La chiquillería alrededor de El Viti |
Apenas con tiempo de arrimar a la brasa un churrasco da la reciente matanza y a pesar de la niebla espesa que impide echarse a la carretera, no es obstáculo para rehusar las invitaciones de los ganaderos y comprobar la marcha de las carnadas que se han de lidiar este año.
Así el segundo día del año hemos visto a Santiago Martín en “Carreros”, donde el amo Juan Carlos daba su primera fiesta de hombre casado a los amigos de Madrid y Salamanca.
Poco habló Viti, como torero y mucho cómo ganadero. Al margen de la espléndida juventud “yé-yé” que adornaba la vieja encina charra, formamos tertulia con Manolo Sánchez, conocedor de los secretos de los antiguos trespalacios.
“Lo que no se sabe es que nosotros hemos lidiado mayor porcentaje de toros viejos que nadie” —dijo Viti—, porque la consanguinidad era tan grande y la ganadería tan corta que nadan con un raquitismo imposible de superar y únicamente pasados los tres o cuatro años empezaban a desarrollarse.
Cuenta el torero cómo en “Pozos de Hinojos” los becerros de Garzón salían además ciegos y los procedimientos que fueron empleando en un derroche de paciencia para superar estas dos taras de la ganadería.
Alguien dijo que Alipio (hijo) echaba los sementales por reata, en vez de tentarlos y los retiraba después hasta conocer los resultados, y después de explicar numerosos ejemplos de sementales de bandera en la tienta que fallaron después y de otros por reata que después de probados con éxito dieron una segunda camada francamente mala, como le ocurrió varias veces al Conde de la Corte, los ganaderos presentes y sobre todo Viti se pronunciaron a favor de los machos de prueba elegidos por reata. “En ganadería no hay matemáticas, pero hay lógica”, dijo Manolo Sánchez. Lo que hace falta es capricho y cartera para tener esa serie de sementales de refresco en espera de conocer el comportamiento de las crías.
No habló Santiago de América, ni de los numerosos entresijos de la Fiesta. Unicamente luego, en la plaza, cuando salió la primera vaca y habían intentado todos sin éxito hacerla pasar, le pusieron en el aprieto de torear y cogió la muleta disculpánidose: “¡No creáis que a ésta le voy a sacar pases ya!”… Pero se los sacó. Santiago tiene una paciencia y una perseverancia sin limites y usando su procedimiento con la muleta a base de tironcitos suaves por el pitón izquierdo, logró que luego embistiera noblemente por el derecho. Y la toreó después por redondos con gran satisfacción de sus incondicionales. Juan Carlos y el médico Arcadio sacaron a comparación una baraja de nombres toreros como incapaces de hacer lo que estaba haciendo el torero de la tierra.
Queda, pues, registrada, como auténtica primacía informativa, la primera faena de Viti después de la tremenda cornada de Bogotá. Sus muchos partidarios pueden dormir tranquilos, el torero charro no acusa el dolor de la cogida. Está ahí, como siempre, seguro, eficaz y acordándose de la faena de Sevilla…
¡YO NO CRIO TOROS!
Cuando todos los ganaderos se disputan el favor, ¡inmenso favor comercial!, de ver sus toros embistiendo a la muleta de Manuel Benítez, una ganadera del campo charro ha tenido el valor, inconcebible en estos tiempos, de negarle una corrida al rey de las taquillas: ha sido María Lourdes, señora de Alipio Pérez Tabernero, titular del hierro, pese a los numerosos esfuerzos que hizo su marido para convencerla del gran honor que supondría ver en ios carteles el nombre del Cordobés junto al de sus toros.
¿No ves lo de Pío Tabernero? —le aconsejan a los ganaderos—. El año pasado nadie los quería, y como le toreó un par de festejos El Cordobés, ya tiene vendidos todos los toros del año que viene a mejor precio que ninguno.. Cuando tu abuelo era ganadero se podía permitir estos caprichos. Hoy tenemos que olvidarnos
Pero María Lourdes —apoyada por el pequeño Alipio— sigue en sus trece: “Mientras pueda, a un toro mío no le hace nadie el salto de la rana”…
Y allí dejamos al buemazo de Alipio luchando por mantener la paz conyugal y el capricho de la ganadera.
LOS RIESGOS DEL “ARREGLADO”. ¿POR CUENTA DEL TORERO?
Se ha comentado —cosa poco verosímil— que hay matadores de toros que se asociarán con ganaderos para hacer una campaña en común con vistas a la próxima temporada. Y se habla de “proposiciones” a un ganadero salmantino:
—Yo le compro a usted la carnada entera y cada toro que se lidie se lo pagamos a 55.OOO pesetas, con la condición de que vayan todos convenientemente “arreglados”.
En el supuesto de que el ganadero pusiera el dedo en la llaga de las multas no faltaría la aclaración tranquilizante: “No pasará nada, porque lo tenemos todo muy bien organizado, pero de cualquier modo las multas corren por cuenta del torero”…
Posible cláusula más: a fin de temporada los toros sobrantes les serán abonados a 25.000 pesetas, para que no pierda usted el pienso que han comido. ¿Y quién le garantiza al ganadero que los sobrantes —por cogida del torero— no van a ser dos o tres corridas?…
—Las mulitas corren por cuenta del torero, porque para él será el beneficio…
Con lo que se advierte que la próxima temporada no llegue a ser precisamente “heroica”…
PIEDRAS AL PROPIO TEJADO
Cuando se ha demostrado que lo de pedir 400.000 pesetas es una utopía insostenible por parte de los ganaderos, mientras los precios sean dirigidos y controlados por cuatro Empresas fuertes, se ha convocado una reunión entre la Junta Provincial de Salamanca para salir al paso de ciertas proposiciones hechas en la Nacional.
AI parecer algunos ganaderos ingenuamente puritanos han pedido que las multas se amplíen hasta 100.000 pesetas, y otros muchos dicen, con razón, que eso es tirar piedras a su tejado, porque el dueño de los toros no los lidia chicos ni los “maquilla” por gusto, sino obligado por la necesidad de vender.
Lo justo sería poner coto a tantas exigencias, y cuando el ganadero tuviera libertad para vender los toros como deben lidiarse, multar sin piedad al que abuse sin motivo. Pero mientras le den a elegir entre criarlos utreros y “arreglados” cuando les conviene o mandar al matadero los cuatreños y los cornalones, será absurdo que el ganadero se castigue a sí mismo.
La Junta se celebró el pasado miércoles, día 4. Veremos si las resoluciones se hacen públicas. Veremos si los ganaderos encuentran la deseada fórmula para acabar con todo este trapicheo que sólo beneficia a unos pocos y acaba con el prestigio de todos.
MAS COSAS
✔ La actividad en el campo charro es enorme. Los tentaderos se enlazan irnos coa otros y a veces coinciden dos o tres en el mismo día. Ante la cantidad de compromisos locales, los ganaderos apenas pueden atender las recomendaciones que llegan de fuera. No olvidemos que hay en Salamanca más de un centenar de muchachos puestos y preparados para dar el paso adelante. Desde que el “Mercedes” de Viti pasa ante los ojos asombrados de los chavales, las vocaciones afloran en todos los pueblos de la provincia, y lo que es más curioso, con el decidido apoyo de los padres…
✔ En la mencionada fiesta de “Carreros” ocurrieron dos cosas sorprendentes: varios invitados y el hijo del médico de la casa, Femando Martín, metieron varíos erales moruchos y después de mancornarlos al estilo salmantino, cabalgaron al modo de Tejas, con las consabidas caídas espectaculares. Entre los jinetes que midieron el suelo estaba también la bella Rocío Llosent.
A una de las vacas de retienta se le dio suelta sin previo aviso, pero en vez de darle el susto a los señoritos de Madrid, la vaca enfiló con el pequeño Alipín, de ocho años, que estaba a considerable distancia del burladero. El susto fue de los grandes, pero afortunadamente el pequeñajo hizo gala de buenas piernas y llegó a la tronera antes que la vaca.
✔En una ganadería de Yeltes hay, aparte de la carnada de utreros (que se lidiarán como toros este año), una señora corrida de cuatreños cariifoscos y con dos pitones respetables. Mientras los utreros apenas llegan a un promedio de 220 kilos, los cuatreños se acercan a los 300, sin estar acochinados y comiendo la mitad de pienso. Pero aquí viene lo gracioso. Llega un representante de importantísima Empresa y propone ai dueño el inmenso favor de lidiarle la corrida grande a 50.000 duros, con la condición de que le deje escoger tres corridas al máximo precio de la carnada “infantil”…
Menos mal que el ganadero tiene ya fecha y plaza para los cuatreños y oyó al tratante como el que oye llover… En caso contrario se confirmaría una vez más que los toros cuestan más baratos que los utreros. De poco sirve que la afición pida el toro, si en las fincas el comprador ordena otra cosa.
© El Ruedo, nº 1.177, 10 de enero de 1967
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