Aunque un joven empresario, llevado de su entusiasmo por los inusuales “No hay billetes”, haya declarado que la gran feria del norte es la de San Sebastián, en realidad la gran feria de la cornisa cantábrica en todos los tiempos ha sido la de Bilbao. Lo fue cuando en la capital guipuzcoana los toros se daban en la plaza de Atocha, cuando cogió el relevo el viejo Chofre y en el actual Illumbe; es decir, siempre.
El próximo sábado, con el prólogo ecuestre que se incorporó hace algo más de dos décadas, Vista Alegre abrirá sus puertas para ser escenario de sus Corridas Generales[1] , que desde hace un año han pasado a ser siete, con el complemento de una novillada para completar el número habitual.
En 2016 Bilbao se juega mucho. Y no por amenazas externas al hecho taurino, sino porque resulta tarea muy urgente frenar el paulatino retroceso de participaci
Que Bilbao recupera su posición histórica de una plaza fuerte y solvente, por sus cuentas y por sus entradas diarias, no es que convenga a la capital vizcaína –que desde luego, le conviene–, es que resulta de gran importancia para el momento actual de la Tauromaquia en su conjunto.
Hoy por hoy, no puede aspirar, como acaba de ocurrir en Illumbe, a colocar a diario el “No hay billetes”, que aunque levante los celos de Enrique Ponce vino debido exclusivamente a la contratación de José Tomás: esa y no otra fue la locomotora que tiró con tanta fuerza de los abonos en este 2016. En la vez anterior, que por la decisión del ayuntamiento de entonces fue la de 2012, las mismas figuras sin el de Galapagar llevaron a los tendidos a los que llevaron, ni a uno más. Recordemos: por aquel año la terna formada por Morante, El Juli y Talavante llenaron tan sólo la mitad del aforo y en el cartel de lo que se planteó como la tarde de la despedida, con seis figuras en el ruedo, hubo tres cuartos de entrada.
La ausencia de ese factor diferencial que se llama José Tomás, guste o no guste, supone un hándicap para los abonos. Y Bilbao no va a ser una excepción. Pero sin aspirar a tanto como el “No hay billetes”, todo lo que sea superar el pobre 52% de la última temporada, ya pondría a la plaza de Vista Alegre en un camino de recuperación.
Pero si se mira con un mínimo de objetividad, la estrategia diseñada puede ser al menos discutibles. Las cabezas pensantes de la Junta, con el asesoramiento de los hermanos Chopera, han optado por colocar los dos carteles más fuertes a comienzos de la semana –martes y miércoles–, completando la semana entre los victorinos –un mano a mano que hoy está en el aire– y los nuevos[2].
Naturalmente, el listón lo van a marcar esos dos días primeros. Entre otras cosas, porque el fin de feria por mor del calendario futbolístico viene condicionado por un plato fuerte: el Athletic de Bilbao-Barcelona de San Mamés, fijado para el domingo 28. Como, además, ese fin de semana, el último del verano, coincida con días como para irse a la playa, la cosa va a andar un poquito complicada a partir del viernes.
Si en este año de gracia de 2016 los números tampoco cuadraran, habría que ser muy obtusos para darse que cuenta que la programación bilbaína –guiada siempre por el mismo patrón en los últimos años–, necesita de un cambio, de nuevas ideas, de otro proyecto. Más de lo mismo no va a servir en los nuevos tiempos.
¿Quiénes hoy son rectores de Vista Alegre lo podrán hacer? No hay por qué pensar que les resulte imposible: todo el mundo tiene derecho a cambiar. Pero fácil no resultará, entre otras cosas porque la propiedad ha adquirido compromisos empresariales a cinco años vista, que además no ser precisamente muy populares en Bilbao, no resultan fáciles de deshacer a toro pasado.
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[1] Dentro de la historia y las tradiciones taurinas de Bilbao, a muchos les llama la atención el nombre con el que se anuncian: “Corridas Generales”. La historiadora Laura del Rey, que tiene publicada una obra taurina importante, cuenta que dicha denominación apareció por primera vez en 1730. La historiadora considera que, probablemente, el término se adoptó cuando la fiesta se convirtió en un auténtico espectáculo: “Hasta entonces se lidiaban toros monchinos y navarros por los llamados toreros “ventureros” y el público asistía gratis. A partir de ese momento, los toros se traen de Zamora o Salamanca, los toreros se contratan en Madrid y se empieza a cobrar el espectáculo. Aparece, además, la figura del empresario”.
[2] Los carteles elaborados para la Semana Grande de 2016 son los siguientes:
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