La crisis económica y los nuevos hábitos de la asistencia a las plazas, en 2013 se ha llevado por delante la muy tradicional corrida de toros que abría oficialmente la temporada taurina bilbaina, siempre entre los finales de la primavera, re entre mayo y la primera quince de junio. Por más que venga originada por una “causa de fuerza mayor” –la ruina de la taquilla, que ya se dejó notar en 2012–, no deja de ser una pérdida apreciable para el calendario taurino.
Tampoco Bilbao en este caso es una excepción. Con toda tranquilidad, por ejemplo, la Empresa Pagés eliminó hace unos unas temporadas la fecha taurina del 15 de agosto en Sevilla, frente a la competencia deseal de los calores y la más leal de la vida en las playas. Pero en uno y otro caso son pérdidas que se van acumulando en un calendario taurino en manifiesta fase menguante, como la luna.
La corrida de la primavera bilbaína tiene tras de sí mucha historia y ha pasado por muchas vicisitudes y muy diversas. Ya con la inauguración de la antigua Plaza de Vista Alegre –abierta por primera vez para la feria de agosto de 1882– se instauró un festejo mayor por estas fechas. Y así, el 2 y 3 de mayo del año siguiente en Bilbao compitieron Gallito y Cuatro Dedos en la lidia y muerte de toros colmenareños de Pedro de la Mora y del navarro Jorge Díaz. Había por entonces tal ambiente, que al siguiente 10 de junio Bilbao vio por primera vez juntos a Lagartijo y Frascuelo.
Como ya se apunta en aquella primera corrida primaveral, se trataba de un festejo montano en torno a las celebraciones liberales del 2 de mayo, muy propias de esta etapa del siglo XIX, que venían a conmemorar el levantamiento del cerco carlista el 2 de mayo de 1874.
Desde aquel lejano 1883, este festejo se mantuvo inalterable hasta el año 1936, en vísperas ya de la guerra civil. Con el paréntesis de 1937, el festejo reapareció, ahora con fecha fija del 19 de junio, en 1937 y cambiaba su justificación muy al hilo con el devenir político: pasó a ser la Corrida de la Liberación, esto es de la entrada de las tropas del general Franco en Bilbao, muy al hilo de la fórmula entonces al uso de las “corridas patrióticas”-
En la primera de estas corridas, ya con nuevo nombre, se lidiaron ocho toros de APE para Antonio Márquez, Marcial Lalanda, “Cagancho” y Pepe Bienvenida, con un total de 11.432 espectadores en los tendidos.
Con el incendio de la vieja Vista Alegre y la veloz construcción del nuevo coso –inaugurado precisamente con esta corrida de 1962–, aunque iba perdiendo gran parte de su contenido político poco a poco, como tal el festejo se mantuvo hasta la etapa de la transición democrática iniciada en1977.
Pero era evidente que con la nueva situación política las cosas debían, tenían que cambiar. Sin embargo, dada la raigambre taurina del festejo lo que no se planteó por los nuevos responsables políticos fue su eliminación; bastaba con cambiar el motivo y/o el nombre que se le deba para adecuarlo a las nuevas circunstancias.
Con un interregno marco por la crisis política, que entre otras cosas redujo de forma muy sensible la asistencia a los festejos taurinos y acomoda la gestión de la plaza a los nuevos tiempos –en 1978 pasó a presidir la Junta el alcalde de Bilbao, el peneuvista Jon castañares–, en la década de los años 90 renace con nuevos brios el festejo de la primavera, ya sin una fecha fija y determinada y con la denominación de “Corrida de la Prensa”, nacida al amparo y con el apoyo del entonces alcalde de la villa, José María Gorordo.
Tuvo aquella primera corrida de la Prensa dos notas destacadas; el “No hay billetes” en la taquilla y el triunfo arrollador de un Juan A. Ruiz “Espartaco” en la plenitud de su carrera. Y un par de años después, en 1992, fue el escenario de un hecho trascendente: el lanzamiento de la carrera en España de Enrique Ponce, ante una gran corrida de Sepúlveda.
Después de unos comienzos difíciles de su trayectoria como matador de toros, venía Ponce de América, donde había encandilado a Manolo Chopera. Estaba seguro el empresario guipuzcoano que Ponce rompía en esa temporada española. Por eso, insistió en todos los sitios en los que hizo falta para que Ponce figurara en el cartel. Acertó de plano: Ponce alcanzó uno de los triunfos más relevantes de su carrera y salió lanzado, después de haber culminado en el 5º de la tarde la que el propio artista considera una de las mejores faenas de toda su vida. A punto estuvo, incluso, de cortarle el rabo, si lo hubiera matado más guapamente.
Con no pocas contradicciones, con demasiados “novios” brujuleando alrededor para hacerse con la fecha taurina, la Corrida de la Prensa se mantuvo más de media docena de años, para reconvertirse luego en la Corrida del Aniversario de la fundación de la Villa bilbaína por don Diego López de Haro.
Mal que bien así se mantuvo hasta este 2013, cuando la crisis económica ha sido “causa de fuerza mayor” de tal envergadura que ha llevado a su suspensión, después de más de un siglo de historia.
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