El mayor placer de la lectura, incluso por delante de cuál sea la temática de fondo, radica en la armonía y hasta la delicadeza con la que el autor maneja la palabra y la sintaxis. Sacar a la luz todos los matices, toda esa policromía que encierra una lengua, darle ese punto de ortodoxa originalidad, marca la diferencia entre un escritor y otro. Luego, con toda lógica viene la trama y su desarrollo, pero sin esa circunstancias primera el libro, o el artículo, que a estos efectos tanto da uno como otro, tiende a caerse de la manos.
Ya sea en lo que hace a la orientación vertebral de su publicación, ya en su propia escritura, es el norte que se ha fijado Covadonga Saiz Bernuy al dirigir la reedición de una publicación con más de medio siglo de historia: “Clarín Taurino”. En sus aspectos formales responde al género de las revistas, en este caso taurinas; en la realidad, supera ampliamente esos lindes, para convertirse en un volumen de gran trasfondo cultural, desde el que aborda la rica y diversa temática de la Tauromaquia.
Nacida en 1957, a iniciativa de don Antonio Saiz Navas, “Claridades” en la crónica de toros, “Clarín Taurino” se inicia como una revista que se hizo clásica en el Bilbao de la época, así que llegaba agosto. Como ya desde su origen era rica en firmas prestigiosas, era de esas publicaciones que uno guarda, porque allí no había que “ojear los santos”, allí había plumas que requerían de una lectura detenida. Luego, cuando mandó el calendario, se hizo cargo de ella su hijo, Alfonso Carlos Saiz Valdivielso, profesor universitario, escritor –y no sólo de toros–, académico de la Bellas Artes de San Fernando y de la de Ciencias Morales y Políticas; de su mano comenzó un giro interesantísimo para convertirla antes que nada en un espacio, abierto y plural, para servir de encuentro sobre la cultura taurina en cualquier de sus manifestaciones.
Ahora la dinastía continúa en Covandonga, nieta e hija de quienes consolidaron una cabecera bien conocida. Pese a la que está cayendo sobre la letra impresa, se ha lanzado a la aventura apasionante de resucitar este “Clarín”, que más que un clarinazo suena a una suave sinfonía. Maravillosa y necesaria aventura, que para sonrojo nuestro tuvo sus primeros apoyos fuera de las fronteras de esta cuna del toreo que es España.
Su primera experiencia, la edición de 2014 que en estos días se ha presentado en Madrid, supera las previsiones más optimistas. Con una entrevista diferente y original con Enrique Ponce como trabajo de fondo, el nuevo número de “Clarín Taurino” diversifica sus contenidos en una docena de trabajos de un magnífico nivel, hasta conformar un número solvente, que cumple con creces los propósitos iniciales de su directora.
A tenor de este número de “Clarín Taurino” fue el acto de presentación, en el que Covadonga Saiz formó terna con Enrique Ponce y Miguel Bienvenida, con el acompañamiento –y no como actores de reparto– de Alfonso Carlos Saiz Valdivielso y Carlos Abella. Se trató de un acto que puso el “no hay billetes” en la Sala Antonio Bienvenida de Las Ventas, en el que los algo más de sus 60 minutos se hicieron cortos por el interés de las intervenciones, que los oradores tuvieron el buen gusto de exponer en directo, sin esa pesadez de los textos previamente escritos.
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