Estimado Sr. Viard,
A la vuelta de vacaciones leo su réplica a las declaraciones del Juli, cuyo contenido real desconozco por no practicar ni apreciar el tuiteo.
Por lo que respecta a sus consideraciones generales sobre la situación de la Fiesta no puedo estar más de acuerdo. El toro que antes producía emoción hoy despierta más bien compasión debido a su aparente docilidad . De ahí nace el injusto pretexto para que una parte de la sociedad contemple su castigo como si de animal doméstico se tratara y para que tache la lidia de tortura.
Las figuras, y su entorno profesional y empresarial son lógicamente los mayores responsables de la situación por ser sus directos beneficiarios, aunque no sabemos por cuanto tiempo.
También es cierto que la conculcación de los valores éticos de la Fiesta trae consigo el declive de la afición, que debiera ser la celosa depositaria de esos valores y que dada su anémica situación apenas puede hacerse oír.
Esto me lleva a discrepar finalmente de su llamamiento a una gran figura, como El Juli, para revertir la situación y regenerar la Fiesta. Pienso que es bienintencionado, pero no realista, pensar que el acontecimiento taurino puede cambiar "en perjuicio profesional" de los que disfrutan su beneficios. Decía D. Manuel Chopera que la comodidad era la ley natural del torero, por lo que de la cómoda instalación no cabe esperar revulsivos.
La transparencia y la autenticidad de la Fiesta y el interés del público requieren un nuevo marco institucional, garantizado en última instancia por los poderes públicos que son los que deben impulsar y encauzar, a mi juicio, los esfuerzos por establecer un nuevo sistema para el toreo.
De lo contrario, en el mejor de los casos, seguiremos como estamos. En el peor, no quiero ni pensarlo.
Reciba con mi apoyo sincero un afectuoso saludo.
José Luis Moreno – Manzanaro y Rodríguez Tembleque.
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