Dos gestos de Juan Belmonte con la corrida de Miura en la feria de Sevilla

por | 20 Abr 2013 | Retazos de Historia

En la temporada de 1921, la primera ya sin Joselito,  se pensó́ excluir de la feria de Sevilla la tradicional corrida de Miura. Por entonces la novedad era Manuel Jiménez “Chicuelo". Dado su poco oficio y su propia personalidad, se trató de evitarle el trago de los miureños. Juan en cambio impuso la corrida: "¿No comprendéis dijo que si transijo en que no se lidie la corrida de Miura la afición entera pensará, y sobrada de razón, que era a Joselito al que de verdad no le daban miedo los Miuras?". La sombra de José́, ya que no su presencia, le empujaba.

Y en efecto, cuando salieron los carteles de la feria Juan aparecía anunciado cuatro tardes. La primera, el 17 de abril, con Manolo Belmonte y Granero, ante toros de Rincón; la segunda,  con toros de Santa Coloma, en unión de Alcalareño y Chicuelo; la tercera, con toros de Guadalest, con Manolo Belmonte y Granero;  la cuarta, la de Miura, con Chicuelo y Granero; y la última, con ocho toros de Murube, en compañía de Alcalareño, Chicuelo y Granero.

Sin embargo, en la corrida de Santa Coloma, Belmonte resultó herido por su primer toro. Según narraba el cronista de “La Corresponde de España”, “Corinto y Oro” firmaba sus reseñas,  al día siguiente, “Belmonte toreó bien en el toro que le cogió; con la muleta valentísimo y fue cogido al dar un gran pase de pecho. La cogida fue emocionante y el público se dio inmediatamente cuenta de que el trianero llevaba una grave cornada”.

En concreto, el parte medico facilitado por el Dr. Vilches decía lo siguiente: “El diestro Belmonte sufre una herida contusa en la región suprahioidea media, que interesa piel y tejidos, celular y muscular, hasta el cielo de la boca, con desprendimiento hacia fuera de los cuatro incisivos superiores; herida contusa en la región dorsal dela nariz y otras erosiones en el frontal, lado izquierdo. Pronostico reservado”.

Y el cronista más adelante. “Conducido Belmonte a la enfermería, se le curó la herida, dándosele puntos de sutura. Después de avisó al dentista Sr. García Marián, quien le operó para sujetarle los dientes. Los doctores han dicho que si el cuerno se desliza, la cornada habría sido gravísima”. Completaba su descripción añadiendo que el torero sufría también un varetazo en el vientre “y se halla muy postrado. Los médicos dicen que tardará en curar”.

Al día siguiente el estado de Belmonte empeoró, hasta el punto que fue noticia también para “La Correspondencia de España”, que informaba en estos términos:  BELMONTE, AGRAVADO. Sevilla.- Los médicos reconocieron a última hora a Belmonte, y como tenía fiebre y seguía la inflamación de la garganta, le prohibieron que emprendiera viaje a Madrid hoy su viaje a Madrid, como tenía pensado el valiente torero”.

Por esta cornada, en las tres corridas que no pudo torear le sustituyó Rafael el Gallo, quien tuvo una actuación muy brillante llegando a cortarle las dos orejas a dos de sus toros.

La miurada del año 14

Pero al hilo de esta historia, a colación viene recordar lo ocurrido años antes, en la feria de abril de 1914. Juan Belmonte estuvo anunciado cuatro tardes, al igual de Gallito. La primera se anunciaba para el 12 de abril, Domingo de Resurrección, la primera vez que en un ruedo se encontró, ya matador de toros, con Gallito; luego, en la feria, actuaba otras tres tardes.

Sin embargo, entre los dos compromisos tenía contratada Juan una corrida en Murcia para el 15 de abril. Era una corrida de Veragua, con tan mala fortuna, que uno de sus toros le cogió al entrarle a matar, produciéndole lesiones de consideración que en principio imposibilitaban su comparecencia en Sevilla, donde el desencanto lo acusaron desde el primer momento las taquillas, con abundante devolución de billetes, pues se sabia que los médicos se oponían resueltamente a que el trianero torease en el coso del Baratillo.

Sin embargo, desde el principio Belmonte se empeñó, pese a su estado, en acudir a su compromiso sevillano de la tarde de los toros de Miura, aunque no pudiera hacerlo en las primeras que tenía ajustadas. Había llegado Juan a Sevilla la misma mañana de la corrida. Los aficionados que fueron a esperarle a la vieja Estación de la Plaza de Armas, pudieron comprobar el lastimoso estado en el que venia el torero, con la cabeza vendada, cojeando ostensiblemente. A duras penas se sostenía de pié.

Los detractores de Juan buscaron la justificación de inmediato: "Este lo que quiere es hacer el paseíllo, para luego dejar que Joselito y Gaona se traguen solos la corrida de Miura".

Cuando las cuadrillas hicieron el paseo la expectación había subido de tono. Nada hizo Gaona con el primero de la tarde. Peor le fueron las cosas a Joselito en el segundo. Cuando suenan de nuevo los clarines, Juan se adelantó al tercio, afianzó en el piso la pierna lesionada y así́ esperó la salida del tercero de la tarde, un berrendo bien armado. Allí́ empezó́ la apoteosis.

Contaba “Don Criterio” en “El Liberal” de Sevilla: "Aquello fue una verdadera revolución. Mas gallardía, mas valor, imposible. Su gesto gallardo tuvo dos aspectos: venir a los Miuras y triunfar definitivamente. Una tarde belmontina de triunfo resonante y un Don Juan que no tiene precio. Fue sacado en hombros por la Puerta del Príncipe entre aclamaciones y llevado así hasta su domicilio". Pero fue también la tarde de un hecho casi mítico: la primera vez que un torero se atrevió a cogerle un cuerno por la mazorca a un toro de Miura.

Al caer la tarde, en su casa de la Plaza de la Encarnación, Eduardo Miura recibió́ al mayoral:

–Señorito, que Juan Belmonte le ha cogido al berreado el cuerno por la mazorca….

–Falso, respondió́ enérgico el ganadero, quien para salir de dudas preguntó: ¿Pero tú lo has visto?

–Si, señoriíto, yo lo he visto.

Cuentan que don Eduardo con los ojos nublados salió despacioso del despacho. Por primera vez un torero se había atrevido a cogerle un pitón a un toro de Miura.  Pero también cuenta la historia que esta fue la segunda vez que don Eduardo Miura lloró. La primera había ocurrido en una madrugada de Viernes Santos, cuando escuchaba la saeta que el gran Manuel Torre le cantaba al Cristo de la Sentencia, de la hermandad de la Macarena. Un gitanillo que presenciaba la escena comentó: "Fíjate, con la mala uva que se gasta criando toros, y ahí́ lo tienes, que me lo han hecho llorar".

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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