Conversaciones de dos taurinos que cuestionan la Tauromaquia

por | 20 Mar 2015 | Documentos

En “El Tiempo”, del 3 de noviembre de 1887 (pág. 2), se publicó una extensa narración que rubricó Manuel Arol. No tengo más datos sobre dicho autor, pero lo que sí puedo adelantar es que, algunas conversaciones que por entonces seguía publicando Guillermo Prieto, parecen ser la referencia para que Arol se animara a escribir tan largo como parecido diálogo, mismo que ahora pretendo recoger en su totalidad, para que lo disfruten los lectores. Y no solo eso. También para que se entienda la discusión que habría entre dos personajes que ponen en entredicho a la tauromaquia que, por entonces, estaba tomando unos niveles de apasionamiento como nunca antes se habían registrado en nuestro país, particularmente en la capital del país, espacio geográfico que estaba saturado, a esas alturas del año, con registros que no se habían alcanzado hasta entonces.

Balance de la temporada de 1886

Al final de este trabajo, lo comprenderemos mejor, si nos acercamos al balance en que habrán de aparecer esos datos fríos en que se pueda contabilizar la cantidad de festejos que se celebraron en el curso de una larga temporada, que arrancó el 20 de febrero y fue a terminar en el mismísimo mes de diciembre, por lo menos hasta el día 25 en el que todavía se registra actividad.

No debe olvidarse que este trabajo –me refiero al Anuario Taurino Mexicano, 1887– recoge todas aquellas noticias habidas en el país, lo cual dimensiona aún más esa dinámica que fue a convertirse en una especie de caja de resonancia, aunada a la cotidiana circunstancia de otros tantos festejos celebrados en diversas provincias, como resultado de ferias o fiestas en honor del santo o santa patronos de este o aquel sitio, lo cual entregará como balance una cantidad que ni por casualidad se acerque al año inmediatamente anterior. Si nos atenemos al resultado de aquel registro, conviene, como referencia el siguiente recordatorio:

Como en los anuarios que preceden al que ahora concluye (1852 y 1853), también presento a continuación un cuadro sintetizado de la situación, con objeto de tener idea aproximada en cómo se comportó el año taurino mexicano de 1886.

Probablemente exista un porcentaje de error en esta contabilidad. Sin embargo, es lo más cercano a la realidad.

El texto íntegro del diálogo que aquí anuncia José Francisco Coello Ugalde lo puede consultar el lector en el adjunto archivo en formato PDF.

Los escritos de José Francisco Coello Ugalde pueden consultarse a través de nuestra nueva sección “10 opiniones 10” y en su blogs “Aportaciones histórico taurinas mexicana”, en la dirección: http://ahtm.wordpress.com/

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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