El arte de ver los toros

por | 11 Ago 2010 | Tribuna Abierta

 Lamentablemente de un tiempo a esta parte estamos asistiendo a una inquisición contra el arte tauromáquico. Crueldad, sanguinario y torturador son los apelativos más livianos que se le han adjudicado desde algunos sectores, cuanto menos, equivocados. No equivocados por no gustar de ver toros, equivocados porque se esmeran en pregonar la dignidad del toro.

Al toro, que de no ser por el toreo desaparecería en su vertiente llamada “de lidia”, en cuanto a que es un ser vivo se le debe un respeto, se debe respetar su vida. Y es por eso por lo que me confieso diametralmente en contra de ciertas fiestas populares en las que el toro es lanceado por caballistas, o el ya famosos toro de fuego. Ese tipo de fiestas me parecen aberrantes, con toda la tradición que puedan tener y si me parecen un ejemplo claro de la barbarie, pero no son comparables con el toreo. Y puede sonar a contradicción pero no lo es.
 
La auténtica contradicción es en la que viven algunas personas que atribuyen la misma dignidad a sur humano que a un toro. Y aunque parezca algo abruptamente tonto, hay quién lo cree. Hay quién se considera igual que un animal. Yo no. Yo soy un ser humano y eso me otorga una dignidad que ningún otro ser tiene. La falta de dignidad de los animales no es sinónimo de falta de respeto. Ni muchísimo menos. A los animales, a todos, hay que respetarlos, pero sin perder el norte, que nos lleva a asegurar que el animal está al servicio del hombre, que el hombre se alimenta, entre otras cosas, de animales.
 
¿Qué muerte es más digna?. En el matadero, el toro bravo no tiene posibilidad alguna de salvación, mientras que en el albero si. En el matadero el toro es una pedazo de carne indefenso; en el coso, el toro se defiende, lucha.
 
Algunos hacen símiles entre el Coliseo romano y los Toros. Los nulos conocimientos históricos de los que, pregonan tal sandez aparte, y sin volver a tratar el tema de la dignidad, el problema principal es que, aquel que solo quiera ver sangre, solo verá sangre.
 
Si es posible establecer un símil entre los toros y el llamado arte moderno. Si nos ponemos delante de un miró o de un picasso veremos rayas, manchas, formas deformadas pintadas con vivos colores. No veremos más. Si nos sentamos en un tendido de sombra de Las Ventas, solo veremos como un animal es llevado de un lado a otro con telas de colores. Nada más.
 
La cosa cambia cuando nos ponemos delante de un miró sabiendo algo de arte – tampoco mucho, no vaya a ser que digan por ahí que hemos leído un libro – , dejaremos de ver y contemplaremos, porque el arte no se mira, se contempla. Los toros también.
 
Cuando nos sentemos delante en el tendido sabiendo algo de toros, con la poca sensibilidad que nos ha dejado viva la televisión entre los dedos, dejaremos de ver a un toro yendo y viniendo para ver la expresión del torero y del toro. Porque el toreo es la suma de toro y torero. Lógicamente seguiremos viendo la sangre, pero no veremos crueldad. Veremos a un animal siendo colaborador necesario en una de las obras más maravillosas que puede hacer el hombre; el arte.
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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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