PAMPLONA. Tercera de la feria de San Fermín. Lleno. Toros de Victoriano del Río –el 4º con el hierro de Toros de Cortés–, bien presentados pero de mal juego en general, descastados y sin fuerza. Sebastián Castella (de granate y oro), una oreja tras aviso y silencio. Iván Fandiño (de vainilla y oro), una oreja y silencio. Alejandro Talavante (de turquesa y oro), silencio y silencio.
No le salen bien las cosas al ganadero preferido de las figuras en esta temporada. Después de los fiascos anteriores en las plazas de primera, Pamplona no ha querido ser una excepción. Los muy cabezones todos de Victoriano del Rio no podían tapar con sus arboladuras la falta de casta y de fuerza que demostraron casi todos en el ruedo. La excepción estuvo en los dos primeros, que aunque con carencias al menos tenían un punto de clase. Con algo de simpleza se podría pensar que al criador de Guadalix de la Sierra le salen mejores los toros recortaditos para plazas de orden menor, mientras que los que cuentan con el trapío que el aficionado exige suponen un fiasco pleno. Será cosa de la ignota genética torista.
Sin duda eran espectaculares por delante. Pero por dentro la casta estaba ausente. Incluso los dos primeros, más potables, sacaron nobleza, pero muy aguada por una declarada flojera; los restantes salieron de toriles ya con el directo propósito de rajarse. Como sería la cosa que Talavante, que anda como un obús en esta temporada, no consiguió un momento de lucimiento.
Muy entregado estuvo Sebastián Castella con el que abrió la corrida, que andaba en un tris de cumplir los seis años. El torero supo aprovechar la dosis de nobleza, pero a base de poner por su parte todo lo que le faltaba del “victoriano”. Una faena muy estimable por el esfuerzo del torero, en línea con el buen momento que ahora atraviesa, aunque de un metraje excesivo para la capacidad de su enemigo: el aviso le llegó sin haber cogido la espada de verdad. Suya fue la primera oreja de la tarde. El panorama cambió frente al 4º, con demasiada dosis de violencia en sus comienzos para luego rajarse sin disimulo alguno; de nada valía ahí la quietud de Castella.
Después de no haber roto la mala racha ni en Sevilla ni en Madrid, Iván Fandiño tenía en Pamplona una nueva oportunidad de remontar vuelo. Solo pudo ser a medias. La gran nobleza de su primeros le permitió sacar algunos momentos de interés. Sin embargo la escaza fortaleza del animal, demostrada ya desde su salida, restaba todo punto de emoción. Con todo, el vasco estuvo firme y con decisión, matando con exposición. Entre la estocada y la parte mas festiva del trasteo, se llevó una oreja. El 5º salió al ruedo resultó de los más imposibles por su absoluta carencia de casta y fortaleza. Poco pudo hacer Fandiño, que para mayores mal hizo guardia con la espada.
Prácticamente en blanco ha pasado por la capital navarra Alejandro Talavante: su lote no le dio ni una alegría.
El encierro: Sin heridos por asta de toros
El tercer encierro de 2015 ha sido rápido (2 minutos y 27 segundos) pero peligroso han corrido este jueves los toros de Victoriano del Río. Salvo en el tramo entre Santo Domingo y Mercaderes, cuando se adelantó uno de los astados y se vivieron momentos peligrosos, la manada ha cubierto el resto del recorrido compacta y arropada por los cabestros. De nuevo en el curso de Estafeta volvieron los momentos de riesgos, pero también hubo ocasión para contemplar buenas carreras de los mozos.
Aunque en este encierro no hubo heridos por asta de toro, en el Complejo Hospitalario de Navarra han sido cinco atendidas cinco personas trasladadas, todas ellas por traumatismos y contusiones de diversa consideración.
0 comentarios