MADRID. Vigésimo octava de feria. Media entrada. Toros de Guiomar Cortés de Moura, de muy buen juego. Martín Burgos, silencio tras aviso. Rui Fernandes, silencio tras aviso. Mariano Rojo, ovación. Moura Caetano, ovación. Joao Moura, ovación. Francisco Palha, ovación tras aviso.
Una gran corrida de la divisa de Guiomar de Moura se vio en el último festejo de rejones incluido en el abono madrileño. Una conjunto que parecía preparado para brindar el triunfo a los actuantes, que sin embargo estuvieron por debajo de la calidad de sus enemigos.
En arte la tarde se les fue por el mal manejo general de los hierros de muerte, pero en parte también porque los toros brindaban unas posibilidades par su lidia que no terminaron de ser aprovechadas.
Demasiados altibajos en unas faenas en entre las que destacó la de Rui Fernández, el más toreado de los actuantes, en especial su compatriota Moura Caetano frente al 4º de la tarde. A destacar el tercio de banderillas de Moura hijo con el 5º.
Pero poco más hay que anotar en una corrida que en ocasiones se hizo lenta y premiosa y en la que no hubo esos momentos rotundos que propician el triunfo.
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