Madrid. Décimo quinta del abono de San Isidro. Tres cuartos de plaza: según la empresa, 18.024 espectadores (76,2% del aforo), en una tarde primaveral, pero azotada una vez más por el viento, que tanto molestó en la lidia: una pelea continua y peligrosa contra los engaños, que volaban como si fueran de papel de fumar
Toros de José Escolar, desiguales de presentación, algunos muy justos de remate, pero en el tipo de la casa; espectacular de estampa, el 5º, que era cinqueño. Todos se dejaron pegar en el caballo –a varios se les pegó con exceso– pero sin emplearse; alegre y codiciosa la pelea del citado 5º. Un conjunto exigente en la lidia con varios ejemplares muy rebañadores en todas sus acometidas; de mejor tono y clase los lidiados como 3º, 4º y 6º, que si no hubiera sido por su blandura de remos podría haber sido el mejor.
Fernando Robleño (de verde botella y oro), silencio tras un aviso y vuelta al ruedo tras un aviso. Gómez del Pilar (de blanco y plata), ovación tras aviso y ovación tras un aviso. Ángel Sánchez (de malva y oro), ovación y silencio.
Incidencias: Se aplaudió con fuerza en el 3º a Iván García en la lidia y en banderillas a Raúl Ruíz y Fernando Sánchez, que además puso un par magnífico al 6º.
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Un buen pase de Pecho de Ángel Sánchez. (Plaza 1) |
Si el propósito de la Plaza 1 era homenajear a lo largo de tres tardes al encaste albaserrada en su centenario en la plaza de Madrid, la primera función se vio muy afectada por el viento, que nos martirizó durante las dos horas y media que duró el festejo. Antes que en los toros, había que poner mil precauciones para no que quedarse al descubierto en su cara. Y eso necesariamente lo deslució todo.
Salvo porque tendría que haber venido a Madrid con una corrida de mucho más cuidada presentación, que aquello era la escalera de la Torre de Madrid, puede decirse que José Escolar mantuvo la honra del encaste que comparte. Con dificultades y riesgos, que nunca se ha dicho que sea un encaste fácil de entender y de lidiar. Pero tienen su lidia, que no siempre es sinónimo de toreo sobre las piernas. Al mismo Robleño se le vio hace unos años una tarde cumbre en Las Ventas con los de Escolar. Por el valor y por la calidad de su toreo.
En este martes, sin ir más lejos, el mismo Fernando Robleño se ha estirado con el 4º en muletazos de excelente trazo y, además, sentidos, dentro de una faena meritoria y de muy buen tono. También Ángel Sánchez, con lo nuevo que es, cuando le bajaba la mano al 3º, consiguió naturales de primera división. Y el muy batallador Gómez del Pilar, portagayolas al margen, también tuvo sus cosas, especialmente con el 5º.
Pero entre que los toros tenían digamos que su particular idiosincrasia y Eolo que no se tomaba ni un minuto de descanso, la tarde no dio de sí todo lo que pudo ser y no fue. Todo el respeto para la terna, que ha dado la cara y además ha salido por sus propios pies de la plaza.
Este miércoles le toca a Victorino Martín y jueves, la revolución: ¿Le hará Roca Rey su toreo a los de Adolfo Martín? La mayoría apuesta por el SI. Pero a veces las mayorías son “emíiferas”, como decía un buen amigo. O sea, que a esperar.
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