MADRID. Vigésimo cuarta del abono de San Isidro. Corrida de las Seis Naciones. Algo más de media entrada: 15.191 espectadores (64,3% del aforo). Toros de El Pilar (Moisés Fraile), de correcta presentación, 3º y 5º cinqueños,
la mayoría descastados y sin clase ni entrega. FRANCIA: Juan Bautista (de frambuesa y oro), silencio. COLOMBIA: Luís Bolívar (de grana y oro), silencio. ESPAÑA: Juan del Álamo (de blanco y plata), silencio tras un aviso. PERÚ: Joaquín Galdós (de marino y oro), silencio tras dos avisos. MÉXICO: Luis David Adame (de canela y oro), vuelta al ruedo. VENEZUELA: Jesús Enrique Colombo (de burdeos y oro), vuelta al ruedo.
Parte facultativo de Luís Bolívar: “Puntazo con hematoma en tercio superior cara interna en pierna derecha. Contusión torácica, pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado”. Dr. García Leirado.
Parte médico de Jesús Enrique Colombo.- "Contusión facial con herida inciso contusa en región mandibular derecha. Pronóstico leve”. Fdo: Dr. García Leirado".
La fórmula del cartel de 6 para 6 es poco usual, salvo acontecimientos muy contados, como fue hace unos años el de Valladolid por Victor Barrios. Entre otras cosas porque si no reúne a media docena de figuras, el cartel pierde demasiado peso. De hecho, la de este jueves ha sido una de las entradas de orden menor en lo que va del abono, entre otras razones por la gran desigualdad de dimensiones entre los espadas actuantes. Como experiencia vale, pero no como para incorporarla al enclave de un abono de la naturaleza del madrileño.
Tampoco ha acompañado la poca calidad de los seis ejemplares que trajo Moisés Fraile con su hierro de El Pilar. Pasó sin problemas el fielato mañanero; por la tarde quedó muy lejos de los mínimos necesarios. Pero lo pronto, salvo el 2º, que peleó mejor, todos pasaron con nota baja el examen del caballo. Pero luego, aunque no andaban faltos de nobleza, tenian un nivel demasiado bajo de clase, de casta y de empuje. Moverse se ha movido, desde luego; lo que ocurre es que a continuación hay que exigir que no se muevan hacia ninguna parte.
Los momentos con algún género de emotividad fueron los menos. Vibración puso Juan del Álamo en varias sobre la mano derecha. Muy firme y con mucha verdad se dejo ver Luis Bolívar, con unas series de naturales verdaderamente notables, con el mérito de hacerlo después de unas de las volteretas más duras de las que se han producido, junto a la del día anterior de Castella. Con encefalograma plano, como el “pilarista” que le correspondió, Juan Bautista, que ha pasado por Madrid como la luz por el cristal: sin romperlo ni marcharlo.
En el grupo de los jóvenes, su punto emotivo tuvo algunos pasajes de la faena de Joaquín Galdós, aunque luego entrara en una etapa algo confusa y se aperreara con la espada. Demasiado lejos de la madurez necesaria Jesús Enrique Colombo, como ya se advirtió en su confirmación de alternativa; sólo sobre la base de la casta no se puede construir una carrera taurina: quiere hacer de todo y casi nada le sale limpio.
De jóvenes y menos jóvenes, el que más recuerdo dejó fue Luís David Adame, que además de estar muy valiente, ha progresado más de lo que correspondería a su corta carrera; la pena es que su “pilarista” durase tan poco. Pero se le ve muy a gusto. Y lo principal: cada día da un paso más.
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