En la madrugada de este miércoles, 27 de julio, ha fallecido el popular fotógrafo taurino Francisco Cano Lorenza “Canito”, a los 103 años de edad. Por su estado delicado de salud, Cano se encontraba desde hace quince días en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de la localidad valenciana de Llíria.
La capilla ardiente se instalará este miércoles a partir de mediodía en la plaza de toros de Valencia; para mañana jueves se anuncia la misa funeral por su eterno descanso en la iglesia parroquial de San Vicente Martir. Posteriormente, sus restos motales serán incinerados en el cementerio de la capital valenciana.
Francisco Cano “Canito”, uno de los personajes más queridos en el mundo del toro, había nacido en Alicante el 18 de diciembre de 1912. Es hijo de Vicente Cano, que actuó de novillero para luego montar un pequeño negocio de alquiler de sillas y toldos.
En su juventud probó fortuna como boxeador, dentro del peso mosca, para luego intentar otros caminos, especialmente el de los ruedos. Siendo un niño había toreado por primera vez, en este caso a una res que se había escapado del matadero. Años después saltó al ruedo de Alicante, como espontáneo, en una novillada y va a parar al calabozo. Decidido a ser torero, debutó como sobresaliente junto a las novilleras hermanas Palmeño. En el curso de una novillada en Orihuela, sufre su primera cornada..
Durante la Guerra Civil Española las circunstancias le llevaron a acercarse al mundo de la fotografía: vivía en Madrid escondido en la casa de Gonzalo Guerra Banderas, que es quien le introduce en este arte. Pero esta afición la siguió compatibilizando con sus intentos por ser torero. Precisamente por los conocimientos que adquirió en esta etapa luego supo trasladar a la fotografía toda la fuerza plástica del toreo.
Cuando decidió dejar los ruedos., en muy poco tiempo adquiere renombre como fotógrafo taurino. Se cuenta que entre los primeros reportajes que le encargaron estaban los dedicados a Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, y Luis Miguel Dominguín.
Pero ya entonces, una tarde en Alicante, fotografió por primera a Manolete en el momento de una cornada. Venía a ser como una premonición de aquella otra tarde de Linares, un día de San Agustín de 1947, cuando con su cámara captó las únicas imágenes de las que se dispone de la cornada mortal de Manuel Rodríguez en los pitones de “Islero”.
Como le gustaba mantener su libertad, Canito siempre prefirió ir colaborando con distinto s medios a figura en la nómina fija de uno de ellos. Y así, sus fotos se podían admirar ya fuera las páginas de ABC, como en Marca o El Ruedo, y más tares den el semanario Aplausos.
Y como freelance, mantuvo una estrecha relación con la familia Dominguín, especialmente con Luis Miguel; precisamente acompañándole a Linares tuvo ocasión de inmortalizar la trágica muerte de “Manolete”. Las imágenes que tomó Cano aquella tarde y la madrugada siguiente dieron la vuelta al mundo.
A partir de entonces y de forma ininterrumpida Francisco Cano iba de feria en feria, para seguir captando instantáneas del arte taurino que tanto le fascinó desde joven. De hecho, fue reconociendo siempre como uno de los más importantes artistas de la fotografía en el ámbito taurino, en parangón con nombres míticos como los de Aguayo, Santos Yubero, Finezas, Arjona, Arenas, Zarco, Cuevas, Botán…
Cuando se trasladó a la capital vizcaina para seguir las Corridas Generales del año 2012, una caída desafortunada a la salida del Hotel donde se alojaba le provocó serias lesiones, de la que ya a duras penas consiguió recuperarse del todo.
En la edición de 2014 se le concedió el Premio Nacional de Tauromaquia. En el acta el Jurado hacía constar que su trabajo constituía una auténtica "antología gráfica de todos los hitos y manifestaciones" de la Fiesta, que encierra el enorme valor de ser "una fuente documental e histórica indispensable para cuantos quieran estudiar los valores culturales y humanos que integran el patrimonio del arte del toreo".
Descanse en paz.
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