VALENCIA. Cuarta de la Feria de Fallas. Un escaso cuarto de entrada, en tarde a ratos con lloviznas. Novillos de El Parralejo, muy desiguales de presentación, de fondo y de juego. Álvaro Lorenzo (de grana y oro), vuelta al ruedo y oreja tras aviso; Ginés Marín (de coral y oro), vuelta tras aviso y vuelta tras aviso; Cristian Climent (de blanco y plata), silencio tras aviso y una oreja.
Si en Madrid unos novillos le meten la cara en los engaños, Álvaro Lorenzo y Ginés Marín pueden formar un lio. Tan jóvenes como son, presentan dos concepciones diferenciadas, pero ambas con interés. En esta tarde fallera las espadas, su mal uso, se han llevado por delante triunfos más rotundos; pero daba gusto verlos, buscando las formas más propias del toreo.
En esta ocasión, acostumbrados como nos tienen a otra cosa, se equivocaron los señores de El Parralejo. A una plaza de primera, con la televisión además, no se puede venir con una novillada tan desigual en trapío y hechuras. Y, sobre todo, tan baja de fondo y raza. Los tres primeros más parecían seleccionados pensando en una sin caballos; los otros, con algo mas de cuajo, se dejaron hacer con mejor son. Los mejores salieron como 2º y 5º, el lote de Marín.
Sin un lote propicio –demasiado blando y chico el 1º y manso total el 4º–, Álvaro Lorenzo sacó a pasear lo mucho que aprende de la mano de don Pablo Lozano, que de esto sabe un montón. Como recordando a “la muleta de Castilla”, supo retener en las telas a su segundo, que siempre buscaba las tierras de nadie. Ganándole un paso y con la muleta siempre en el hocico, hubo muletazos excelentemente templados. Como el novillo lo único que tenia era movilidad, su bien hacer consiguió lo demás, incluido su arrimón en los finales. Aunque no mató bien, suya fue la primera oreja concedida en esta tarde.
Le faltaba algo a Ginés Marín con el que hizo 2º; le faltaba novillo, de tan terciado que era. Pero el de El Parralejo tenía raza dentro y el torero acertó con la medicina necesaria: firme de planta, ni una duda en el manejo de la muleta y todo en un palmo de terreno. Un conjunto de importancia, que luego emborronó con los aceros. De nuevo el mal uso de la espada le privó del triunfo con el 5º, probablemente el más potable de todos. Con la izquierda se le vio enorme, con verdadera categoría. Y todo sobrado de técnica, listo para el escalafón superior.
Completaba la terna el novillero local Cristian Climent, ahora dirigido por El Soro. De primera se encontró con un novillote que de tan blando como era no podía desarrollar lo que llevaba dentro. Poca materia primera para probar al valenciano, que por lo demás no dejó de estar bullidor. Mejoró el panorama con el más entonado 6º, con el que Climent estuvo incluso un punto sorista, sobre todo con los palos. Lances de brazos bien sueltos, muletazos con las mejores intenciones y momentos de buen lucimiento. Como estuvo expeditivo con la espada, suya fue la segunda oreja de la tarde.
►►Otro sí
En esta jornada de lunes se anunció que Joselito Adame se cae del próximo abono de San Isidro. Le habían ofrecido dos tardes de medianas para abajo, una con la corrida de El Ventorrillo y la otra con El Montecillo. La fuerza de una casa como la de ETMSA, la de Bailleres, no ha sido suficiente para quien hoy pasa por ser la figura de México tenga mejores lugares. Tampoco se los han dado en Sevilla o en el propio Valencia, donde torea este martes.
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