Cuando las oportunidades tienen trampa

por | 9 Jun 2011 | Temporada 2011

MADRID. Segunda del abono del Aniversario.  Media entrada. Llovizno durante la lidia del último de la tarde. Cinco toros de Bañuelos, serios y bien  armados, pero mansos y gazapones; el único potable, el 6º, duró muy poco. Un sobrero de Adelaida Rodríguez (4º bis), un cinqueño imposible.  Víctor Puerto (de azul cobalto y oro), silencio y silencio. El Capea (de grana y oro), silencio y silencio.  Jairo Miguel (de azul pastel y oro), que confirmaba alternativa, silencio y palmas.
 
Hay tardes, como las de hoy, en las que habría que ser don Antonio Díaz-Cañabate para enjaretar unos folios ocurrentes, al menos costumbristas, cuando de lo ocurrido en el ruedo basta con un par de líneas. Don Antonio en eso siempre fue un maestro, además de un soberano escritor. Pero no es el caso, hay que reconocer. Así que habrá que abreviar en una  nota.
 
Antonio Bañuelos mandó una señora corrida, con trapío y pitones para cubrir todas las carencias de anteriores tardes, tres de ellos cinqueños. Pero no estaban hechos para embestir: con la cara por las nubes, sin atisbo alguno de humillar, sin raza y sin fijeza y, a las primeras de cambio, gazapones. Algunos, complementariamente, se acostaban una barbaridad por los dos pitones y estaban más pendientes del torero que de los engaños. Se salvó el sexto, que quería meter la cara en la muleta, pero que duró un suspiro. Como si fuera por solidaridad profesional, el sobrero de Adelaida Rodríguez, estaba cortado por el mismo patrón que los titulares. Vamos, un regalo en forma de falsa oportunidad.
 
Con este material vino a confirmar alternativa Jairo Miguel, poco conocido en España porque se ha hecho torero en México. Y dando tal referencia, se está dando muchas pistas. Partiendo que tiene un muy aceptable corte de torero, tiene la misma disposición que en días atrás hemos visto en los toreros aztecas. Una pena que no tuviera opción de explayarse, porque dejó notas interesantes. Lo que ocurre es que estos matices, que para el que está en la pomada tienen importancia, carecen de relevancia ante el gran público y ante el empresariado, que no necesita de buenas disposiciones sino puertas grandes. Pero al menos el torero se habrá ido a la cama con la conciencia tranquila.
 
Inviable toda posibilidad de lucimiento, si algo llamó la atención de Víctor Puerto fue lo bien que desempeñó su papel de director de lidia, papel que no es precisamente de reparto, sino que tiene relevancia, por más que en el tendido no se valore. Siempre estuvo en su sitio, siguió la lidia desde cerca… Un profesional, en suma.
 
Lo más probable es que la tarde de hoy no le sirva para nada a El Capea, si tal medimos por contratos y demás. Pero la verdad es que ha vuelto de México –qué casualidad, otra vez México— mucho más cuajado y con más empaque incluso. Por eso, no es de extrañar que Las Ventas le respetara, aunque no pudiera aplaudirle por causas de fuerza mayor (los toros).
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Taurología

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