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Festejos: 6
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Le han bastado seis corridas de toros –tres de ellas por la vía de las sustituciones– y tres festivales para hacerse notar. Incluso para recibir en Sevilla el “Memorial Manolo Vázquez”. Es un exponente clamoroso de una realidad del toreo actual: hace tiempo el mérito dejó de ser un elemento esencial para las contrataciones. Pero también significa un valor eterno en el toreo: lo bien hecho siempre cala en la afición. Naturalmente se trata de Pepe Moral.
El torero de Los Palacios (Sevilla) lleva luchando en este oficio hace nueve años, los seis últimos como matador de toros. Siempre se le ha reconocido que tiene una clase muy estimable. De hecho, ya llamó mucho la atención en sus comienzos novilleriles. Pero el toreo está como está y pronto lo dejaron en el duro banquillo del paro, con la continuada compañía de un incansable Manolo Cortés.
En cinco años de matador de toros tan solo puedo realizar 9 paseíllos. Luego, dos años y medio sin ver un pitón. Ni un festival siquiera de los muchos que se organizan por los pueblos. Así hasta que en la corrida sevillana del día del Corpus de este 2014 presentó de nuevo su tarjeta de visita. A partir de ahí comenzó de huevo su escalada.
De suyo tenía tres sólo contratos: el de Sevilla, agosto en Madrid y la feria de Albacete. Luego surgieron tres sustituciones: Pamplona, Sevilla –por San Miguel– y Zafra. Y de nuevo se puso en valor, hasta el punto que los aficionados le siguen.
¿Servirá eso para romper con el nuevo año taurino? Pues ya se verá, porque el mundo del toro no se rige por la leyes de la lógica. Pero parece claro que, al menos, el año 2015 debiera comenzar con nuevos compromisos para Sevilla y Madrid, al menos. Seguro que de este torero se acuerda la Casa de Misericordia pamplonesa, que como empresa taurina es la única que no concede el olvido a un triunfo. Y a partir de ahí, ya se verá, porque no es, por ejemplo, el triunfador de la temporada en la Maestranza que luego no es debidamente reconocido.
Sin embargo, Moral tiene un excelente concepto del toreo. Ya lo demostró en el año 2007 cuando dio todo un clarinazo como novillero en Las Ventas. Lo ha vuelto a demostrar en el ya claudicante 2014. Pero la calidad de su concepción de este Arte sigue viva.
De su paso por Madrid, escribió Antonio Lorca en su columna de “El País”: “Lo más importante fue la dimensión que ofreció Moral de torero puro y sin concesiones, de un clasicismo y un embrujo en las formas que corroboraron su sobresaliente momento”. Y acerca de su triunfo en Sevilla, se dijo: “Pepe Moral ofreció toda una lección de toreo de calidad con capote y muleta. Lo recibió con hondas verónicas, y su faena posterior fue un dechado de temple y profundidad, en especial en tres tandas de naturales lentos y largos”.
¿Todo eso puede echarse en saco roto? Para el torero, desde luego, resultaría muy triste; para la Fiesta, además, una magnífica ocasión perdida para recuperar a un torero de los que se necesitan.
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