MADRID. Vigésimo tercera de abono. Casi lleno. Tarde ventosa, que acabó siendo fría. Cuatro toros de Palha, deficientes de presentación, mansos y bajos de raza; uno de Carmen Segovia (2º bis), deslucido; y otro de Aurelio Hernando, acaballado y sin celo, Luis Bolívar (de grosella y oro), aviso y silencio y silencio. Salvador Cortes (de nazareno y oro), aviso y silencio y aviso y silencio. David Mora (de azul celeste y oro), silencio y palmas. Desde el Palco Real presenció el festejo S.A.R. la Infanta Elena.
Todo no iba a ser malo. El rosario de despropósitos del ganadero portugués nos ha permitido, ¡al fin!, conocer a “Bombero”, un cinqueño de mucho bulto y guapa capa, con el desconocido hierro de Aurelio Hernando, que en este sanisidro ha sido como de plantilla: se ha pasado la feria entrando y saliendo del chiquero de los sobreros y ya muy al final de tan largo serial le hemos visto la cara. Por lo demás, fuera de la curiosidad, tampoco dijo nada. Mitad por lo corraleado que estaba, mitad por su baja casta, iba y venía sin mucho son, siempre a su aire. Claro que satisfacer la curiosidad de verle la cara a este “Bombero” no compensa las dos horas y media largas sentados en la piedra, comidos por un aburrimiento de pantalón largo y en trance de coger un constipado con los fríos que llegaron al caer la tarde. Pero eso es lo que hay.
Ya empezó mal la cosa con la pésima corrida que vino con el hierro de Palha. La verdad, me extraña muchísimo que con un Presidente como don Manuel Muñoz Infante pasaran el reconocimiento sin problemas. Corrida impropia de Madrid: sin remate y cornicorta, que luego fue mansa y sin raza. Se salvó algo, tampoco hay que pasarse, el que abrió plaza y medio se dejaba el quinto, aunque con unos andares mortecinos. En cualquier caso, bagaje completamente insuficiente. Tan insuficiente como para darle un descanso.
Resulta comprensible que tres toreros como los de esta tarde, que necesitan que Madrid los ponga en valor, se empeñen en hacer las cosas bien. Lo que pasa es que eso no quiere decir que haya que imprimir a la lidia un ritmo lento, premioso y cansino, que cuando lo que ocurre en el ruedo además no interesa resulta un soberano aburrimiento. Un botón de muestra, con tanta calma y tanto paseo entre serie y serie –que no fueron al por mayor–, a Luis Bolívar le llegó un aviso cuando aún ni pensaba en coger la espada de verdad.
Excusemos de antemano en los tres espadas la posibilidad real de lucimiento por algo que está convirtiendo en “causa mayor” del aburrimiento; esto es, las deficiencias insalvables del ganado. Pero sentado lo anterior, no deja de ser cierto que con otra disposición algo más podría haber hecho Bolívar con el toro que abrió plaza, el único “palha” medio aprovechable. Y otro tanto se podría afirmar de Salvador Cortes con el quinto, cuyo pitón izquierdo admitía mejor trato.
Más decidido, quizás por más nuevo, se le vio a David Mora. Sabido que tiene un buen corte de torero, pero de ideas generales no se puede sobrevivir en la profesión que ha elegido, resulta necesario explicitarlas. Hoy tampoco pudo ser, ni con el esmirriado “palha” que hizo tercero, ni con el caballudo “Bombero”.
Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".
0 comentarios