Cuando Pepe Luis acabó el papel en la Maestranza con una sola novillada sin caballos

por | 14 Ene 2012 | Retazos de Historia

Cuando debuté en la Maestranza tenía 15 años. Ya se habían dado ese verano los festejos sin picadores. Y le dije a Manolo Belmonte, que llevaba la empresa, que me pusieran en la de sin picadores y en la siguiente con caballos. Y a Belmonte le entró una risita como diciendo: "Éste niño está loco". Se dio muy bien la de sin picadores y para el domingo siguiente, en el que me anunciaron con caballos, se había acabado el papel el jueves. Ese año toreé en Sevilla seis novilladas y otras seis en Zaragoza. Me hice torero entre el Guadalquivir y el Ebro. Se me dio tan bien allí que le regalé un capote de paseo grana y oro a La Pilarica”.

Pero en su memoria está también la primera vez que pisó el ruedo maestrante. “Era un niño y fue a puerta cerrada, lidiando un miura y un becerro de Guadalest. Ese mismo año debuté con traje de luces en Algeciras”. Antonio Bienvenida, también debutante, era su compañero de cartel.

Son recuerdos que se mantienen vivos en su memoria, como en estos días le ha contado a Luis Nieto, para el “Diario de Sevilla”. Hace menos de un mes cumplió los 90 años. Y hoy como ayer el decano de los matadores de toros sigue siendo uno de los nombres fundamentales en los Anales taurinos del último siglo. Pepe Luis Vázquez, una leyenda viva de este Arte, que jamás pasa de la actualidad.

 “Ahora recuerdo más los comienzos y sobre todo mis vivencias en México. No sé por qué. La verdad es que cuajé varios toros en El Toreo y en La México y también en otras plazas de los estados”.

Pero en su memoria siguen presentes muchas vivencias. “El cartucho de pescao lo di por primera vez en un festejo sin caballos, con un novillo de Esteban González. Me contaba mi abuelo que El Espartero salía a todos los toros con la mano izquierda. Le daba cuatro o seis lambreazos y entraba a matar. Entonces, yo plegué la muleta y la abrí cuando entraba el novillo y dibujé el natural. Así, le pegué varios naturales y el de pecho. Me retiré y eché las dos rodillas en la arena. La que se lió allí, Dios mío…”.

Siempre se le reconoció al torero de San Bernardo su capacidad para ver desde la salida a los toros. Y un buen ejemplo se encuentra en su segunda corrida de toros, tras tomar la alternativa en Sevilla de manos de Pepote Bienvenida. “Toreé en San Sebastián con Marcial y con Domingo Ortega. Salió únicamente un toro bueno, que le tocó a Ortega. Lo vi de salida. Ortega no lo toreó con el capote. Cuando yo iba a mi quite me dijo "A lidiar, a lidiar". Yo dije: "¿A lidiar, de qué?". A torear. Entonces hice el quite que me pertenecía. Le pegué unas verónicas y una media. Lo hice todo a dos por hora. Y se formó allí una… Después Domingo Ortega estuvo bien con él y le cortó las dos orejas. Al ir al burladero de matadores, me dijo Marcial: "Pronto lo viste, chaval, pronto lo viste".

De su paso por los ruedos, siempre destacó a “Manolete”. “Era mucho Manolete. Además de su toreo era extraordinario con la espada y tenía mucha regularidad. Toreé con él muchas corridas. Admiro a Joselito, Belmonte y Chicuelo. Hasta en el campo te impresionaban por cómo se movían y se colocaban. Chicuelo con el capote era una maravilla. Y otros como Martín Vázquez y Curro Romero, que son toreros muy sevillanos; aunque, como siempre he dicho, no creo en escuelas taurinas. O se torea bien o no se torea bien. Ésa es la verdad”.

Aunque hay muchas faenas históricas, como la de 1951 en Madrid con el toro de Castillo Higares, entre todas sus tardes, destaca la célebre corrida de Valladolid, con un toro del marqués de Villagodio: “Fue una tarde con ocho toros en la que toreamos Luis Miguel Dominguín, Manolo González, Litri y yo. Cuando terminé parecía que estaba en una nube. Vamos, como si no hubiera toro ni público. Lo más logrado fue con la muleta y la espada. Toreé muy despacio. Mis compañeros me aplaudieron cuando llegaba a las tablas y entonces me di cuenta de lo que había hecho”.

Y dentro de lo singular, en su haber tiene un verdadero record: la salida a hombros más larga habida nunca en Sevilla. “Me llevaron desde la plaza de toros hasta San Bernardo. En una corrida en la que corté una pata -máximo trofeo entonces- la gente se echó a la plaza y me trajeron por el Paseo de Colón, la calle San Fernando, luego por el Puente de San Bernardo, la calle Ancha y la calle Campamento, donde yo vivía entonces”. De este hito, en otra ocasión, el torero añadía: “En aquella caminata se turnaban y sudaban una barbaridad para llevarme en volandas. Eran aficionados puros, que no te llevaban por dinero”.

El texto íntegro de la entrevista de Luis Nieto puede consultarse en:
http://www.diariodesevilla.es/article/toros/1143808/me/hice/torero/entre/guadalquivir/y/ebro.html

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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