MADRID. Un tercio amplio de entrada. Toros de Martín Lorca –el 6º con el hiero de Escribano Martín–, de desigual presentación y fuerzas medidas; los mejores, segundo y sexto. Serafín Marín (de blanco y oro), palmas y silencio. David Mora (de tabaco y oro), oreja y ovación. Oliva Soto, (de nazareno y oro), silencio tras aviso y ovación con aviso.
Comienza el verano taurino de Madrid. Y para su apertura se encajó un cartel muy apañado, con dos toreros que dejaron su tarjeta de visita en la reciente feria y uno de los ausentes, para la lidia de toros de Martín Lorca. En los dos abonos como éste hemos tenido muchos carteles; la única diferencia es que hoy en los tendidos estábamos los clásicos de toda la vida.
Pues será para no defraudar la rutina de tantas tardes anteriores, pero la realidad es que aunque estemos en verano, que en otros tiempos era signo de toros con trapío, por los chiqueros desfilaron seis procedencias “juanpedros”, varios de los cuales levantaron las protestas del tendido bien por su trapío bien por la carencia de fuerzas.. Vamos como en los abonos.
Y salvo por esos pequeños detalles del trapío y de las fuerzas, la corrida de Martí Lorca resultó muy manejable, con un toro especialmente bueno, el segundo; otro, el sexto, muy interesante y un par de ellos más que permitían el toreo, sobre todo si no se hacía a base de tirones y toques bruscos.
Con el verdaderamente bueno, dejó una impronta de interés David Mora, al que cada día se le ve más cuajado. Quizás por el empeño de citar siempre de verdad, algunas series necesariamente tenían que ser discontinuas y por eso no arrebataban. Pero siempre tuvieron empaque y muy buen trazo. Se le concedió una oreja de las auténticas. Trató de redondear su tarde con el quinto, al que lanceó con gusto y pureza. Y por más que el toro iba y venía, nunca se entregaba en sus viajes, por lo que la faena tuvo altibajos.
El otro bueno, el 6º, que llevaba la vibración en sus embestidas, hizo un esfuerzo muy de agradecer Oliva Soto, aunque luego no terminara de acoplarse en series desiguales, siempre con el denominador común de la decisión y la quietud, pero sin la limpieza necesaria. Ante su primero, quizás el que más bajó en presencia, el sevillano anduvo por allí.
Peor parado salió en el sorteo Serafín Marín. Una pena, porque el catalán ha recuperado su sitio y su decisión.
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