Madrid. Decimo séptima del abono de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”, en tarde muy agradable.
Toros de Adolfo Martín, de excelente presentación, aunque desiguales y con el clásico “tres y tres”; los impares, cinqueños. Con clase y excelentes condiciones especialmente el 5º, pero también con buena nota el 4º y el 6º. De poco juego y con complicaciones los tres primeros.
Manuel Escribano (de grana y oro), silencio tras aviso y herido; se le tributó una gran ovación cuando ya estaba en la Enfermería . Román (de frambuesa y oro), saludos, palmas tras el que mató por Escribano y una oreja tras aviso. Roca Rey (de tabaco y oro), silencio y ovación tras fuerte petición.
Incidencias: Desde la meseta de toriles presenció el festejo el S.M. el Rey don Juan Carlos, acompañado de su hija, la Infanta Elena. Los tres espadas le bridaron sus primeros toros.
Tras la lidia de los toros 2º y 4º tuvieron que se asistidos en la Enfermería por el equipo que dirige el Dr. García Padrós los espadas Román y Manuel Escribano.
Parte facultativo de Manuel Escribano.- “Herida por asta de toro en cara interna 1/3 medio muslo izquierdo con una trayectoria hacia externo craneal y posterior de 25 cm que produce destrozos en musculatura aductora, vasto interno, contusiona vena femoral, lesiona colaterales, rodea cara posterior de fémur y alcanza cara posterior 1/3 superior del muslo. Es intervenido en la Enfermería de la Plaza de Toros. Se traslada a Clínica Fraternidad Muprespa Habana. Pronóstico: Grave”.
Parte facultativo de Román: "Herida por asta de toro en región glútea izquierda de 5 cm, hacia línea media que lesiona fascia superficial y glúteo mayor. Pronóstico leve, que no le impide continuar la lidia. Es intervenido bajo anestesia local”.
En la tarde en la que Manuel Escribano se llevó un recuerdo de pronóstico grave los de Adolfo Martín, Roca Rey ha venido a explicar a la cátedra, por si alguien tenía alguna duda, que es capaz de hacerle su toreo a los albaserradas, como se lo hace a cualquier juanpedro de los habituales Por si quedaba alguna duda, tras el morbo levantado por su inclusión tipo bingo en este cartel, el torero de Lima no se dejó nada en el tintero con ese buen toro que cerró la tarde. Pero esta 17ª del abono hemos visto también una de las mejores versiones de los últimos tiempos de Escribano, precisamente en el toro de la cornada, y una actuación muy solvente y firme de Román, que sigue creciendo.
En el trio de ganaderías procedentes de Albaserrada, que tomaron parte en el homenaje al centenario, la que se ha impuesto con toda claridad, la que ofreció mayores satisfacciones a la afición, ha sido la de Adolfo Martín. Con tres toros que ofrecían el triunfo a los espadas de turno, pero también que aportaban emoción durante toda la tarde. Todos tuvieron movilidad, aunque pelearan desigualmente ante el caballo. Pero los que dieron mejor nota, iban con el morro por los suelos, siguiendo con fijeza los engaños. Lo que ocurre es que a los toros encastados –y estos seis lo fueron unos en bueno y otros en malo–, todo se le tiene que hacer bien, porque al menor descuido te echan mano. Es lo que ocurrió con Escribano y Román.
Con un sector del 7 que parecía haber ido para bajarle los humos a Roca Rey –un propósito con raices históricas–, el torero acabó imponiendo su ley. A base llevar al 6º de los albaserradas muy metido en los engaños, toreando muy por abajo y con una muñeca firme, el limeño dejó series, especialmente sobre la mano derecha, de mucha categoría. Pinchó antes dejar arriba toda la espada y, aunque hubo petición suficiente, el presidente de turno –del que luego habrá que hablar– no se atrevió a sacar el pañuelo blanco.
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Un lance muy torero de Manuel Escribano. (Plaza 1) |
Lo mejor de Escribano, aquel torero que sorprendió un día toreando con preciosidad al natural a un toro de Miura, se vio con el 4º. Las sucesivas series sobre ambas manos estaban bien trazadas y tenían el sello de lo auténtico. Al intentar un pase de pecho, sin enmendar los terrenos, el adolfo le dio una cornada que desde el principio se vio que era fuerte, aunque no tanto como aquella de Alicante. En esta tarde, en fin, se comprobó que Román no es sólo ese muchacho sonriente y amable; hoy ha toreado de forma notable, pero sobre todo ha demostrado que tiene la cabeza bien amueblada para su oficio.
Otrosí
Una protesta que ya forma parte del paisaje
Como en las anteriores tardes que, a raíz del día de San Isidro, preside don Gonzalo Villa Parro, al aparecer en el palco se levantaron protestas y pancartas pidiendo su dimisión. El sector más purista no está por perdonarle aquella segunda oreja que le permitió a Perera salir por la Puerta Grande. La verdad es que no es para tanto; pero como el pueblo, mucho o poco, es soberano, estamos ante una protesta que ya forma parte del paisaje de Las Ventas. Al menos durante este San Isidro.
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