SEVILLA. Quinta del ciclo ferial. Algo más de media plaza. Toros de Fermín Bohórquez, reglamentariamente despuntados, de aceptable juego. Rui Fernandes, palmas y una oreja. Diego Ventura, una oreja y dos orejas. Andrés Romero, silencio y dos orejas. Diego Ventura salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
A lo mejor ha llegado la hora de que la Casa Pagés se repiense que hace con este domingo de preferia. Puede que le resulta necesario para aligerar los costos de la feria colocar una corrida de rejones; pero taurinamente que en un ciclo ferial venido a menos se incluyan dos festejos de rejoneo en semana y media resulta un exceso. Sobre todo cuando, como ocurrió este año, no se puede ofrecer un cartel de rejoneo con mucha fuerza, tanta como para mover a los renuentes. Basta repasar la distribución de los espectadores en los diferentes tendidos para comprender que mucho de los clásicos de todos los días, en este domingo se han tomado un descanso.
Cuando el número de espectáculos pasaban de las dos semanas, con tres domingos de por medio, aún cabía que en el primero de ellos entrara un espectáculo de este corte, para luego rematar con la ya clásica mañana del domingo de Miura. Pero cuando llegan los recortes, restar del toreo a pie el domingo de preferia es perder una buena fecha, también para la taquilla. Pero, sobre todo, es perder la inercia que siempre ha dado un gran cartel en el sábado de preferia para iniciar arriba la semana mayor. Hasta para llegada del turismo foráneo.
Son las anteriores simples ocurrencias que iban naciendo a la vista de la poca novedad que ofrecía el desarrollo del festejo, en demasiadas ocasiones hasta monótono. Pero, pese a todo, el palco estuvo muy ligero de manos a la hora de sacar pañuelos –lo del 6º, incomprensible–, hasta culminar propiciando una Puerta del Príncipe algo devaluada. Desde luego, si el festejo hubiera sido a pie no se cortan ni la mitad.
El momento más importante de la tarde discurrió durante la lidia del cinqueño que hizo 5º, con Diego Ventura montando un caballo nuevo, “Sueño” de nombre. Con una estampa preciosa y una doma espectacular, “Sueño” es capaz de hacer cosas distintas en el tercio de banderillas. Va sorprender mucho. Sus quiebros tan espectaculares calentaron la tarde, que luego Ventura culminó eficazmente con el rejón de muerte. Con su primero, estuvo solvente y correcto con los hierros, pero sin ese punto de pasión que tantos éxitos le ha dado.
Pasó dignamente por Sevilla el portugués Rui Fernandes, sin mayores clamores y con no pocas imprecisiones a la hora de clavar. Mejoró sensiblemente en el 4º, del que el palco le concedió una oreja.
Completaba la terna Andrés Romero, que si cumplió a secas en su primero, con el que cerraba plaza construyó una lidia de menos a más que llegó a los tendidos, sobredimensionada luego porque con el rejón de muerte dio una muerte espectacular a su enemigo.
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