Después de “un vistazo muy por encima”, la gerente de la plaza bilbaína de Vista Alegre, Nerea Heppe, ha comentado al diario “El Correo” que las Corridas Generales de este 2014 han registrado la peor recaudación de los últimos años, aunque se consiguen “cuadrar las cuentas”: la venta de localidades sueltas ha paliado en parte el desplome de los abonos, que siempre ha sido uno de los principales sostenes de este ciclo. Por su parte, el presidente de la Comisión Taurina, Javier Aresti, ha señalado que “si bien los ingresos han vuelto a descender, las cuentas continúan en positivo”.
Pero pese a estas noticias mas optimistas de lo que se esperaba, una cosa es cierta: las Corridas Generales llevan desde 2011 una línea de continuado retroceso, que además resulta ser acumulativo de año en año. Quiero ello decir que, junto a circunstancias específicas que se puedan dar en cada año, hay algo común a todos que debiera corregirse, y que hasta ahora no se ha conseguido hacer, para revertir esta tendencia. Localizar ese por qué es la responsabilidad principal que ahora tiene encima de la mesa la Junta Administrativa de Vista Alegre.
Mientras tanto y a la espera de publicar los resultados completos de esta pasada Semana Grande y aunque por ahora han eludido precisar el número exacto de espectadores, los responsables de Vista Alegre reconocen datos muy significativos: en la tarde inicial de rejones hubo una escasa media entrada; en la corrida de Fuente Ymbro, en el primer domingo de las fiestas, se alcanzó sólo un cuarto de plaza y en la de Alcurrucén, celebrada el lunes, un tercio. El mano a mano sui generis de Hermoso de Mendoza y Ponce congregó medio aforo de pago y el de Morante y Manzanares subió hasta los dos tercios de plaza.
La mejor entrada se registró en la corrida del jueves, la del triunfo de Perera, superándose los tres cuartos del aforo, para luego volver a bajar en el fin de semana, con un dato muy significativo: la conjunción de El Juli y Fandiño, ante la corrida de La Quinta, no se acercó a los dos tercios de la entrada.
Para explicar esta caída en la asistencia de los tendidos, aportan dos razones interesantes. Una principal: la cris ha llevado a muchas empresas no financieras a reducir o suprimir la compra de abonos para la feria. Y eso se ha notado mucho. Según cuentan, salvo en el sector financiero, las restantes empresas han tenido que reducir su gasto en abonos, para luego distribuirlos entre sus clientes,
Pero también aducen otra razón que puede haber tenido su influencia: en 2014 las Corridas Generales –que tradicionalmente comienzan en el primer fin de semana posterior a la festividad de la patrona el 15 de agosto– en esta ocasión han caído demasiado pronto en el calendario con respecto a años anteriores, de forma que se han celebrado en plenas vacaciones, como mucha gente fuera de Bilbao. La realidad de esta observación se comprobará en la edición de 2015, en la que el calendario será mucho más propicio: la corrida de rejones de la preferia en principio se daría el 22 de agosto y la última del ciclo día 30; prácticamente, una semana más tarde, esto es con buena parte de los veraneantes ya de regreso.
De hecho, mientras que en la plaza se podían ver tantas localidades vacías, los aficionados foráneos no han faltado, o lo han hecho en mucha menor medida, según se deduce de la ocupación hotelera y de la actividades en los restaurantes. Por eso, la tesis más probable es que la inasistencia a la plaza haya venido básicamente de la afición local.
Pero como bien ha señalado el presidente de los festejos Matías González, la presión de los figuras por colocarse en la segunda mitad de la feria, también influyen en que el comienzo de la serie sea más flojo. En este año se ha confeccionado a base de toreros nuevos, que tienen menos tirón en la taquilla; en la etapa en la que Manolo Chopera regía los destinos de Vista Alegre, siempre tuvo buen cuidado en que, especialmente, el lunes inicial tuviera un cartel muy redondeado, para comenzar la semana con un “plato fuerte” que metiera a la afición el plaza; aunque este año no se hizo así y el resultado fue la peor entrada de la feria.
Cuando Vista Alegre hace unos años tenia una asistencia total que rondada hace tres años los 90.000 espectadores, el beneficio final se acercó a los 600.000 euros. Si ahora mantenemos una evolución proporcionada de los gastos en toreros y toros, cuadrar las cuentas no será fácil. Todo va a depender de dos factores: conocer cual es la cifra real de espectadores, para comparar en qué medida se queda por debajo de este listón de los 90.000 y evaluar el grado de compensación que han tenido los altos precios que este año han regido para las localidades frente a la menor venta.
Para alcanzar esa cifra de 90.000 espectadores, la media diaria debe ser de 11.250 localidades vendidas, sobre las más de 14.725 de aforo total que tiene hoy la plaza. Muchas entradas parecen ser esas como para corresponderse con las entradas que en 2014 se han visto desde el tendido.
Pero también es cierto que en el caso de los toros la aritmética lineal no sirve. Hay carteles de bajo coste que con media entrada arrojan beneficios apreciables, en tanto otros con tres figuras y “no hay billetes” dan pérdidas. Por eso, las extrapolaciones hay que hacerlas con extremo cuidado.
Pero sean cuales sean los números finales, lo que parece fuera de dudas, porque al final siempre las cuentas se dan a conocer, es que la pretensión de Bildu de exigir una auditoría de las cuentas de la Plaza responda a la realidad. Primero porque, como es de toda lógica, un organismo con participación pública en su propiedad, ya de por sí tiene controles administrativos de sus cuentas, que cuando es el caso se encargan de avisar de las desviaciones. Pero, además, porque en los toros las partidas, tanto de ingreso como de gastos, son muy contadas, hasta formar una contabilidad relativamente sencilla, tanto como para que cualquier persona mínimamente informada advierta si hay o no alguna anomalía.
En este mundo taurino no caben las ingenierías financieras para ocultar la realidad. Todo discurre bastante por la línea del “sota, caballo y rey”. De hecho, cuando se producen unos resultados extraños, por lo general son procedentes de errores tan burdos que saltan a la vista. Y ese nunca fue el caso de Bilbao.
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