizo a través de internet.
Por lo demás, resulta muy significativa la comparación que se observa entre quienes fueron al menos 1 vez a los toros y quienes fueron a ver una película española. Sin ninguna demagogia llama la atención esta prevalencia de lo taurino, que no percibe ningún dinero del erario público, sobre las películas españolas, que siempre cuentan con apoyos y subvenciones oficiales.
Los hábitos culturales
Con todo, los datos más relevantes de este Anuario radican en los buenos niveles culturales que definen al espectador de toros. En todas las disciplinas de la Culta, quien va a los toros se sitúa en una posición superior a la media nacional. Los cuatro gráficos siguientes no dejan lugar a dudas. Y no sólo son ratios superiores a la media general, sino que además la gran mayoría de ellos mejora con respecto a los años pasados.
Fuente: Elaboración propias, sobre datos del Anuario de estadísticas Culturales,2016. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.
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