Cayetano, a solas con su futuro

por | 4 Jun 2011 | Reportajes

La generalidad de los taurinos venían a coincidir a principios de la temporada que éste era un año decisivo para Cayetano Rivera, en la medida que en las tardes de los grandes compromisos –léase, Sevilla y Madrid— se jugaba el “si” o el “no”.

Por ahora, ha sido que “no”, a tenor de los resultados, por más que haya que matizar la baja calidad de los toros que le han correspondido en suerte. Pero ese “no” requiere de más de una y más de dos matizaciones.

Por un lado, porque es muy habitual el juicio salomónico del taurinismo, juicio que luego se tiene que rectificar. Ha habido tantos toreros a los que los profesionales los han mandado para casa, sin que tan malos presagios se cumplieran, que tales opiniones hay que ponerlas prudentemente en cuarentena.

Por otro, porque la experiencia enseña que a los toreros hay que dejarles su tiempo para que maduren, un tiempo que no es el mismo para todos. Depende de su capacidad de asimilación, del acierto o desacierto en la gestión de su carrera…, hasta de la misma suerte. Por eso, correr en las opiniones resulta arriesgado.

Pero es cierto que desde su alternativa en Ronda, de la que vamos ya camino de los cinco años, ha pasado un tiempo más que prudencial. Sin embargo, igualmente es cierto que la carrera de Cayetano ha sido bastante singular, en el sentido de haberse desarrollado por caminos muy distintos de los que habitualmente siguen quienes aspiran a triunfar en este oficio. Comenzó más tarde de lo habitual,  cuando ya había madurado como hombre; casi se le fabricó en el laboratorio, encerrado como estaba en el campo con su tío Curro aprendiendo el oficio; irrumpió en los ruedos con una aureola de expectación, con vitola de figura,  de la que carecen quienes comienzan, y que le ha debido pesar en más de una ocasión.

Tiene valores, pero….

Si se mira de una manera objetiva, hay que reconocer en Cayetano unos valores toreros importantes. Y así, es hombre con vocación taurina, cuyo germen inicial tiene raíces familiares, pero que luego ha ido desarrollando por su cuenta. Tiene un sentido del toreo diferente, que en unas ocasiones recuerda más a su abuelo y en otras a su padre. Ha demostrado, incluso en tardes poco agraciadas, que sabe lo que es el sentido de la responsabilidad. Y sabe manejar los trebejos taurinos con muy buenos criterios.

Si esto es así, habrá que preguntarse por qué entonces no ha roto, como sería lógico que hubiera ocurrido. La opinión más común entre taurinos y crítica mira hacia Curro Vázquez –más exactamente, a los exagerados cuidados con los que lo dirige– como causa. Desde luego, han sido ya demasiados los líos de corrales en los que ha visto envuelto; líos que, por cierto, no atravesó ni su hermano, ni su padre, ni desde luego su abuelo, cuando andaban en similar etapa profesional. Y eso pesa en el sentir de los aficionados más informados.

Sin embargo, esta política de llevarlo entre algodones, que no es nueva en el toreo, tiene más contraindicaciones que ventajas, porque en algún momento habrá que enfrentarse a la realidad y hay que estar preparados para ella. Un ejemplo con un torero muy diferente: pocos han recibido más mimos en su etapa inicial que los que los Lozano prodigaban a Palomo; pero luego, cuando tuvo que verle la cara al toro de verdad, tiró para adelante con más fundamento del que se le suponía, porque estaba más que preparado para mayores aventuras.

¿Por qué no puede ser este el caso de Cayetano? Con el número de festejos que ya tiene a sus espaldas –supera ya los 350, entre corridas de toros y novilladas–, podría serlo: acumula la experiencia sobrada para saber resolver las papeletas tan variopintas que se suelen plantear.

Estadística de Cayetano

Entonces, ¿qué le puede faltar o sobrar?. Da la impresión, que le falta mejor forma física: como todos los toreros con una cierta corpulencia, se le ve muy poco ágil de piernas. Buena parte  de los momentos desairados  en los que queda durante la lidia nacen de ahí. Y si se recuerda un poco, buena parte de los percances que ha sufrido, tienen también ahí su origen.

Pero tampoco ese dato es nuevo: algo parecido le ocurría a su abuelo, siendo tan poderoso; pero supo esquivar esa realidad, no sólo porque tenía un enorme amor propio frente al riesgo, sino sobre todo por su sentido de la lidia y sus conocimientos para imponer la ley del toreo. Y no hay que irse a su etapa de figura consagrada: eso ya se vio desde sus primeros años como matador de toros.

Quiere ello decir que se trata de una circunstancia que puede y debe superarse. Con entrenamiento y preparación física, desde luego. Con afición, que se le supone. Pero, sobre todo, la experiencia dice que lo más necesario sería que pudiera verse libre de esa sobrepresión anímica, que si siempre es importante en un torero, en casos de las figuras prematuras resulta decisiva, por no decir agobiante.

¿Todo eso pasa por un cambio de dirección? No de modo necesario. En unos casos ha sido necesario y en otros, no.  Depende de la personalidad del torero y de la naturaleza y estado de las relaciones entre apoderado y poderdante, algo que tan sólo ellos dos conocen. Es más, habitualmente cuando en unas relaciones tan singulares se entrometen manos ajenas, el resultado suele acabar en mayores torpezas.

El torero sabrá cuál es la medicina específica que necesita, que en el toreo están todas inventadas, como bien se comprueba en la historia. Pero alguna necesita, porque tras el paso por Sevilla y Madrid, cada vez va a encontrar más dificultades en su camino. Sería una pena que por dejarse ir, la cosas se le fueran torciendo, porque la Fiesta siempre necesita de toreros con un sello diferente, se llamen como se llamen.


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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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