Alberto Bailléres insiste en entrar en España: ha formalizado la compra de la ganadería de Zalduendo

por | 15 Jul 2014 | Reportajes

Que el grupo empresarial de Alberto Bailléres, exclusivista mundial de Morante de la Pueblo entre otras muchas actividades taurinas, tenía puesto los ojos en España se sabe desde hace meses. Algo tuvo que ver, desde la sombra, cuando se planteó la crisis G5-Pagés. Aquello, como es natural no podía cuajar. Luego se habló de comprar la plaza de Jerez, que se acabó por diluir. Probablemente había bastante de “globo sonda” en todo aquellos, pero que sus hombres brujuleaban por nuestro país era evidente.

Pero su interés por España era y es evidente. Ahora ha buscado una nueva puerta de entrada en nuestro mercado: ha comprado, con hierro y divisa, la ganadería de Zalduendo, hasta el presente propiedad de Fernando Domecq Solís. Una vacada con raíces históricas –toma antigüedad  nada menos que del 14 de julio de 1817– y buen mercado, que le permitirá codearse aún más con los grandes.

Pero una vez que se pasó por la notaría y se firmaron los papeles, se abre ahora la incógnita de la gestión de cuánto hay en la dehesa Moheda de Zalduendo. Como desde el otro  lado del Atlántico no se puede dirigir una ganadería, se supone que elegirá  un equipo que la gestione. Un aspecto que no carece de importancia, que de unas manos a otras puede haber demasiadas diferencias.

Hasta ahora, en el caso de nuestro país su cara más visible viene siendo Antonio Barrera, que ejerce de apoderado de Morante. Habrá que ver quien le acompaña ahora en la gestión ganadera. Si nos fijamos en su trayectoria anterior, el magnate mexicano es hombre de equipos reducidospero compactos, a los que luego exige resultados.

Que Fernando Domecq, quizás cansado de tantas dificultades como hay que sortear en este mundo, quería vender su ganadería, ya lo había dicho el interesado a finales de la pasada temporada.  El problema radicaba, probablemente, a quién y por cuánto, que no es cosa de malvender un hierro con tanta historia.

Al final ha sido Bailleres el que consiguió un acuerdo. La segunda fortuna de México y el hombre con capacidad de control de gran parte de la actividad taurina de su país, es propietario en su tierra de dos ganaderías también con raigambre:  San Miguel de Mimiahuapam (adquirida en 1972) y de Begoña (adquirida en 1969). Comprar ahora la de Zalduendo para afianzarse en el taurinismo español, no es pequeña palanca de arranque, cuando se trata de una versión “jandilla” que cotiza entre las figuras y las ferias importantes.

Como se sabe, la ganadería de Zalduendo se remonta a finales del siglo XVIII fue formada por Joaquín Zalduendo, con reses de casta Navarra, pasando posteriormente en sucesivas herencias a hijos, nieto y biznieto, hasta que en 1939 al extinguirse la familia Zalduendo, fue vendida la ganadería a  Martín Amigot Sesma, conservando el hierro primitivo y la antigüedad. En 1946 fue adquirida la ganadería por la Sociedad Anónima Villaralto. En 1987 es adquirida por Fernando Domecq, que elimina todas las reses adquiridas y la forma con su parte en la ganadería de Jandilla. 

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