BILBAO. Quinta de las Corridas Generales. Un tercio largo de entrada. Toros de El Parralejo (Rafael Molina Candau), muy desiguales de hechuras y de cabeza, sin clase alguna y la mayoría perdiendo las manos; el 5º, con mucho peligro. Antonio Ferrera (de marino y oro), silencio y ovación tras un aviso. Miguel A. Perera (de caldero y oro), silencio tras un aviso y pitos. Ginés Martín (de azul cobalto y oro), silencio y silencio.
Mucho trabajo va a tener por delante la nueva Empresa que llegue en el otoño a Vista Alegre. Deberá recuperar al público que ha dimitido de asistir a las Corridas Generales, por causas que en algún momento habrá que abordar, entre otras la política de precios. Pero deberá recuperar también el nivel de los aficionados, que no anda menos bajo. Que este jueves se pusieran del lado de un toro con peligro, para dirigir sus pitos al torero que se jugaba la cornada, da la dimensión de este otro agujero negro. Y lo peor es que no ha sido cosa de tres despistados de un día: es que ese bajo nivel se están haciendo habitual, con lo que esta Plaza acabará por perder del todo los perfiles que le dieron fama.
De antemano no se puede negar la voluntad de los organizadores salientes, por más que sean discutibles sus criterios. Pero si lo que buscaban con esta feria de las figuras era despedirse sin dejar mal recuerdo por su gestión en estos años últimos –que son los que han llevado a la crisis–, no les pueden estar saliendo las cosas peor. Por cuarta tarde consecutiva los toros han hundido el espectáculo. Y salvo la primera tarde de Roca Rey, las entradas vienen siendo muy manifiestamente mejorables. Se dice pronto. Antes de despedirse, les quedan otros tres festejos para enmendar la trayectoria. Mucha suerte deberán tener para que las coas cambien.
La corrida de El Parralejo también ha naufragado. Se comprende que con una camada tan corta no resulte fácil elegir una corrida pareja y de Bilbao. Pues si no la tiene, no vengan, que hay otras plazas donde lidiar. La de este 23 de agosto ha estado presentada por hechuras como un empinada escalera, con arboladuras muy cambiantes –del cornalón 5º y al 6º de escaso trapío–, y con un juego insufrible. Salvo ese 5º toro con peligro, todos han perdido las manos con reiteración, les costaba un mundo seguir los engaños, sin fijeza alguna –más de uno hubo que se le citaba por un lado y el animal salía por otro distinto– y se revolvían en un palmo de terreno. La única virtud, que eran prontos al responder a los cites, además de pelear bien en el caballo, en un tarde muy notable para los hombres del castoreño: se ha picado como ningún otro día.
La reconocida torería de Antonio Ferreras tuvo su momento cumbre en dos quites. El primero lo realizó con unas chicuelinas al paso, para sacar al 3º de debajo del caballo; el otro, un galleo con el capote la espalda, para cumplir la misma misión en el último de la tarde. Torerísimos ambos, que supieron a gloria. Sin olvidar, claro está, la majeza de su recibo con el capote y el espadazo monumental que tumbó al 4º sin puntilla. En el débil que ocupó su primer turno, buscó Ferrera enseñarle el camino, primero pasándolo por bajo; luego en unos naturales muy templados, jugando con las querencias. Poco más cabía. Con el 4º, estuvo mas insistente de lo que el toro merecía, que pasaba por allí sin clase ni humillación.
A lo mejor los aficionados no llegaron a advertir la afortunada forma con la que Miguel A. Perera inició su faena al bruto que hizo 2º. Le recetó una primera tanda para ahormarlo y a continuación unos derechazos con mucha calidad. Pero en cuanto el animal se sintió podido, se puso a la defensiva hasta finalmente rajarse sin disimulo. Frente al barbián que se enchiqueró como 5º, se puso por los dos pitones, a cual más imposibles, para pasar luego a aliñarlo, que es lo que correspondía. Eso sí, en este segundo se le complicó el descabello, como suele ocurrir cuando el toro se tapa llevando la cara por las nubes
Es cierto que tuvo un lote que, como sus hermanos, no garantizaban nada. Pero no termina de romper Ginés Marín. Resultaría una exageración cargar las tintas. Pero su primera tarde bilbaína se le fue en blanco. Acreditó, que no es poco, que sigue manejando bien los aceros de muerte. Salvo eso, algunos lances sueltos, especialmente con el 6º, y muletazos de calidad pero discontinuos, como sus toros.
El cartel del viernes
Para este viernes se anuncian los toros de Victoriano del Río, para la terna formada por Sebastián Castella, José Garrido –que sustituye al lesionado Cayetano– y Roca Rey.
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