Marea mediterránea
Álvaro R. del Moral
El efecto ‘Manzanares’ ha cambiado el signo de la larga isidrada. Las líneas de frente han quedado definidas para esa gran temporada que, finalizado el duro fielato madrileño, entra en velocidad de crucero.
Manzanares en Madrid: llegó, vio y venció. El gran triunfo del torero alicantino nos hizo retroceder en el tiempo. La corrida de Beneficencia de 1991, hace ya un cuarto de siglo, escenificó el duelo de los mejores del momento: Ortega Cano y César Rincón alternaron mano a mano con las cámaras de Televisión Española que retransmitió en directo un acontecimiento que tuvo que ser repetido varias veces en diferido por auténtica demanda popular. Los tiempos, ¡ay!, han cambiado demasiado en estos 25 años.
¿Qué habría pasado si el pronunciamiento manzanarista hubiera contado con el altavoz inmediato de la televisión pública? Se habría hecho un gran bien a mundo de la Tauromaquia; se hablaría de toros en las barras y en las paradas del autobús. Cuando el toreo alcanza esas cotas de expresión logra poner de acuerdo a todo el mundo y concita la atención de los más descreídos. Manzanares enseñó sus mejores registros cuando más se discutía su valía. Ése es otro de los milagros de este arte bendito…
Vigencia del toreo clásico
El alicantino, como Ponce, ha enseñado las claves del toreo clásico y natural; de la lidia precisa; los capotazos justos; el quite oportuno y brillante, la medida exacta de una faena basada en la calidad… No le hicieron faltacuchufletinas, pases cambiados ni arrimones a toros desangrados.
“Señores, que esto es así”, pareció dictar Josemari, que ha abierto una nueva etapa en su carrera sacando lo mejor de sí mismo cuando más se cuestionaba su vocación y se dudada de su capacidad de recuperar los mejores fueros. La tarde de Madrid, con otros parámetros, también recordó aquella corrida otoñal
del San Miguel de 2012. Manzanares llegó precedido de comentarios de todo pelaje. Se llegó a dudar de su presencia en la plaza de la Maestranza pero aquella tarde se subió encima de las olas y abrió su segunda Puerta del Príncipe de aquel año, la tercera de su carrera.
De la FIT, los Matilla y ciertos rumores
Una cosa nos lleva a la otra. Entonces –como ahora– ya había voces presuntamente informadas que aseguraban que estaba a punto de marcharse con Pepín Liria para dejar a los Matilla en la estacada. Ha pasado un lustro y esas mismas voces enteradas –o simplemente interesadas– siguen con la misma canción. Ellos mismos.
El que sí ha confirmado su llegada al corral de los taurinos charros es Talavante después de plantar a la FIT. Se dice que el Tala, que acumula una singular historia de apoderamientos, se quejaba de cierto desamparo que ha precipitado esta ruptura que no ha respetado los tiempos habituales. El divorcio llega en la yema de la temporada y con varios compromisos por cumplir que ya habían firmado los defenestrados magnates mexicanos.
►Los trabajos originales de Álvaro R. del Moral, cronista de “El Correo de Andalucía” , se publican en su blogs “Con la tarde colgada a un hombro”, al que se puede acceder a través de nuestra sección “8 opiniones 10” y en las direcciones electrónicas:
http://blogs.elcorreoweb.es/latardecolgadaaunhombro/
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Desde el corazón de las tinieblas
Gloria Sánchez Grande
"En el fondo de toda belleza habita algo inhumano", escribió Camus. Esa inhumanidad consustancial a la Fiesta, alejada del triunfalismo, es la razón y justificación de su existencia.
Este San Isidro queda resumido en dos imágenes llegadas, directamente, desde el corazón de las tinieblas: del retrato de un hombre que abraza, con la mano ensangrentada, a quien le ha salvado la vida, a la lucha desesperada de otro que pone todo su empeño y voluntad en sobrevivir, haciendo surgir la belleza y el orden de la fiereza y el caos. David Mora, después de cortar las dos orejas de "Malagueño" de Alcurrucén, con don Máximo García Padrós. Y Alberto Aguilar ante un toro decimonónico de Saltillo. "En el fondo de toda belleza habita algo inhumano". Lo escribió Camus y ambas fotos -una de Sánchez Olmedo y otra de Cruz- lo demuestran.
"Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tinieblas. Allí había verdadera calma […] Si aquello significaba guerra, paz u oración es algo que no podría decir […] Nos podíamos ver a nosotros mismos como los primeros hombres tomando posesión de una herencia maldita" (Joseph Conrad).
Y es que, probablemente, la tauromaquia sea la última manifestación visible de una herencia maldita: el recordatorio de que mañana podemos amanecer rodeados de belleza o en el mismo corazón de las tinieblas. Esa inhumanidad consustancial a la Fiesta, alejada del triunfalismo, es la razón y justificación de su existencia, mucho más que mil faenas hermosísimas de Manzanares.
►Los escritos de Gloria Sánchez-Grande pueden leerse a través de nuestra sección “10 opiniones 10" en su blog “A contraquerencia”, que se localiza en la dirección electrónica:
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