La temporada, como dlrían los clásicos, se pone pero que muy buena. Ciertas cosas que ocurren en el mundillo taurino han elevado al máximo el interés. Con todo esto, los aficionados, los simples aficionados, salen ganando. Parece que vuelven las mejores competencias. Aquellas competencias que tanto brillo dieron a la Fiesta. Ahora parece que vuelven aquellos tiempos clásicos, por los que el aficionado clamaba desde su tertulia y desde su tendido.
Estas divagaciones vienen a cuento de…
Pero es mejor que diga antes que las competencias sólo las pueden establecer las grandes figuras del toreo. Hace muy poco tiempo, Manolete, con motivo de la ruptura del Convenio taurino hispano-mejicano, envió un telegrama que decía así: "Los asuntos taurinos se resuelven en las Plazas de Toros y no detrás de las mesas de los despacho".
Pepe Luis Vázquez, figura del toreo como el que más, se sonrió al leer esto, y, arrastrando un poco las eses, dijo con gran sencillez:
–Yo estoy dispuesto a torear mano a mano con Manolete en Madrid o Sevilla.
Esta declaración de Pepe Luis revolucionó e! ambiente taurino. Las palabras del diestro de San Bernardo se publicaron en la Prensa sevllana…, y el periodista, para servir a sus lectores, no tuvo más remedio que llamarle a Sevilla, por conferencia telefónica.
Nuestra conversación, a través del hilo, fué la siguiente:
–He leído una cosa tuya…
–Lo sé. pero yo quiero que me digas algunas cosas más para el periódico.
–¿Por qué razón has contestado al telegrama de Manolete? ´
–Tu posición, Pepo Luis, es noble…
–Con toros…
–Con lo que el público….
–¿Alguna cosa más, Pepe Luis?
Hace falta «que los públicos juaguen nuestras actuaciones con un conocimiento exacto de nuestra valía, por la prodigalidad de nuestras actuaciones en Madrid, principalmente, y en las ferias de importancia, como Sevilla, Valencia, San Sebastián, Bilbao y otras.
Yo pienso torear en Madrid; pero condicionaré mi actuación en las corridas primaverales, si todos acuden a la cita, y si "éstos" no vienen, pediré el privilegio de tener mejores derechos que nadie con relación a las corridas de "tronío".
Si la Empresa de Madrid no impone la defensa Je ]a Fiesta y de la afición, me vería obligado a adoptar la actitud que adopten los demás. Es decir; reservaré mis actuaciones para las corridas benéficas. ¡A nadie le amarga un dulce!
Y cuando Pepe Luis Vázquez terminaba de hablar, la señorita anunció:
—Doce minutos…
En unas cuartillas tenía las declaraciones que me acababa de hacer Pepe Luis Vázquez. Las revisé con cuidado, y con mayor cuidad> las mandé luego al taller, con una grave recomendación al regente del taller:
–Cuídelas…, que no se pierdan.
–Tan importantes son?
Y el buen hombre, que es un gran aficionado a los toros, se frotó las manos y exclamó entusiasmado:
–¡Es maravilloso!
–Que es mi torero…—me contestó el buen hombre.
►El Ruedo, 6 de marzo de 1947
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