Cuando Matías Tejela volvió a creer en los Reyes Magos

por | 20 May 2012 | Temporada 2012

MADRID, 19 de mayo de 2012. Décima de feria.  Casi lleno. Toros de Torrestrella, de buena presentación, variados de capa y juego desigual: para el torero destacó el 2º y ante el caballo el mejor fue el 4º. Juan Bautista (de gris perla y oro), silencio  y silencio. Matías Tejela (de bermellón y oro), vuelta al ruedo tras aviso  y silencio. Octavio García  “El Payo” (de azul cobalto y oro), pitos tras un aviso y pitos.

Desde una hora antes del comienzo, sobre Las Ventas cayó una fuerte tormenta de agua y granizo, que se cortó durante la lidia del 1º de la tarde y no volvió a aparecer.

En el Palco Real, asistió a la corrida la Infanta doña Elena, a  la que los espadas brindaros sus primeros toros.

En cualquier obra creativa, que de por sí es de ejemplar único, se comprende que el ánimo del artista tiene que pesar mucho. Si, además, ese Arte tiene que plasmarse a hora y día fijo, con más motivo las situaciones anímicas del artística tienen una fuerte implicación en el resultado final. En uno de sus libros Jean Cau escribe algo así como que amar los toros es, cada tarde, a eso de las cinco, creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro. Resulta muy humanamente comprensible que no todos los días, a eso de las cinco, tiene uno cuerpo para esas cabalgatas. Y es que hasta lo contrario restaría valor a cuanto ocurre en un ruedo, porque pasaría a convertirse en una inmensa máquina de repetir la misma obra un día tras otro.

En este sábado de feria vivimos ejemplos evidentes de esta realidad. Ni el espíritu torero de Matías Tejela era el de otras veces, cuando su toreo se vuelve mecánico, ni el ánimo del mexicano “El Payo” estaba en los linderos de hombre esforzado que ha marcado su camino. Esa conjunción de factores anímicos de los que depende el arte del toreo se daba, pues, de forma desigual.

Pero en los ruedos, las circunstancias espirituales del torero tienen que conjugarse, además, con los condicionantes de cada toro, materia prima indispensable para el arte rebrote. En esta ocasión, los chiqueros encerraban una respetable y bonita corrida de Torrestrella, que distó bastante de la que se vio hace un mes en Sevilla. Si nos fijamos en la suerte de varas, el más en tipo de la casa fue el cuarto; si miramos hacia el torero, el más agradecido resultó ser el segundo. Todos carecieron de feas intenciones, pero su juego fue muy desigual: desde el que andaba gazapeando de un lado para otro hasta el que, por su sosería, nada decía a los aficionados.

Reuniendo todos estos elementos, en la memoria queda la forma, estética pero también técnica, con la que Matías Tejela toreó con el capote a ese buen segundo de la tarde: los lances de recibo, muy de verdad, su galleo de la mariposa, su quite posterior… Todo esa era la tarjeta de visita de un ánimo distinto en el torero de Alcalá. Y el público se identificó con él en un instante. Luego, de nuevo con la muleta siguió en el mismo registro, hasta conseguir una faena muy estimable sobre ambas manos, que nació con frescura y con fluidez. El buen espadazo no tuvo los efectos inmediatos deseables y para colmo con la puntilla levantaron al toro. Quizás fue eso lo enfrió al Sr. Presidente, pero la verdad es que hubo mayoría de pañuelos como para que se le concediera la oreja, como otras tardes en esta misma plaza ha ocurrido. En la ruleta que supone la rotación de responsables en el palco, en esta ocasión tocó que no.

Frente al momento razonablemente gozoso de esos 20 minutos, hay que contraponer la tarde poco afortunada del otras veces esforzado “El Payo”. Con el alma entumecida, sin la presencia de ánimo en suficiente dosis, al mexicano se le fue de vacío su única oportunidad en esta feria. Este mismo torero en otras ocasiones ha sido la otra cara de la moneda. Pero esta tarde, a eso de las cinco, el cuerpo no lo tenía para los gaspares y baltasares que pedía Jean Cau. Tampoco es que delante tuviera una materia prima moldeable de por sí, pero con ese mismo barro en otras ocasiones las cosas le rodaron de distinta manera.

En medio quedó Juan Bautista, con el espíritu despierto pero con el importante hándicap de corresponderle los dos toros que menos emotividad aportaban a una obra que o es épica o no es nada.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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