Corridas |
60 |
Orejas |
85 |
Rabos |
2 |
Bien podría decirse que la temporada de 2010 ha sido para Daniel Luque la de su vacunación contra cualquier género de dificultades. Conseguir imponerse, como ha hecho, a un cúmulo desproporcionado de riesgos, raya en lo épico.
Fruto de una administración desacertada, acabó esa especie de campo de minas que le prepararon para abril y mayo con un tercio de quites –mano a mano con Morante y en Madrid, eso sí— como máximo logro, después de naufragar en la inoportuna encerrona de Madrid y el excesivo número de tardes en Sevilla y en San Isidro. En muchos casos un balance tan pobre le pone al torero en el camino de pasar a un segundo plano.
Pero salió a relucir la casta del torero sevillano y contra pronóstico recuperó terreno, aunque toda la temporada fuera un subir un Tourmalet inacabable. Sin darse un respiro, eso que en el argot ciclista se define como sin levantarse del sillín ni una vez, fue dando la cara en todas las plazas, sin prestar mayor atención a la categoría de la misma.
El esfuerzo se vio recompensado con justicia, de forma que acabó el 2010 en mejor posición que en sus comienzos y queda para la temporada 2011 con un rol desahogado, como para poder afrontar una campaña que debe ser la de su consolidación.
Visto a toro pasado la campaña que le prepararon a Luque, habrá quien diga que un torero tiene que arriesgar, si de verdad pretende codearse con las figuras. Y es cierto, pero con matices. En efecto, tomar riesgos es una asignatura indispensable en esta profesión, pero siempre que sean proporcionados a las posibilidades reales del torero. Una cosa es mimar a un torero y otra echarlo a los leones, por si la flauta suena.
¿Qué añadía a una carrera incipiente desayunarse en la temporada con una encerrona en Madrid, y además con toros que de antemano se sabía que iban a levantar más que suspicacias en la afición?¿Seguro que lo más idóneo para su situación era anunciarse cuatro tardes en Sevilla y una de ellas en un mano a mano? ¿Era indispensable acudir por tres veces al ciclo de San Isidro? Para quien anda con poco más de doce meses de alternativa, por más arrojado que sea, esos atragantones tienen más riesgos que ventajas. De hecho, no salieron bien, simplemente porque no podían hacerlo. Por eso hay que conceder tanto mérito a la épica remontada que supuso el resto de la temporada.
Con semejantes antecedentes, con toda justeza se puede afirmar que en 2010 nadie le ha regalado nada a Daniel Luque; lo que ha conseguido ha sido fruto de su esfuerzo y su constancia. Y eso con su edad y su nivel de experiencia es un mérito importante.
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