Así lo ha visto “El Mundo”
►Málaga: José Tomás, apasionante y sin tragedia
CARLOS CRIVELL. Málaga
Con ambiente excepcional y la plaza en estado de esperanza ante una nueva aparición en público de José Tomás, el primer detalle que hay que anotar es que el caballero rejoneador hizo el paseíllo por delante, como siempre ha ocurrido, mientras detrás marchaba el matador de toros. Las formas hay que guardarlas siempre.
La corrida eran los tres toros de a pie con los intervalos de rejones, colocados como un sorbete de las comidas de varios platos. La plaza estaba solo esperando a José Tomás. El rejoneo fue como una parada para tomar impulso. Y que conste que el rejoneador era Hermoso de Mendoza, en un nuevo y extraño cartel mano a mano con un matador de toros.
La corrida la llenó Tomás. La lidia del primero provocó una ligera frustración. Es como si tuviera la inexorable obligación de brillar ante cualquier tipo de toro. Y el primero de los tres que mató, de Parladé, fue malo sin remisión, parado y de viaje muy corto. La realidad nos vino a recordar que el toro es fundamental para esta Fiesta. Lo mejor del torero fue que lo probó por los dos pitones y lo aliñó. Cuatro minutos le duró el toro.
Todo cambió en el de Victoriano del Río, un precioso ejemplar engatillado cinqueño que embistió con nobleza. Ya en los lances del saludo jugó los brazos a la verónica. En un alarde de inteligencia, ante la forma de irse el toro de la suerte, completó con chicuelinas majestuosas. El quite ya llevó el susto al tendido. En una caleserina fue derribado. No pasó nada. Impávido, se levantó para iniciar de nuevo el farol y las caleserinas. La emoción subió de tono. Cinco estatuarios de entrada citando en las afueras. Se ajustó de forma inverosímil. En el centro, la faena tomó aire en tandas con la derecha con la mano muy baja, todo muy ligado y ceñido. Al final, remates de pecho muy lentos. Solemnidad y pesonalidad en el torero. Bien colocado siempre, su labor bajó por la izquierda, por donde el Victoriano ya frenó su recorrido. Volvió a la derecha, de nuevo despacio y arrastrando la franela, para dibujar algunos de pecho de una largura y una lentitud sobrenatural. La banda tocó una ranchera, la mandó callar y citó de frente mientras en el tendido le cantaban un fandango. Ahora lo mejor fueron los remates con tricherillas señoriales y una vez más los de pecho. Se pasó de faena y quizás por ello pinchó antes de la estocada.
El sexto, de Parladé, fue un buen toro, noble y con un punto de raza que necesitaba ser toreado. Y Tomás lo toreó. Buenas verónicas a pies juntos. Sin quites, sin permitir al sobresaliente su intervención, Tomás se puso a torear con la derecha. Dos primeras tandas suaves, templadas y sometiendo mucho al animal. Lo mejor llegó al natural con el diestro firme, perfecto su juego de muñecas, en una faena en la que cada tanda mejoró en ajuste a la anterior. Es posible que al conjunto le faltara más rotundidad, nada importó cuando mató de un espadazo malo aunque eficaz. Dos orejas, la segunda de una benevolencia extrema porque la media estocada fue muy defectuosa, pero con la evidencia de que mantiene una personalidad única, que pisa un sitio muy comprometido y la constatación de que ahora despide a las reses con más violencia al final de los muletazos. La conclusión es que su ausencia de las plazas de toros es un despilfarro absurdo para el toreo. JT estuvo bien en dos toros; en el escalafón hay matadores que ante los mismos toros hubieran estado a semejante nivel. Es decir, que tiene que alternar con otros compañeros en plazas de responsabilidad, como siempre han hecho las figuras.
Entre los toros de José Tomás rejoneó tres astados despuntados Hermoso de Mendoza. Pagó la frialdad habitual de las plazas en el primero, brillando más que con ningún otro caballo con ´Disparate´. Con el segundo de su lote casi repitió su actuación. Fue un rejoneo con buenas cabalgaduras, brillante a dos pistas y un final con ´Pirata´ desplantado delante del astado en la hora de la muerte. Ese detalle le dio la oreja. Y repitió una labor correcta, sin grandes alardes, en el quinto. Sacó otra vez a ´Disparate´, que dejó clara su jerarquía en las llamadas hermosinas, pero falló con los rejones finales y se marchó a pie al fin del festejo.
El respetable salió contento. Tomás brilló en general. Su pesonalidad arrebata y conmueve. Y ya no hay visos de tragedia en su forma de andar delante de los toros. Hasta su terno rosa pálido acabó casi sin sangre. Hasta el año que viene, si Dios quiere, torero.
►Bilbao: Fandiño no pasa el fielato de la suerte
ZABALA DE LA SERNA Bilbao
Antes de que saltase el devuelto sexto al ruedo quien saltó fue un veterano y curtido espontáneo que no alcanzó -como siempre, como sucedió en Valdemorillo o Madrid- su objetivo, reducido por el peonaje y la policía vasca. Andamos jodidos hasta de espontáneos, sin relevo. El hombre nunca llega…
Fandiño había contado con un tercero carifosco y cárdeno que se contagió del pobre poder de sus hermanos, pero que recuperó en sus manos en su contado empuje y franca nobleza. La derecha de Iván lo cuidó siempre en línea y cosido en los exteriores del pico de la muleta, después de aprender que al más mínimo tirón se le iría al suelo. Creció la cosa cogida con alfileres hasta que otra vez no cruzó el fielato de la muerte y desperdició la suerte.
La plata exitosa de las pieles brillantes y cárdenas de los toros de La Quinta desapareció como la plata de los banderilleros: nueve de nueve en azabache. Pleno al negro. La plata, nueva o vieja, tendrá mil veces más categoría que el azabache, a pesar de las modas. Un toro calcetero, girón y guapo le valió a Antonio Ferrera para volar en banderillas en una pirueta muy Esplá y para majar un par en tablas y al quiebro de chapó. Gran tercio. El toro pinturero de La Quinta quiso más que pudo en los vuelos de un Ferrera ralentizado, enroscado y muy sentido en su expresión. Hubo una serie soberbia como un pase de pecho, pero el santacoloma acusó a medida que transcurrió la faena ese defecto de abandonar el muletazo con la cara alta hasta que dijo no, ni uno más. Al menos ofreció opciones, porque el toro que abrió plaza, además de nulas fuerzas, traía la guasa puesta de casa. Como a casi todos, AF hubo de cambiarle de terrenos con el capote para bregarlo hacia los medios y que no se le quedara por debajo. No hubo chance de nada, más que de banderillear con más espectacularidad que pureza.
Para El Juli fueron los dos de nones absolutos. Uno inválido que debió ser devuelto y que se echó en mitad de la faena más de una vez antes de que lo asaetara. Y otro que, a pesar de contar con los cinco años, se hacía como una vaca vieja en su flaco y huesudo esqueleto. Como con la espada acumuló ya toda la frustración, la bronca de despedida se oyó en su finca de Feligrés. Que ya es mala follá que se apunte a la de Miura en Nimes y a la de La Quinta en Bilbao y las dos se derrumben como las Torres Gemelas.
Así lo ha contado ABC
►Clamor por José Tomás en la Feria de Málaga
FERNANDO CARRASCO. Málaga
Claro que también muchos reprochaban que no se midiese, máxime con la gran feria que ha montado el empresario José Cutiño, con los coletudos del momento. Y es que un «mano a mano» con un rejoneador se antoja descafeinado. No hay una competencia.
Gran faena
Por eso mismo en el ruedo cada uno fue por su sitio, claro está. Sin embargo, el público estuvo con ambos en todo momento. Sobre todo con el diestro de a pie, que cuajó una gran faena al segundo de su lote, el de Victoriano del Río. Tuvo a la gente a su favor pero, ojo, se entregó el de Galapagar en todo momento. Poco que escribir de su primero, un astado de Parladé que lo desarmó al segundo capotazo. A pesar de ello, llevó al animal en verónicas lentas. En un quite por delantales perdió las manos el toro. Y en la muleta se defendía y no terminaba de pasar. Se puso JT sobre la diestra pero aquello no funcionaba. Tras probarlo por el izquierdo, macheteó y ahí acabó todo.
Cambió el decorado en el cuarto, un toro de Victoriano del Río más alto y con mayor presencia. Tras intentarlo a la verónica, cuajó tres chicuelinas de una belleza excelsa rubricadas con la media. Un quite trajo el susto cuando se echó el capote a la espalda para quitar de frente por detrás, tropezó y cayó. El mismo torero se hizo el quite desde el albero. Y luego unas saltilleras y faroles para prologar lo que vendría en la muleta. Porque tras brindar al público y con el toro en las tablas, se puso en los medios –fue acortando distancias– y citó para torear por estatuarios. El de Victoriano repetía y tenía temple en sus embestidas. Y llegaron entonces dos series diestras de mano baja, de muleta por el albero y la ligazón y la despaciosidad. Una obra de una lentitud tremenda, brutal. No fue lo mismo sobre la zurda y de nuevo dejó otra por el derecho en la que aguantó estoico. Se arrancó un cantaor. Bueno… Pinchó antes de dejar media y cortar una oreja. Pero la lentitud de la muleta de José Tomás es pasmosa.
Cerró plaza un toraco de 596 kilos de Parladé, que no se entregó en los primeros compases. Sin embargo, se le hicieron muy bien las cosas hasta que llegó al tercio final y allí rompió. JT a los medios con el toro. Y ahí, en ese terreno tan complicado, primero brotó el toreo diestro pero luego ¡ay, luego! surgió el natural con mayúsculas. Naturales largos, llevando al parladé hasta el final. En la tercera, ya citando de frente, fue ralentizando aún má. Toreo hondo, profundo, natural como su propio nombre indica. Faena muy intensa y siempre en los medios. Dejó un espadazo casi entero y cortó las dos orejas en medio del clamor.
Oreja para el caballero
Hermoso de Mendoza demostró su magisterio en sus tres toros. El primero, de San Mateo, fue un astado manso y huidizo al que le hizo todo el navarro. El astado no quería pelea y Pablo, muy inteligentemente, supo llevarlo a los medios. Allí, con «Disparate» anduvo a una grandísima altura en los cambios del equino con la culata. Lo mismo que con «Viriato» en los giros en la cara. Estuvo muy por encima pero el rejón quedó muy caído. El tercero, de Carmen Lorenzo, fue más soso de salida pero rompió mucho mejor en las banderillas a una mano. Y ahí vimos a un Hermoso de Mendoza muy centrado, haciéndolo casi perfecto con «Chenel» y con «Habanero». La oreja tuvo consistencia.
De San Mateo fue el quinto y tuvo brío. Así que de nuevo sacó a «Disparate» para que el público se deleitase. Lástima del descabello, que lo echó todo a perder.
Al final, José Tomás en volandas de la lentitud pasmosa de su muleta.
►Ferrera y Fandiño, lidiadores sin espada
ANDRES AMOROS. Bilbao
Los santacolomas, añorados por los aficionados, pueden salir muy buenos… o bastante malos. Nunca olvidó Antoñete lo que uno le hizo pasar; en cambio, los prefería un torero tan poderoso como Paco Camino (mató 226, según cuenta José María Moreno Bermejo, en el apartado). La corrida de Gijón salió magnífica. Los de esta tarde, serios, bien armados, han flojeado, no han respondido a las expectativas. Lo hubiera lamentado Manolo Vázquez, gran partidario de esta ganadería.
Espectacular tercio
Viene Antonio Ferrera de la hazaña de matar seis miuras. El primero de La Quinta cumple en varas. Se luce el matador en el arriesgado tercer par, por dentro. En la muleta, el toro queda muy corto, saca guasa. Los que pitan al diestro no se han enterado. Abrevia y falla, con los aceros. El cuarto, un bonito bragado calcetero, embiste con clase por la derecha. Ferrera logra buenas verónicas y un espectacular tercio de banderillas, jugueteando con el toro, que levantan un clamor. Aprovecha la bondad del toro en derechazos relajados; alguno, lentísimo. Antonio ha disfrutado en esta faena, llevándolo prendido a la muleta, con torería. Y también ha disfrutado el público, claro. Pierde la oreja por pinchar, antes de la estocada.
Sale suelto el segundo, flaquea después de la primera vara. Brinda El Juli por televisión a los novilleros colombianos que están en huelga de hambre, por defender la Tauromaquia. En la muleta, el toro se apaga y cae. Sufre un desarme y, en un doblón, la res vuelve a caer: decepción. Un metisaca en los bajos desata los pitos a toro y torero. No se entrega el quinto y le pegan fuerte, en varas; es noble pero apagado, hay que esperarle mucho, sin dudarle, y Julián no se acaba de confiar. Machetea y surgen los pitos. Pincha mal, aprovechando el viaje, y otra vez, antes de la estocada. Un desairado final de Feria.
Lancea valiente Fandiño al noble tercero, que flaquea. Parean bien Pedro Lara y Jesús Arruga. Brinda a Iñaki Azkuna, el fallecido alcalde de Bilbao, defensor de la Fiesta. Cuidándolo mucho, logra templados derechazos, alargando la embestida, que levantan la primera gran ovación de la tarde. Por la izquierda, el toro va rebrincado pero le aguanta, con valor. Vuelve a la derecha, con gran suavidad y lentitud. Pierde la oreja por pinchar: toreando bien, ha sabido sacar lo bueno que tenía el toro. Antes de salir el sexto, salta un espontáneo talludo; el toro embiste con fiereza a los guardias que lo están reduciendo: felizmente, no pasa nada. Devuelto por flojo, el sobrero, de la misma ganadería, descarado de pitones, recibe fuerte castigo y lo acusa. Fandiño, muy decidido, lo va metiendo en la muleta. La faena, menos reposada y limpia que la anterior, también tiene mérito: alterna naturales buenos y enganchados, pero da la cara, sin una duda. Pincha siempre arriba, sin aliviarse… pero pincha.(Ha sufrido un puntazo en la mano, al matar). Otra oreja perdida.
¿Se volverá a apuntar El Juli a estos santacolomas? Lo dudo. «Caballero sin espada» era Gary Cooper. Antonio Ferrera e Iván Fandiño, esta tarde, pierden el triunfo por ser buenos «lidiadores sin espada».
0 comentarios