Con un mano a mano de los rejoneadores Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández, arranca este sábado el serial bilbaíno. Se anuncia como una gran novedad. Y lo es. Resulta muy infrecuente el cartel, desde luego. Pero asalta una duda: ¿es el fruto de una competencia ya establecida o es otra cosa? Parece más bien lo contrario.
Desde el respeto a la autenticidad de la trayectoria que viene siguiendo el jovencísimo Leonardo Hernández, resulta absurdo negar que en el discurrir de la temporada, y en especial a raíz de los desacuerdos de Madrid, Pablo Hermoso de Mendoza elude en todos los nuevos contratos anunciarse junto a Diego Ventura, ese impetuoso y triunfante rejoneador, que hoy quiere disputarle, y en su derecho está, el cetro del toreo a caballo al navarro. En la mayoría ocasiones viene recurriendo el torero a las corridas mixta, lo que, de paso, permite a los empresarios incorporar a Ventura en el cartel de los rejoneadores. En Bilbao, plaza que dirige los apoderados de Hermoso de Mendoza, se recurrió al mano a mano.
Nadie discute hoy que Pablo Hermoso de Mendoza es destacadamente la primera figura de su escalafón. Incluso, resulta innegable que ha llevado el rejoneo a un punto jamás alcanzado. Pero todo lleva a pensar que el rejoneador de Estella, o sus mentores, no acierta con esta política. La cultura popular enseña que no es bueno abusar de llevar tantas veces el cántaro a la fuente. Pero es que, además, la competencia en los ruedos se puede eludir algunas veces, pero se acaba imponiendo. Y sobre todo, vista la historia de la Fiesta, acaba primando al que se pretende excluir. El público de toros es cambiante y suele tener la tendencia de pasarse al bando de quien está en la oposición.
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